ES POSIBLE

Friburgo, la ciudad más ecológica y sostenible del mundo

Fue arrasada por bombardeos en la Segunda Guerra Mundial pero decidió levantarse de entre las cenizas para convertirse en una ciudad ecoamigable y totalmente sostenible.

Está enclavada en la mítica Selva Negra, al suroeste de Alemania, y fue destruida por bombardeos durante la Segunda Guerra Mundial. Se trata de la ciudad de Friburgo de Brisgovia (Freiburg im Breisgau, en alemán), la capital alemana de la ecología.

Está próxima a las fronteras con Suiza y Francia y, por su localización geográfica, es la ciudad con más horas de sol en todo Alemania. Esto, sumado a las constantes políticas ambientales de los gobiernos federal y regional, ha hecho que tenga el mayor número de instalaciones medioambientales de la Unión Europea. Viviendas, edificios públicos, locales comerciales y cuanta construcción haya tiene al menos un panel solar.

Es tanta su fama que el Instituto para la Ecología tiene su sede ahí, al igual que el secretariado europeo para el Consejo Internacional para Iniciativas Medioambientales y el Instituto Fraunhofer, que investiga la energía del sol junto con la Sociedad Internacional de Energía Solar, también asentada en esta urbe de 220.000 habitantes.

Al caminar por el casco central de la antiquísima ciudad se nota que los residentes tienen una gran conciencia ecológica: no hay automóviles ni motocicletas circulando por las pequeñas y estrechas calles que fueran reconstruidas después de la Segunda Guerra Mundial, respetando la fisionomía original medieval que databa desde su fundación, en el año 1120. Solo pueden entrar vehículos de carga y descarga para los locales comerciales u hoteles, y autos de transporte que traen o llevan visitantes al aeropuerto más cercano.

El placer de respirar aire puro

Para encontrar un coche hay que alejarse del gran centro de la ciudad; recién en la periferia hay carreteras aptas para la circulación vial. Tranvías, bicicletas y peatones son los dueños y señores de Friburgo, con redes de bicisendas para andar tranquilo de un lado a otro en bici, veredas amplias para transitar a pie, y un completo sistema de transporte público que funciona todo el día. Los lugareños aprecian el silencio de su ciudad, pues al no haber tránsito vehicular, la contaminación sónica es mínima.

El aire es uno de los más puros del mundo, ya que de las 15.306 de superficie que tiene el municipio, 6.533 son parte de la densa y virgen Selva Negra. Friburgo tiene uno de los niveles más bajos del CO2 en el aire del mundo: según datos oficiales, han logrado reducirlo en un 20% desde la década de 1990 y aspiran a disminuirlo un ambicioso 50% en 2030.

La estrella de la ciudad es la Green City Tower, que está en plena construcción. Esta torre de 48 metros de altura es única en el mundo pues es el primer edificio «pasivo» de oficinas y viviendas del mundo. «Su particularidad es que con los paneles solares de la fachada y del techo producirá un excedente de 1 MW (megavatio) de energía, que se almacenará en una enorme batería de litio para suministrar electricidad al resto del barrio cuando haya una mayor demanda de corriente», explicó a la BBC Mundo Wolfgang Frey. «Es decir que la Green City Tower funcionará como un nodo energético en el distrito. No es un edificio tonto como muchos otros, sino uno muy inteligente. Es el futuro de la construcción sostenible», agregó.

Como buenos alemanes, el equipo de fútbol local, el SC Freiburg, que milita en la Bundesliga, también se ha sumado hace años a la movida ecologista. Todo su estadio es alimentado por energía solar, y fue el primero en el mundo en hacerse ecoamigable de esta forma.

Sin duda alguna, Freiburgo es una ciudad modelo que debería servir de ejemplo para muchas otras urbes del mundo.

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