El amaranto, la planta que «hace justicia» y acaba con los cultivos transgénicos
Esta planta es más bien un yuyo o una maleza que crece sin control, resiste a la presencia de agroquímicos y agentes transgénicos, y amenaza al modelo de negocio de empresas como Monsanto o Syngenta.
Para los incas, el amaranto es una planta sagrada y le llaman «kiwicha». A nivel industrial es considerado una maleza, y en Estados Unidos los agricultores que usan cultivos transgénicos ya han tenido que abandonar unas 5.000 hectáreas de soja modificada genéticamente y estaría amenazando otras 50.000 en el mediano plazo.
La alerta contra el amaranto se ha extendido por California del Norte y del Sur, Arkansas, Tennessee y Missouri.
Los campos donde ha estado creciendo el amaranto de forma salvaje están sembrados con semillas «RounUp Ready», que contienen un gen que las vuelve capaces de resistir al poderoso herbicida de Monsanto. Ya en 2004 se había comprobado que algunas cepas de amaranto resistían al RoundUp, cuyo ingrediente activo principal es el peligroso y cancerígeno fligosato.
Actualmente, en Sudamérica se aplican más de 15 litros de glifosato por hectárea al año.
La hibridación es posible
Según un grupo de científicos británicos, se han encontrado indicios de transferencia genética entre las plantas genéticamente modificadas y algunas hierbas orgánicas y salvajes, como el amaranto. Esto contradice la afirmación de las transnacionales de los transgénicos y defensores de los organismos modificados genéticamente (OMG) de que la hibridación es imposible.
Ante este escenario, los agricultores han tenido que optar por la única opción que les queda: arrancar de forma manual el amaranto y las malezas que sobrevivan al RoundUp, pero esta labor se vuelve casi imposible en el caso del amaranto, pues sus raíces son profundas y fuertes y las largas extensiones de terreno elevan los costos de una limpieza manual.
El amaranto es pues el nuevo enemigo de las gigantes de los OMG, a pesar de que podría ayudar a calmar el hambre en el mundo. Es también fuente importante de proteínas, aminoácidos y minerales, considerándose un «super alimento» y un suplemento importante para las dietas vegetarianas y veganas.
El mega proyecto «Amaranth Future Food», subvencionado por la Unión Europea, busca incrementar el uso y la productividad del amaranto con el fin de contribuir a la seguridad alimentaria. La planta es capaz de resistir sequías, calor extremo y plagas y, lo mejor de todo, sobrevive ante el mortal glifosato de Monsanto.
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