¿Qué tan “verde” es tu patio? Dile sí a la jardinería sustentable
Un jardín extiende el espacio habitable de nuestro hogar, ya sea añadiendo un extenso patio al fondo o una minúscula terraza en un edificio.
Un patio “verde” no significa varios metros cuadrados de césped, sino que implica un compromiso de cambiar paulatinamente a prácticas más saludables para tu familia y el ambiente que te rodea.
Al momento de trabajar en tu patio, elige aquellas opciones cuyo mantenimiento sea más eficiente en cuestión de tiempo y recursos, y generen el menor impacto negativo posible en la vida que crece en tu terreno.
Cambia las superficies pavimentadas por senderos
Uno de los aspectos más importantes para la jardinería sustentable, es favorecer la absorción natural de agua de lluvia al suelo. Esto evita que el agua se acumule en grandes charcos cuando llueve, disminuyendo la pérdida de suelo fértil a causa de la erosión.
Limita al menor espacio posible las superficies impermeables, como asfalto o concreto. En su lugar, crea caminos o senderos artesanales con troncos, rocas, ladrillos o baldosas de cemento separadas por 1-2 centímetros entre sí, permitiendo que el suelo absorba el agua de lluvia y crezca vegetación.
Clasifica los residuos y realiza compostaje
Establecer un sistema de clasificación de residuos y transformar materia orgánica en compost reduce enormemente el volumen de basura que descartamos, y además recicla nutrientes valiosos que se perderían al estar en un relleno sanitario.
El abono orgánico es un recurso invaluable para mantener en óptimas condiciones nuestro jardín o huerta y es un proceso bastante fácil de poner en marcha. De acuerdo a tu disponibilidad de espacio y tiempo, tendrás varios métodos entre los cuales elegir: de superficie, de montones, en cajoneras o con lombrices.
Para compostaje en interiores, lo ideal es generar abono a partir de lombrices especiales en contenedores plásticos.
Pone en marcha un sistema de recolección de agua de lluvia
Invertir en un sistema de recolección de agua de lluvia es opcional, pero ten en cuenta que un sistema precario puede hacer una gran diferencia.
Recolectar el agua que el cielo nos da puede ser tan simple como colocar un balde afuera durante una tormenta para luego regar las plantas interiores, o algo tan complejo como un sistema que permita regar todo el patio o lavar el auto.
Cultiva alimentos además de flores
Crear un espacio, por más pequeño que sea, para cultivar tus propios vegetales, hierbas y frutas es un pilar de la agricultura urbana.
Cosechar en casa no solo genera satisfacción personal, sino que ayuda a la economía familiar y, a gran escala, reduce el impacto ambiental que tienen las verduras que viajan largas distancias para llegar a tu mesa.
Para cuidar tu huerta, utiliza abono orgánico y crea un borde de mulch con pinochas o viruta de madera que evite el crecimiento de malezas de forma natural, mantenga la humedad del suelo y devuelva nutrientes al suelo.
Para casas con poco espacio exterior o apartamentos, una opción ideal es un jardín vertical creado con bidones plásticos.
Agrupa árboles y plantas de acuerdo a sus necesidades
Organiza tus plantas, huerta o árboles de acuerdo a sus necesidades lumínicas y de agua, y de acuerdo a las necesidades de tu casa.
Colocar los árboles en el lugar correcto ayudará a su desarrollo a largo plazo, generando un poderoso absorbente de contaminación aérea que además resguardará tu casa del sol intenso.
Coloca en la falda de árboles perennes frondosos aquellas plantas que requieran protección del sol directo o necesiten un tutor para crecer. Asimismo, aprovecha aquellas plantas aromáticas que ayudan en la huerta a ahuyentar los insectos no deseados.
Apuesta por las especies nativas de césped
Reducir la superficie de césped minimiza el impacto energético y de agua que requiere su cuidado, ayudando a tu billetera y el ambiente. Biodiversidad en la cubierta verde de tu jardín es algo deseado, ya que lo hace más resistente a pestes y los efectos negativos de una inundación o sequía.
Apostar por especies de cubierta nativas disminuye el mantenimiento necesario ya que están preparadas para afrontar el clima del lugar donde vives y además mantienen las malezas a raya.
Combinar césped con especies nativas y groundcovers (especies más bajas que un arbusto: musgo, hiedras, enredaderas o menta) aporta un detalle visual bonito y contribuye a una cubierta más saludable.
Valora el atractivo natural de tu terreno
Antes de formar parte de la urbanización el espacio donde vives albergaba especies animales y vegetales valiosas para la zona.
Aprecia los detalles que hacen único a tu terreno: una cañada de agua cristalina, un humedal que atrae aves o un parche de monte nativo, son ambientes que se encuentran en firme retroceso en todo el mundo y deberían ser protegidos.
Incluye estos parches en la jardinería para un mini-parque hermoso que funcione como una reserva de biodiversidad.
Evita pesticidas y fertilizantes artificiales
Intenta mantener tu jardín, patio o huerta siempre verde usando métodos de control de plagas y fertilización naturales.
Ahuyenta avispas con trampas de azúcar, cáscara de huevo trozadas para mantener lejos las babosas o un colchón de pinocha que conserve la humedad del suelo y aleje las hormigas.
Cada vez hay más alternativas en el mercado para cuidar el jardín sin añadir sustancias dañinas para la salud de tu familia y del planeta.
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