Los swingers del rock nacional: El Resto de Nosotros en Montevideo Music Box
Encabezado por Alejandro Spuntone (La Trampa) y Víctor Nattero (Traidores), El Resto de Nosotros va a realizar su primer concierto del año a las 21.00 horas del próximo sábado 28 de mayo en el Montevideo Music Box, ubicado en Larrañaga 3195 esquina Joanicó. LARED21 charló con ellos.
Una gran escalera precede la puerta a Pacharán, donde Alejandro Spuntone y Víctor Nattero están esperando a ser entrevistados junto a una ventana. Ambos se escaparon del trabajo, pero no están apurados, están cómodos uno al lado del otro.
Alejandro habla más, Víctor hace comentarios y se ríe. Coinciden en que el mundo del rock es complejo en Uruguay, pero ambos disfrutan de lo que hacen y tratan de superarse constantemente. No en vano tocan hace más de 30 años por separado y casi tres años juntos.
Para empezar, ¿Cómo surgió El Resto de Nosotros?
Alejandro Spuntone: Surgió en un toque de Traidores, allá en el Espacio Guambia. Ellos estaban haciendo un acústico y me invitaron a cantar una canción. Charlando con Víctor, él me planteó que le gustaría unirnos. La Trampa no tocaba más y él estaba con ganas de encarar un proyecto nuevo, nos conocíamos hacía muchos años y nunca habíamos hecho nada juntos. Nos pareció copada la idea de sumar el estilo de él de tocar la viola y el mío de cantar, tratar de buscar un camino en el medio. Ahí se sumó Marcelo Olivera (también de Traidores) en la batería y más adelante hablamos con Gastón Otero, que era el bajista de Assimo y de Tráfico. Eso fue en el año 2011 o 2012.
¿Traidores te invitó a subir al escenario en el mismo toque?
AS: Sí.
Víctor Nattero: Ahí surgió la idea… Mientras estábamos haciendo un tema se me encendió la lamparita, hablé con Marcelo, el baterista, y le dije «¿qué te parece si armamos algo?». A Marce le encantó, hablamos con Ale, estábamos todos de acuerdo. Era la idea de hacer algo paralelo, diferente.
AS: Traidores estaba tocando, La Trampa ya había dejado de tocar. La idea fue crear un espacio nuevo. De hecho Víctor sigue teniendo un proyecto con Traidores y algunas otras cosas. Pero el espacio nuestro es este, donde nos gusta hacer música juntos, independientemente de las otras cosas que tengamos para hacer.
Con un estilo distinto a Traidores o a La Trampa.
AS: Claro, pero cuando empezamos a hablar tampoco nos propusimos inventar un estilo nuevo.
VN: Creo que hemos logrado una identidad con la banda, pese a que nunca vas a poder separar el estilo que tiene Ale de lo que es Alejandro de La Trampa, o mi guitarra de Traidores. Incluso las composiciones, al tener estilos tan marcados, van a sonar a uno o a otro. Eso tampoco nos calienta, no nos estresa para nada. Es lo que es, hemos logrado una identidad, y se hizo muy fácil llegar a eso.
¿Y por qué el nombre, «El Resto de Nosotros»?
AS: Un día Víctor, entre otras cosas que nos estaba mostrando, tenía una letra que en una parte decía «el resto de nosotros». Todavía no teníamos nombre, así que la tiré: «Che, ¿No les gusta como nombre de la banda?». Justo cerraba un poco lo de «resto» con lo de dos bandas que se juntan en un lugar y arman una especie de puzzle nuevo. Pero no tenía mucha más intención que eso. Y la frase está buena, porque tiene presencia. No pasa desapercibida. A veces es muy complejo ponerte a pensar el nombre de una banda, pero esto surgió así. Creo que todos nos miramos y dijimos «sí, está divino».
VN: Y quedó ese (risas).
Antes dijeron que el bajista era Gastón Otero, pero el 28 de mayo van a tocar con Rafael Trabal.
VN: Sí, ahora vamos con el Rafita Trabal, un gran amigo. Ale tocó con él en sus inicios, ¿no?
AS: Exacto. En su momento Gastón tomó la decisión de dejar la banda porque tenía otros intereses musicales. Fue un pilar fundamental cuando arrancamos, laburamos mucho en su estudio, es un loco muy creativo. Y está todo bien, es un amigazo nuestro.
Esto fue hace poco.
AS: Sí, el último toque fue el año pasado y ya lo habíamos hablado, estaba todo bien. De hecho tocó, nos fue a ver, no hay ningún problema.
VN: Se fue por temas personales.
AS: Le interesaba empezar a trabajar en otra clase de música. Él compone para películas, toca el contrabajo. Quería dejar el rock de costado y dedicarse a otras cosas. Fue algo que entendimos.
El último toque lo hicimos en BJ, un electroacústico. Después sin bajo, a dos guitarras, con una batería más chiquita y voz. Este año recién encaramos todo el proceso de empezar a plantearnos la banda nuevamente. Ahora terminamos de grabar un par de adelantos del próximo disco.
¿Los van a tocar en el show del 28?
AS: Los vamos a tocar ahí, en este primer toque. No sé si va a ser el único, pero creo que va a ser de los pocos toques del año en Montevideo, porque nuestra idea es empezar a grabar. Así que queremos que sea una ocasión especial. Junto con nuestros amigos de Pólvora en Chimangos, está el Pato Dana, que es bajista de Traidores. Somos como una especie de cosa entreverada. ¡Swingers! Somos como swingers.
VN: Pero swingers paralelos (risas).
¿Y para cuándo es el proyecto del disco nuevo?
VN: El disco ya es un asunto más complicado, por problemas de fechas. Primero tenemos que terminar de componer el material, ensayarlo, grabarlo y mandarlo a fabricar. Calculamos que va a ser más a fin de año.
AS: Yo tengo un viaje en el medio, Víctor está con Traidores por los 30 años, yo estoy con Guzmán… Tenemos que ver bien dónde metemos los tiempos. Pero, si todo cierra bien, la idea sería que en octubre estuviera saliendo el disco.
¿Ya grabaron los adelantos?
AS: Vamos a largar uno en estos días, una canción que se llama «Respuestas». Después grabamos otro tema más, que lo pensamos lanzar un poquito más adelante.
Con Víctor hablábamos de que estos temas son un acercamiento a lo que va a ser el disco. Puede cambiar la grabación, pero queríamos brindar algo nuevo, mostrar que la banda está trabajando, que tenemos las mismas ganas.
VN: Ahí va, que se sepa que estamos, que juntarnos no fue un proyecto para un solo disco. Hay ganas de seguir, se está componiendo.
AS: Cuesta mucho imponer una banda nueva en Uruguay, a pesar de que nosotros somos tipos veteranos dentro del rock. Yo voy mucho al Interior y veo que hay mucha gente que no sabe que existimos como banda. Cuando le digo que tocamos con Víctor se quieren matar, me dicen «¿Cómo nunca escuché nada?». No se enteran.
Me pasó con una muchacha de Colonia, una FM que cuando me preguntó qué iba a hacer paralelamente le dije: «yo tengo una banda con la que sacamos un disco en 2014, se llama El Resto de Nosotros, con Nattero…». «¿¡Cómo!?», me dice.
VN: La bendita difusión.
AS: A veces pasa que la difusión se complica, si bien en Montevideo hemos vendido bárbaro con el primer disco, está cerca del disco de oro, hemos tocado en la Trastienda de Buenos Aires, en la Trastienda de acá, hemos hecho montones de cosas. Pero sigue habiendo gente que no sabe que tenemos este proyecto en común.
¿Ahora cómo se están preparando para el 28 de mayo?
VN: Estamos ensayando como podemos, entre los proyectos y grabaciones. Pero bien, re contentos. ¿Hace cuánto no tocamos?
AS: Nuestro último toque fue en noviembre del año pasado.
¿Y el primer toque cuando fue?
AS: El 17 de octubre de 2013. En BJ.
Dejando afuera lo que decían sobre la difusión, ¿cómo los recibió el público desde el 2013?
AS: Al principio con mucha atención, viendo qué le podíamos dar. La gente se ha sentido muy identificada con la banda, sobre todo por el tipo de letras. El primer disco es muy para adentro, habla de los miedos a quedarse solo. Es un disco que viene por un lado más personal que social, y creo que mucha gente también necesita ese tipo de canciones.
VN: Son temas que identifican a mucha gente, por los comentarios que hemos recibido. Ves que publican las frases. Y creo que tuvimos un buen recibimiento, para lo que se puede esperar.
¿Es el mismo público de Traidores y La Trampa?
VN: Hay de todo.
AS: Hay de las dos, compartimos público porque acá el público es uno solo.
VN: Hay muchos cultores de Trampa o de Traidores que no nos van a ver, obviamente, porque quieren ver a Ale en La Trampa o a mí en Traidores. Pero esto es otra cosa.
AS: A la gente a veces le cuesta entender que uno como músico tiene ganas de moverse y de generar otras cosas. Nosotros podríamos estar con La Trampa tocando los mismos temas desde hace 20 años, Traidores de hecho lo hace. Eso está buenísimo, pero también está bueno que uno evolucione. Si yo toco con Víctor no voy a cantar de la misma manera que cantaba en La Trampa, y él cuando compone pensando en mí no compone pensando en Juan, por el timbre de voz, por la manera de expresarse.
Creo que para los músicos está bueno poder hacer esa clase de trabajos, si no uno se transforma en una especie de picadora o de máquina donde todo se factura igual. Y entendemos cuando la gente dice «tenés que hacer temas más rockeros, que suenen más a La Trampa o a Traidores», pero no entiende que esto se trata de otra cosa.
VN: Son elecciones, ganás gente nueva, perdés algunos por el camino. Es la regla. Es inevitable. No podés conformar a todos.
AS: El tema está en hacer lo que nosotros tenemos ganas de hacer.
VN: Exacto. Si no mentiríamos.
AS: De hecho, en nuestro show estamos intentando tocar temas nuevos, no recurrir a canciones de nuestras bandas. Sin embargo, es inevitable caer en una canción de cada banda, porque está bueno recordar nuestro pasado y de dónde venimos. Y lo hacemos con orgullo. Me encanta tocar canciones de La Trampa con él (Víctor) y a él le encanta tocar canciones de Traidores conmigo. Pero siempre tenemos esa discusión interna de «si tuviéramos más material…».
VN: Y La Trampa es peor que Traidores, esa es la discusión. «¡Nosotros somos mejores!», «No, ¡Nosotros somos mejores!» (risas).
AS: Nosotros somos más viejos (risas).
VN: Respeten a sus mayores (risas).
AS: El tema es ese. En la medida que tengamos más material… En un momento nos nombraron como «un súper grupo formado por…». Como los Traveling Wilburys, que se formaron para hacer un disco una vez. Justamente, nuestra idea no era esa, era hacer más cosas. Y no porque el disco anterior haya sido un disco rotundo y nos hayamos comprado nuestras mansiones respectivas…
VN: ¡Shh!
AS: (risas).
¿Y cómo va la venta de entradas para el 28?
AS: Se están vendiendo bien. Es un lugar grande, entran 1000 personas. Si vendiéramos 1000 entradas seríamos Gardel.
VN: Todo puede suceder.
AS: Nuestra idea es tener una linda cantidad de público. Volvemos a lo mismo: mirá si será raro todo, que Traidores llena tres Bluzz en 24 horas, yo toco con Guzman y lleno dos Teatro Solís, pero para hacer este proyecto en común tenemos que remar como unos locos. Ahí creo que está la magia de por qué uno hace estas cosas… Porque uno se puede parar sobre el éxito y descansar.
VN: Estas cosas te enseñan a pelear otra vez.
AS: Tenés que pelear otra vez y eso está buenísimo. Por eso armamos una banda nueva.
VN: Se complica. A veces pienso que si nosotros, que somos gente que ya viene de cosas conocidas… Imaginate las bandas nuevas.
AS: Ese es uno de los dramas principales. Cuando empezamos el grupo ya sabíamos que teníamos una parte primordial que era la repercusión con tipos que te conocen. Ahora, más allá de que te conozcan, imponer lo artístico te lleva pila de tiempo y de trabajo. Como dice Víctor, imaginate una banda nueva, que quiere grabar un disco, que no lo conoce nadie… Por eso nosotros tampoco nos quejamos, porque si metemos 300 o 400 personas en Montevideo Music Box está bárbaro. Sería ideal que se explotara, pero bueno.
Nos gusta el fracaso también… Siempre me acuerdo de la frase de Garo: «Fracasamos con total éxito».
Es una queja recurrente entre músicos.
VN: Es la eterna batalla de Uruguay. No hay forma de vivir solo de la música.
AS: Por eso a veces jode tanto que se cuestione si un músico uruguayo hace plata o no hace plata. Porque cuando un tipo en Uruguay que le gusta la música o el arte llega a vivir de eso… Es para aplaudir.
VN: Obvio. Tenés que ir afuera para hacer la diferencia, y te tiene que ir muy bien.
¿Cómo fue la salida al exterior de ERDN?
AS: Fuimos a La Trastienda de Buenos Aires con Cuentos Borgeanos. Tuvimos muy buena repercusión con el público. La gente no tenía ni por qué ir, porque en realidad éramos muchísimo peores que acá, acá por lo menos nos van a ver porque somos nosotros dos, a ver qué están haciendo estos dos tipos. Allá no tenían ni idea de quiénes éramos.
VN: Ni nosotros nos conocíamos.
AS: Éramos unos locos que trajo Cuentos Borgeanos para abrir el show, y sin embargo vimos una repercusión en la gente. Muy respetuoso el público, divino. Se acercaron, miraron, y ya cuando terminamos empezaron a mover la cabecita, a aplaudir. Para nosotros fue una linda experiencia de ver cómo funciona nuestra música desde el punto de vista de algo totalmente desconocido. Nos fuimos re contentos esa noche.
¿El público argentino es muy distinto al de acá?
VN: Yo no quiero responder esa pregunta para que no se ofenda nadie, pero sí.
AS: Es un público más viceral. Cuando se pone con una banda, la sigue hasta la luna.
VN: Yo tuve la experiencia de ver a La Vela aquí en Uruguay cuando tocamos juntos en el Teatro de Verano (Traidores, Santullo y La Vela), y me invitaron al backstage de su vida en Buenos Aires… Vi dos shows diferentes. El de Buenos Aires fue de verdad, gracias al público. El de acá, sacando a la banda, fue frío.
AS: No en vano los grandes artistas internacionales graban los DVDs ahí.
VN: Están cantando del primero al último tema.
AS: Tiene eso, es un público más cirquero, más extrovertido. El uruguayo en sí, en lo social, es más introvertido. El argentino cuando protesta expota todo, acá no.
VN: El uruguayo es un público muy chico.
¿Solo en el rock?
VN: No, no. Yo hace un tiempo postié una cosa que me había dado cuenta de la cumbia. Es muy criticable, lo que vos quieras, te puede gustar o no. Pero ellos tienen su público fiel, van, agotan los shows. Eso es muy valorable. Ojalá a mí me pasara de levantarme y vivir de la música, como viven ellos.
Tal vez lo suyo sea más temporal.
VN: Puede ser más temporal, pero depende de ellos. El laburo está muy bien hecho, digamos lo que digamos. Tienen programas en la tele, tienen copada la radio… Ojo. No te digo que hagas su música, pero sí tomar su ejemplo. El público de rock, si bien hay gente muy fiel al rock n’ roll y a sus bandas, no es la mayoría.
AS: En Uruguay, si vos salís de la frontera de Montevideo, te das cuenta a la legua de que nosotros tenemos una imagen del Uruguay que es la de acá, de Montevideo. El Interior es un mundo completamente diferente.
VN: También las bandas tienen parte de la responsabilidad, de no entender que esto es una industria. O sea, tenés que ser profesional. Hay muchas cosas que las bandas no toman en cuenta. No es componer una cancioncita porque sí y dejarla: «Ah, a la gente no le gusta porque no saben de música». No, no. A veces no gusta porque no está bien manejado.
AS: «No entienden lo que hago», dicen.
VN: Hay muchas bandas que se quejan, y entiendo, está todo bien, la sufrís también. Nosotros somos músicos, tuvimos un pasado, no salimos de un día para el otro en un Teatro de Verano. También tuvimos que pelearla, y en épocas peores. Pero entiendo también a la gente, que si yo les muestro mi demo y no está bueno, no tengo por qué obligarla a que lo escuche. Hay que laburar, pensar.
AS: Relacionado con lo que dice él, yo a veces me pregunto cómo los artistas pretenden vender algo con unas condiciones paupérrimas y enojarse si no gusta. Porque en realidad lo que pretenden es vender, o que a la gente le guste, porque es un producto lo que largan.
VN: El enojo es más fácil. Es más fácil apuntar al otro que laburar.
¿A qué te referís con «condiciones»?
AS: Letras, armonía, arreglos, sonido…
VN: Algo pedorro, pensado así nomás, como diciendo «subestimo al público». El público no es tonto, tiene buen gusto, está muy acostumbrado a escuchar buenas, mediocres y malas cosas. En definitiva el que elige es el público.
Eso a mí me hace mejorar, para mí es mi error, algo hice que no está bien. Yo soy híper autocrítico. En el primer disco nos fue bien, en el próximo nos tiene que ir mejor.
AS: Tengo que escribir mejor, tengo que cantar mejor, tengo que tocar mejor, si es que pretendo entrar en un circuito. Si no hacé lo que te guste. Lo que me molesta a mí es la queja recurrente. No me molesta que uno haga lo que se le canta y si quiere sonar mal suene mal, pero no le pidas a la gente que te vaya a ver, no le pidas a la gente que te pague una entrada.
La canción nueva, «Respuestas», habla del tema de estar mirando las condiciones y quejándose. Hay que asumir dónde está uno. Víctor está tocando hace 30 años con Traidores, yo estuve 17 años en La Trampa, estoy cantando hace 25… Lo que hemos hecho es perdurar, y hemos tenido de todas.
VN: Y en las crestas de la ola de nuestra propia banda, ir a tocar a lugares vacíos.
AS: La gente se queja de que no tiene plata para todo, pero cuando decís que una entrada vale 350 pesos se enojan… Vas al estadio y te cobran 600 pesos para ver un partido pedorro.
VN: Para las bandas nuevas, que la están peleando, también debe ser jodido ver siempre las mismas carteleras. Es como que hay 15 artistas colocados, y del resto no se sabe ni mierda. Ahí empieza todo el problema de difusión. Es un tema tan grande y tan profundo que no es así nomás. Puede prestarse a confusión lo que estamos diciendo. Hay un poco de hachaje de árbol desde los medios, con el rock y con un montón de cosas.
AS: Es un tema complejo, pero nosotros preferimos seguir armando canciones.
VN: Es nuestro frente de batalla, yo no conozco otro.
AS: A mí me gusta tocar, me gusta cantar, me gusta subirme al escenario, me gusta compartir con amigos. Yo no me imagino mi vida diciendo «me voy pa’ mi casa porque no puedo tocar». ¿Qué hago? En mi casa me cuelgo de la puerta…
Por eso yo hablaba del tema de los años. Uno en cierta manera se considera exitoso porque ha podido trascender crestas de la ola, cosas que te cuestionan, tocar pa’ 20, tocar pa’ 150.000… Llenar Teatro de Verano o tener que hacer un BJ con 200. En otros mercados grandes, como en Argentina, un músico llega a cierto nivel y después de ahí difícilmente baje. Puede dejar de hacer estadios, pero va a hacer teatros más chicos. Acá podés tener un golpe tremendo con 50 personas cuando venís de llenar dos Teatros de Verano.
VN: A nosotros nos pasó en Traidores. El segundo disco se había agotado en menos de una semana o dos, ventas que acá no existían para una banda de rock… Pero fuimos a un lugar de 3.000 personas a tocar y había 200.
AS: Eso es lo que hace que no te comas la pastilla. El tema del éxito y los sucesos a veces hacen que las personas se transformen en seres bastante repugnantes. Acá te tienen siempre medio agarrado, el famoso chaqueteo, cosa que no puedas despegar mucho. Y eso te hace tratar de mantener las patas en la tierra, seguir haciendo música que esté buena.
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