Punta del Este tiene su propia novela, escrita por la argentina Karina Noriega

El lunes 11 presentaste tu primera novela, en el mismo lugar donde se desarrolla la historia, ¿por qué elegiste Punta del Este?

Lo elegí sobre todo porque fue aquí donde hice una de mis primeras coberturas para la revista Gente, en la cual debuté como periodista de espectáculos. Yo venía de otro palo, más del rock, y viví todo eso de un modo casi outsider. Incluso vine a una casa que compartía con otros periodistas que apenas conocía, porque al mes de entrar en la revista me mandaron para acá.

Lo elegí porque me parecía el lugar indicado para contar esta historia, en la que predomina la farsa, en la que lo que se ve no es lo real. Esa es una idea que tengo desde siempre, con respecto al periodismo en general: cómo construimos las cosas y cómo la gente las consume.

Punta es un lugar que se utiliza de un modo artificial, en especial por los argentinos… Es donde son menos “ellos”. Los famosos nunca se muestran tal cual son, pero es aquí donde parece que despliegan todo el plumaje y la Gran Farsa.

Fue también algo catártico, de construir y llevar el periodismo hasta el límite de una novela. Está originada en las ideas de Truman Capote, en el nuevo periodismo. Me dejé llevar por ahí, por la Generación X, ese tipo de historias. Por eso tiene como una cosa medio “noventa” el libro, me copó llevarlo por ese lado.

 

El protagonista de la novela, Javier Smith, está inmerso en ese mundo y va formando su imagen para destacar. ¿Te basaste en alguien específico al momento de crearlo?

Creo que Javier Smith es una suerte de “Frankenstein”, con partes de todos los relacionistas públicos. De todos y de ninguno a la vez. No le interesa a quién se tenga que llevar por delante para conseguir lo que quiere. Tampoco sabe si es lo que quiere, pero es como una fuerza que lo lleva hacia eso. Casi sin camino, sin rumbo. Javier Smith es todos los relacionistas públicos, en un punto.

 

Escribiste también cuentos cortos y guiones, ¿te parece que fue distinto el proceso de creación de la novela?

Sí, yo creo que sí. Todo lo que hace uno con la escritura es producto de lo que fue, de lo que es y de lo que escribió. Las primeras cosas que he mostrado fueron esas, los cuentos cortos, que salieron en la radio contados con mi voz. También hice dos largometrajes. La primera, Olimpia, es del 2012 y fue estrenada en el festival de Berlín.

La experiencia fue increíble y creo que este libro resultó de eso, porque tiene mucho de guión, tiene mucho de imagen. Los capítulos parecen escenas y los diálogos parecen de película. Las descripciones te invitan a ver a los personajes directamente. En general los escritores dan más aire, para que el lector se imagine a los personajes. Yo quería que los vieran, quería dar marca de registro para que se los imaginen: lo que tenían puesto, los detalles, las marcas de consumo. No dejé mucho librado al azar.

 

Te has relacionado tanto con la farándula argentina y uruguaya como con estrellas mundiales. ¿Es diferente el trato con unos y otros?

En algunos casos, lo que es sorprendente es la humildad que puede llegar a tener una estrella internacional. Por decir un ejemplo, con James Blunt, con quien una vez hice una entrevista telefónica, se nos cortó la comunicación y me llamó desesperadamente porque le gustaba la charla y quería continuarla. ¡Siguió llamando, como dos o tres veces al hilo! Yo ya me había ido, porque pensé que se había terminado ahí.

El respeto, la humildad… Patti Smith, con quien hicimos un móvil en vivo desde la radio, me regaló unos pins con referencias a una canción de ella. Te lo dan con un amor… Cuando hay amor en lo que hacen, ellos disfrutan más que nadie y entienden el trabajo del otro.

Acá, a veces, no sucede lo mismo. Hay celebrities que manejan una distancia enorme, cuando en realidad lo que hacen no es nada interesante. Sin embargo, aparecen en muchas páginas y tienen un despliegue increíble. Esto no los engloba a todos, pero es una diferencia.

¿Quién fue la persona que más disfrutaste entrevistando?

Una entrevista que disfruté mucho, porque todo lo que decía era muy divertido, fue con Noel Gallagher, de Oasis. La última nota que le hice, cuando pasó por Buenos Aires, la escribí para la Rolling Stone. Me dio una primicia que me impactó: me contó que estaba por romper Oasis. Una locura, yo no podía creer que me estaba dando ese título…

Esa recuerdo ahora que me encantó, pero hay muchas más. Cuando accedés a las vidas privadas es mucho más divertido. Lo de Noel Gallagher fue en un hotel, privado, en un silloncito… Eso es distinto. La entrevista con Miley Cyrus, por ejemplo, me pareció divertida porque me dio más tiempo del pautado, porque le gustaban las preguntas. Es más lindo cuando accedés de verdad, cuando te podés meter en sus mundos. Como con Charly García, que lo puedo ir a visitar a la casa, porque también soy amiga. Es lindo mezclar ambas cosas, para poder mostrar al personaje lo más real posible.