El Éxodo fue una rebelión popular
La Redota, que es la denominación que se le confiere al Éxodo, fue consecuencia de la firma del armisticio entre la Junta de Buenos Aires y el virrey del Río de la Plata, Francisco de Elío, el 20 de octubre de 1811, en el que se cedía la Banda Oriental a la corona española.
La expresión «Redota», que es una deformación de la palabra derrota, interpreta uno de los hechos centrales y primogénitos que fueron edificando el concepto de pertenencia del pueblo oriental.
Con Montevideo sitiada por los patriotas, Artigas, designado «jefe de los orientales», rechazó el acuerdo y comenzó una retirada hacia el Norte, seguido por una auténtica multitud de variadas clases sociales, incluyendo a ancianos, mujeres y niños.
Los delegados del gobierno dieron sus razones para firmar el pacto y garantizaron que los vecinos no sufrirían represalias, pero estos se manifestaron radicalmente contrarios y anunciaron que estaban dispuestos a continuar la lucha.
El 23 de octubre, a orillas del río San José, se congregó una asamblea espontánea de los orientales que se hallaban incorporados al sitio. En esa oportunidad, Artigas comunicó a los asistentes la ratificación del armisticio y su decisión de acatarlo y retirarse hacia el Norte.
En medio de un sentimiento de frustración, proclamaron entonces la voluntad de no abandonar las armas y reemprender la lucha cuando fuese posible.
La respuesta fue contundente: todos acompañaron al caudillo e iniciaron el éxodo, transformado, a la sazón, en una auténtica épica colectiva, que obviamente integra el calendario de las celebraciones del bicentenario.
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