Heroico y fallido. El levantamiento de batllistas y blancos radicales

A 75 años de Paso Morlán

Se presentó en Dolores el libro «Combate de Paso Morlán, urdimbre histórica de la épica gesta», investigación histórica del doloreño Roberto Sari Torres sobre el único hecho de armas protagonizado en el oeste de nuestro país.

El 4 de febrero, en el mismo Paso Morlán, la Intendencia Municipal de Colonia realizará un homenaje a esos revolucionarios descubriendo una placa que perpetúe su memoria. Fue un combate del cual participaron ciudadanos de Soriano, Colonia, San José y Montevideo, envalentonados en su rechazo a la dictadura.

Llegaron al Paso Morlán, sobre el arroyo Colla, cerca de Rosario, mal pertrechados, muchos de ellos mal comidos y sin dormir, ya que fueron sorteando la red de espías de la dictadura. O como el caso del reconocido escritor Francisco «Paco» Espínola, vistiendo traje negro, zapatos de charol y cuello palomita, para distraer a los soplones que creyeron que la noche anterior (domingo) esos muchachos andaban de juerga por la ciudad.

La investigación realizada por Sari Torres recopila documentos y anécdotas de ese acontecimiento, y por primera vez completa la lista de los 78 guerrilleros sorianenses que participaron del combate (en 2008 Centenario publicó una nómina preliminar de esta investigación). «La República debe al episodio y a sus victoriosos actores la recuperación de una profunda fuerza moral (…) alienta la austeridad incontaminada del culto al deber por el deber mismo, exaltado en la figura de esos tres jóvenes ciudadanos ­Magariños Solsona, Saavedra y Sosa­ que entregan la ofrenda de su vida al ideal superior de una patria mejor y más justa» («El Día» de Montevideo, enero de 1937).

 

Informe de la batalla

Antonio Paseyro, perteneciente al Movimiento Blanco Radical, quien encabezó el movimiento, describió en un informe: «A la hora una del día 28 dispuse el traslado del armamento en mi poder a la chacra del compañero Eleodoro Saavedra en el ejido de esta ciudad (…) distribuido el armamento y dispuestos cuatro automóviles y un camión para la marcha, ésta se inició antes de la hora tres (…) eran veintiocho soldados ciudadanos portando veinticinco fusiles de largo alcance y más de cuatro mil tiros».

«En Cañada Nieto ocupamos la comisaría local (…). En Paso Méndez recibimos chasque informándosenos de la nueva que el comandante Alonso estaba en Paso Morlán (…). Las fuerzas gubernistas atacantes se componían de una compañía del once de infantería al mando del capitán Díaz Armesto, reforzada por treinta hombres de la Policía de Rosario, varios voluntarios y dos cadetes de la Escuela Militar incorporados: en total ciento cuatro hombres perfectamente armados con tres ametralladoras, además. (…). A los veinte minutos de iniciada la pelea, cae herido de consideración nuestro jefe Ovidio Alonso. Retirado de la línea, siguió mandando la guerrilla el compañero Arturo González Viera, a quien también le es atravesado el brazo por un proyectil de metralla. (…)».

«Como a la hora y media del terrible fuego, la formación gubernista empieza a dislocarse iniciando cautelosa retirada (…) Pronto observamos que el repliegue de la línea enemiga es general concentrándose a unos mil doscientos metros, donde están apostados en camiones. Fue entonces que con González Viera y una docena de compañeros bien municionados resolvimos intensificar el fuego (…) A esta altura, los componentes de la columna gubernista se apresuraron a ocupar sus camiones saliendo los cuatro primeros en dirección a Rosario (…). El enemigo dejó sus muertos en el campo de la pelea y abandonados por desaparecidos como consta en el parte que elevó a la superioridad, cuatro soldados del once de infantería que quedaron cortados en los montes del Morlán».

«Del contingente a nuestras órdenes resultaron muertos los compañeros Raúl Magariños Solsona, delegado de ese Comité, y Alberto Saavedra. Heridos Eleodoro Saavedra y Juan José Sosa, a quien un proyectil rozó en la columna vertebral. De la gente de Alonso resultaron heridos éste y N. Sosa, falleciendo el último en el Hospital de Rosario donde fue conducido por mi orden. (…) De la gente de Mercedes fueron heridos Arturo González Viera y Doroteo Maneiro. A este último le fue amputado un brazo después. El enemigo tuvo las siguientes bajas: tres muertos, dieciocho heridos y cuatro desaparecidos. Dos de sus heridos hospitalizados, fallecieron después».

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