¿Por qué el 25 de agosto sigue siendo la fecha oficial de la independencia en Uruguay?
¿Es el 25 de agosto la verdadera fecha de la independencia uruguaya? Exploramos el debate histórico y las distintas visiones sobre esta efeméride.
Cada 25 de agosto, Uruguay celebra dos eventos que han marcado profundamente su identidad. Por un lado, está “la Noche de la Nostalgia”, una celebración que inicia la víspera de esta fecha y se extiende hasta la madrugada, donde las multitudes se reúnen para bailar al ritmo de música de décadas pasadas. Esta tradición ha tomado fuerza a lo largo de los años, transformando la noche en un evento cultural de gran relevancia en el país.
Sin embargo, el 25 de agosto tiene otro significado más profundo para Uruguay: la conmemoración del aniversario de la Declaratoria de la Independencia de 1825. Esta fecha es un feriado nacional que permite a los uruguayos reflexionar sobre su historia y el camino recorrido hacia la independencia.
Curiosamente, la independencia uruguaya se dio en un contexto histórico complejo que involucraba no solo la búsqueda de autonomía, sino también la unión con las Provincias Unidas del Río de la Plata, lo que luego se convertiría en Argentina.
El debate histórico sobre el verdadero día de la independencia uruguaya
El 25 de agosto de 1825, la entonces denominada Provincia Oriental decidió unirse a las Provincias Unidas, en lo que algunos consideran una paradoja histórica. “Se pide independencia, pero para vincularse nuevamente a una unidad política mayor.
Entonces no es el sentido de independencia del país como luego finalmente obtuvimos”, explica Ana Ribeiro, historiadora y subsecretaria de Educación y Cultura de Uruguay, en una entrevista publicada este fin de semana por BBC Mundo. Este es uno de los puntos de discusión entre los historiadores.
Ribeiro, junto con otros especialistas, sostiene que hay explicaciones para lo que podría percibirse como una contradicción. En 1825, la Provincia Oriental ya había comenzado a transitar un camino hacia la independencia.
José Gervasio Artigas, considerado el prócer de Uruguay, lideró la revolución oriental contra la monarquía española en la década anterior, en un contexto de crisis del Virreinato del Río de la Plata, tras la Revolución de Mayo de 1810 en Buenos Aires.
A pesar de sus esfuerzos, Artigas no concebía a Uruguay como un país independiente. Su proyecto de formar una confederación regional de provincias chocó con los dirigentes centralistas de Buenos Aires y, finalmente, fue derrotado tras la invasión luso-brasileña en 1816.
Sin embargo, en abril de 1825, varios caudillos se levantaron contra la ocupación, lo que llevó a la formación de un gobierno provisorio en la Provincia Oriental. Este gobierno convocó a una Sala de Representantes, la cual aprobó tres leyes fundamentales.
La primera de estas leyes declaró a la Provincia Oriental “libre e independiente del Rey de Portugal, del Emperador de Brasil, y de cualquiera otro del universo, y con amplio poder para darse las formas que, en uso y ejercicio de su soberanía, estime conveniente”. Esta ley establecía claramente el concepto de independencia.
La segunda ley, sin embargo, declaró “la unión con las demás Provincias Argentinas, a que siempre perteneció por los vínculos más sagrados que el mundo conoce”. Esta declaración, en apariencia contradictoria, refleja el contexto histórico de la época, donde la independencia y la unión con otras provincias no se veían como conceptos excluyentes.
La tercera ley estableció un pabellón provisorio de la Provincia Oriental con franjas azul, blanca y roja, diferente al que luego adoptaría Uruguay, hasta que se concretara la reincorporación a las Provincias Unidas.
Esta serie de leyes refleja la complejidad del proceso independentista uruguayo, en el cual se buscaba una autonomía que, sin embargo, reconocía los lazos históricos con otras regiones del Río de la Plata.
Debates históricos: ¿25 de agosto de 1825 o 4 de octubre de 1828?
Ana Frega, profesora de historia en la Universidad de la República en Montevideo, advierte que interpretar el 25 de agosto de 1825 como la formación de un estado separado con vocación de independencia podría ser una lectura forzada. A pesar de ello, esa fecha fue la que se eligió oficialmente para conmemorar la independencia uruguaya.
La cuestión de cuál fue el momento exacto en que Uruguay se consolidó como un estado independiente ha sido motivo de debate. En 1923, el Parlamento uruguayo discutió este tema, sin llegar a un acuerdo definitivo. Mientras que la Cámara de Diputados votó por declarar el 25 de agosto de 1825 como la fecha de la independencia, el Senado optó por el 18 de julio de 1830, día en que se juró la primera Constitución del Estado.
Esta disyuntiva también reflejaba las divisiones políticas en Uruguay, donde el Partido Blanco se inclinaba por la primera fecha, y el Partido Colorado, por la segunda. En 2005, el debate resurgió en el ámbito legislativo, cuando el expresidente y senador colorado Julio María Sanguinetti propuso cambiar la fecha nacional, argumentando que celebrar la independencia el 25 de agosto es un “error histórico”. Según él, esta fecha “marca más nuestra soberanía provincial y su consiguiente adhesión a la pertenencia argentina”.
Algunos historiadores han sugerido que la verdadera independencia uruguaya se alcanzó el 4 de octubre de 1828, con las ratificaciones de la Convención Preliminar de Paz. Ese día, se puso fin a la guerra entre el Imperio de Brasil y las Provincias Unidas por el control de lo que luego se convertiría en el Estado Oriental del Uruguay.
Sin embargo, el 25 de agosto sigue siendo hasta hoy la fecha oficial de la independencia uruguaya.
¿Habrá consenso en el futuro sobre la independencia de Uruguay?
El debate sobre la fecha precisa de la independencia uruguaya refleja las complejidades de su historia. “Las conmemoraciones van generando sedimento en la sociedad, entonces eliminar una fecha requiere de amplísimos consensos y discusiones”, afirma Frega. En lugar de eliminar fechas, Uruguay ha optado por incorporar nuevas fechas conmemorativas.
El 25 de agosto de 1825, la Provincia Oriental estableció su soberanía independiente, un “acto fundante”, como lo describe Frega. Este acto fue seguido por la incorporación a unas Provincias Unidas con las que ya había tenido conflictos previos, lo que hacía que esa unión también fuera “muy forzada”.
Ana Ribeiro señala que la elección del 25 de agosto como fecha de la independencia uruguaya fue una “construcción historiográfica” que se dotó de solemnidad por referirse a leyes en lugar de batallas. A lo largo de los años, ha habido debates sobre si cambiar la fecha, pero ninguna otra fecha ha logrado generar un consenso.
“Algunas veces se ha hablado (de cambiarla) e inmediatamente empieza la discusión sobre cuál sería la otra, la correcta. No hay una fecha que quede libre de polémica, porque hay que entender el proceso y los procesos son complejos, con idas y venidas, con contradicciones”, comenta Ribeiro.
En última instancia, la pregunta podría ser por qué es tan importante definir un día concreto de origen para Uruguay, un país que hoy tiene apenas 3,4 millones de habitantes y está ubicado entre Argentina y Brasil. “Hay una liturgia laica en los países (que) precisa mojones, un día de nacimiento, un padre”, concluye Ribeiro. Para Uruguay, el 25 de agosto ha cumplido ese rol, ofreciendo una referencia simbólica que sostiene la identidad del país.
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