Los países del llamado «mundo en desarrollo» llegaron a la COP27 en Egipto con una meta clara: asegurar un fondo de financiamiento para afrontar las pérdidas y daños (PyD).
Durante décadas ese ha sido el grito de guerra que resuena en estos países, muchos de los cuales ya están sufriendo intensos impactos por el cambio climático. No solo enfrentan el invasivo nivel del mar y desastres de mayor frecuencia e intensidad, sino que muchas de las naciones también están ahogadas en una deuda de la que no se pueden recuperar.
Todo parecía estar saliendo a su favor cuando se tomó una decisión de último minuto, al inicio de la COP, de agregar PyD a la agenda.
Sin embargo, a tan solo un día de culminar la conferencia global, aún no se ha establecido el fondo de financiamiento para PyD. En cambio, hemos visto obvios rodeos en torno a ese punto de la agenda.
En respuesta, representantes de alto nivel de los órganos de negociación —la Alianza de Pequeños Estados Insulares, la Asociación Independiente de América Latina y el Caribe, el G77, y los países menos desarrollados— organizaron una conferencia de prensa para hacer conocer su mirada colectiva, titulada «Pérdidas y daños por inacción».
En esencia, el preciado tiempo sigue corriendo mientras en la COP se posterga la urgente decisión sobre el financiamiento de PyD.
En nombre del G77, la ministra de Cambio Climático de Pakistán, Sherry Rehman, afirmó que el sistema total de la COP debería girar en torno al concepto de metas comunes pero diferenciadas, ya que es parte del núcleo fundacional. Al igual que con la justicia climática, dejó en claro que si no se provee el financiamiento para PyD, se va a desencadenar un efecto dominó negativo: «Postergar la justicia climática es negarla».
La COP27 se promovió como la cumbre de la realización, implementación, adaptación y resiliencia; también fue pensada como una COP africana. Pero, de acuerdo al colectivo, los países del norte global amagan los pasos para financiar las respuestas al impacto en el que los países del sur global tuvieron poca o nula participación.
«Nuestra vulnerabilidad no debería ser una sentencia de muerte. Queremos que surja un mensaje político poderoso de la COP, porque mientras el mundo está en llamas, nosotros estamos en la primera línea quemándonos», señaló una convincente declaración de Pakistán.
En nombre de la Alianza de los Pequeños Estados Insulares, sir Molwyn Joseph, ministro de Salud, Bienestar y Ambiente de Antigua y Barbuda, agregó: «Dejamos Glasgow [COP26] con esperanza. Hubo una clara expectativa de que la discusión por el financiamiento para pérdidas y daños se realizaría y que proveer los fondos sería el paso siguiente. Pero no es el caso en la COP 27. Cualquier decisión de la COP que no asegure los fondos para las PyD es una traición para quienes con esfuerzo trabajan para pelear por la humanidad».
Los pequeños estados insulares en desarrollo (SIDS), como los del Caribe, experimentan impactos asociados a un huésped de inicio lento y eventos extremos que afectan a la gente, la economía y los recursos naturales. De acuerdo al reciente reporte del panel IPCC (WGI), los efectos negativos del cambio climático ya están aumentando en intensidad y frecuencia. Para los SIDS, esto equivale a una crisis existencial real.
Las naciones insulares dependen de los recursos costeros y oceánicos, que incluyen la agricultura a pequeña escala, las playas, la pesca y más. Incluso los cambios pequeños en cuanto a estos recursos tendrán grandes consecuencias para las pequeñas economías.
Para el ministro Jospeh, se necesita más que voluntad política en la COP, la materia más critica hace virar las discusiones y el compromiso aparente en acciones. «Nos frustra que el compromiso político no se haya trasladado aún a políticas de acción para asistir a las víctimas climáticas», afirmó. «Es lo mínimo que podemos aceptar a esta altura».
Con la mirada puesta en la realidad, el ministro Joseph se refirió a la destrucción causada por el huracán Irma en 2017 en su país natal. Barbuda fue azotada por vientos de 185 mph, sufrió grandes daños y quedó inhabitada por varios meses.
«¿Por qué debería ir a Naciones Unidas a pedir donaciones y caridad? Esa no puede ser la expectativa de las SIDS en este punto», lamentó. «Hago un llamado a todos los compañeros, no permitamos no nos vayamos de la COP 27 sin establecer los fondos para PyD… para que el próximo año, si Bangladesh, Tuvalu, Barbados o Antigua y Barbuda se ven devastados por una tormenta no tengamos que reubicar a la gente. En muchos de estos países hay tan solo un hospital. ¿Qué hará la población cuando ese único hospital quede destruido?».
Con tan solo 24 horas para sentarse a resolverlo, los países en desarrollo no darían marcha atrás.
Dizzanne Billy asistió a la COP27 en Egipto. Noticia cortesía de Globa Voices, escrita por Dizzanne Billy y traducida por María Romina Ponce.
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