Pablo Romero: “Estamos satisfechos con la condena penal porque se había instalado que nada sucedería”
Entrevista de LARED21 a Pablo Romero García, padre del joven de 18 años que fue agredido en Pinares de Punta del Este al ser confundido con un ladrón.
Los cuatro hombres que agredieron a un joven de 18 años en Pinares de Punta del Este, en febrero pasado (2022), fueron condenados por violencia privada agravada y lesiones personales. En un juicio abreviado, se estableció una pena de 12 meses –en el caso del hombre que lo atropelló con un cuatriciclo – y 10 meses –en los otros tres casos.
Las penas de cárcel serán sustituidas por el régimen de libertad a prueba, lo que implica la realización de trabajos comunitarios dos veces por semana y tratamiento sicológico orientado al manejo de la ira. Los cuatro hombres habían perseguido al joven porque lo confundieron con un ladrón.
El padre del joven, Pablo Romero. fue quién denunció la situación que terminó con la condena de los responsables. Es docente de filosofía y de informática en Secundaria y docente de ética en la Universidad CLAEH.
¿Cómo recibieron el fallo judicial?
Por suerte tiene una condena penal, que era uno de nuestros objetivos. Se había instalado cierto discurso de impunidad, y parecía que este caso iba a quedar lejos del largo brazo de la ley. Ahora quedamos satisfechos, primero con que haya una condena, era importante también para mi hijo para ayudarlo a dar vuelta la página.
Mi hijo es quién ha comparecido en las audiencias y el que ha tomado las decisiones importantes al respecto.
¿Qué finalmente el proceso sea abreviado beneficia lo que tu estas planteando?
Sí, de hecho cuando tuvimos conversaciones sobre el juicio abreviado, pusimos en el centro a mi hijo, y si bien he sido yo el que ha estado presente en los espacios públicos, exponiendo y dialogando sobre este tema, mi hijo es quién ha comparecido en las audiencias y el que ha tomado las decisiones importantes al respecto. En este caso sentía la necesidad de dar vuelta la página y tener una resolución concreta. En caso de haber ido a un juicio oral, hubiera demorado año y medio, y aún en ese caso, pusimos en la balanza, no solo que mi hijo no quería volver a pasar lo que implica la revictimización, ir a Maldonado volver a declarar, cámara Gesell y no tener un cierre del asunto. Además, las penas máximas que se podían alcanzar en un juicio largo, eran de 24 meses, y estos sujetos, al ser primarios, también implicaba medidas sustitutivas, entonces priorizamos en ese caso, la perspectiva de mi hijo de tener un cierre, además la consideración de medidas que nosotros habíamos pedido, como son la concurrencia a un sicólogo y entraron al acuerdo de partes del juicio abreviado, presentarse en la seccional una vez por semana, fijar domicilio, y que quede el antecedente penal. Esperemos que ellos tengan una reflexión que los lleve a no estar en situaciones de este tipo. Si esa reflexión no la tienen por la vía de los valores, hará que lo piensen dos veces antes de tocar a alguien.
Las secuelas de este tipo de situaciones límite son más sicológicas y de largo plazo que físicas.
¿Para tu hijo es un episodio superado?
Las secuelas de este tipo de situaciones límite son más sicológicas y de largo plazo que físicas. Después de los golpes que recibió, en diez días estaba bien, pero todavía tiene episodios de flash back de la situación, le ha costado concentrarse en la lectura, el está estudiando para la Facultad y se le aparecen imágenes del momento más complicado de la agresión, ha tenido trastornos del sueño, alimenticios, que ha ido superando. Es un “gurí” con fortaleza física y síquica, pero lo afectó a nivel emocional y sicológico. Cuando regresamos a Montevideo, nos pidió para asistir a terapia. Ahora lo encuentro más fuerte y la sentencia ha sido importantísima. Hay una sensación en él de reparación. Cuando uno comete un acto de esta naturaleza, la justicia finalmente actúa, él tenía muchas dudas que llegaríamos a buen puerto, como hemos llegado. Es sanador desde ese lugar, y lo otro es un proceso que lo está realizando, y saldrá a flote y donde habrá aprendizajes positivos.
Las redes sociales sobre todo son crueles, recibimos mucho apoyo pero también se forman trincheras, y el caso explotó en medio de la campaña contra los 135 artículos de la Ley de Urgente Consideración (LUC). Hay elementos del caso que llevó a que lo ocurrido se politizara.
¿Y para vos como fue estar tantos meses de exposición pública aunque ustedes eran las víctimas principalmente tu hijo?
Sí, es una decisión que tomamos de forma compartida. Cuando tuvimos una respuesta por parte de la policía y del sistema judicial en general que no nos conformaba, lo primero que hablamos fue de la posibilidad de la exposición pública, por consecuencias que nos podía traer en términos positivos. Estuvimos desamparados en la casa de Pinares sin medidas cautelares y con los agresores en la casa de al lado a la nuestra. A mi hijo le pareció bien que publicara una carta y generar una repercusión, y habilitar también una reflexión sobre la violencia y la convivencia, presentar el caso y tener un accionar rápido de la justicia y la policía y se logró inmediatamente, y generar reflexión se fue dando a partir del interés público que generó el caso y de alguna manera cierta conmoción que habilitó a pensar “que es lo que nos está pasando en torno a este tipo de situaciones”. Con el caso de mi hijo, quedé más expuesto, pero yo venía trabajando en los medios con los temas de educación y filosofía. Dentro de las exposición, recibí mensajes de “¡otra vez este tipo hablando en los medios!”, como si nosotros buscáramos la exposición mediática por sí misma. Nosotros venimos trabajando en temas como educación, cultura, filosofía, y estos temas vinculados con violencia a veces despiertan cierto morbo público. Traté de poner a mi hijo al margen, entendiendo que era mi responsabilidad no exponerlo. Las redes (sociales) sobre todo son crueles, recibimos mucho apoyo pero también se forman trincheras, y el caso explotó en medio de la campaña contra los 135 artículos de la Ley de Urgente Consideración (LUC). Hay elementos del caso que llevó a que lo ocurrido se politizara.
¿Se te acusó de querer hacer un uso político de tu hijo para perjudicar al gobierno?
Se llegó a ese punto. La senadora Graciela Bianchi llegó acusarme públicamente de esta situación, en el medio del proceso, cuando todavía no había una decisión judicial. Me agravió, incluso publicó en Twitter comunicaciones privadas que habíamos tenido, una locura, incluso podría haber significado una demanda civil de mi parte. En el medio de la situación, no quise sumar un nuevo conflicto. Se me acusó de usar políticamente lo que le había ocurrido a mi hijo, para favorecer una de las posiciones en torno a la LUC y atacar al gobierno. Era uno de los riesgos de la exposición pública, pero han sido muchos más los beneficios, incluso aceleró el proceso policial y judicial, y principalmente habilitó una reflexión importante sobre seguridad y convivencia. Entonces fue positiva la exposición pública con todos los riesgos que conlleva.
“Una funcionaria policial se colocó del lado de los agresores, diciéndonos ‘errar es humano’”
¿Podrías recordar que te dijo la policía en aquel momento, cuando llegaste con tu hijo a denunciar?
Llamamos al 911 y cuando llega la policía, le cuento la situación, los portones de la casa que nosotros alquilábamos y la de los agresores estaban a tres metros. Cuando estábamos dando la versión de los hechos hubo un intercambio con estos vecinos, la policía interviene, una funcionaria policial se colocó del lado de los agresores, diciéndonos “errar es humano”, previamente nos había dicho que habían ocurrido muchos robos en la zona y por eso entendía el accionar de ellos. Lo dijo en el momento que les estábamos contando todo lo que había sucedido. Le contábamos que lo habían atropellado con un cuatriciclo y que lo habían querido meter dentro de un auto. Para nosotros fue fuerte, tener en el inicio esa respuesta policial. Cuando fuimos a la seccional lo mismo, se nos dijo el forense puede demorar muchos días, en todo caso, “cuando ustedes vuelvan a Montevideo, les avisaremos”, cuando nosotros teníamos diez días más para estar en la casa que habíamos alquilado (Pinares). Respuesta de esa naturaleza fue lo que nos llevo a pensar que era importante colocar el tema de forma pública. Habíamos quedado totalmente desamparados, dado que se colocaban del lado de los agresores.
Si vos no hubieras sido una persona conocedora de los medios y a la vez si no hubieras tomado la decisión de hacer una carta pública denunciando los hechos ¿te imaginas que hubiera pasado?
Si hubiese sido un chico de la zona quizás hubiera terminado todo de forma diferente. A nosotros se nos ofreció dinero. En lo personal no fui por allí, porque no es el camino, pero podría haber tenido una reacción violenta al ver a mi hijo en ese estado. Elegimos exponerlo públicamente, narrar lo sucedido, de tener moderación en la reacción para dar los pasos legales y no combatir la violencia con más violencia. Nos han dicho, no sé si hubiera actuado así, a uno también le corre la sangre y ves llegar a tu hijo así, para mí fue muy impactante, en estado de shock, golpeado, sangrando, también piensa en otro tipo de reacción, y puede ser comprendida desde ese lugar. Pensemos lo que sucedió recientemente en Lezica, que un joven termina muerto, estas situaciones nos interrogan y hace que nos preguntemos como estamos procesando estas situaciones, que tienen que ver con la inseguridad y el miedo. En el caso de Lezica, los agresores plantean que había intentado entrar en su casa, estaban muy a la defensiva. La cuestión es cómo los ciudadanos procesamos esas situaciones, que tienen que ver con el miedo que nos genera el otro y con la inseguridad. Como ya lo planteaba Hobbes (filósofo inglés 1588 – 1679) en el nacimiento del Estado moderno, planteaba “no podemos vivir en una guerra de todos contra todos”. Si nos unimos bajo la tutela del Estado, es porque creemos que el Estado tiene mecanismos para actuar en estas situaciones y que no seamos los sujetos los que salgamos a la “caza” de aquella persona que sospechamos que está cometiendo algún delito contra nosotros.
Como formamos ciudadanía en el marco de esta sociedad tecnológica, que por una parte nos brinda herramientas tecnológicas que nos podría permitir mejorar la sociedad del conocimiento, pero también abre las puertas a la deshumanización.
Recientemente publicaste tu último libro “El Sentido de Educar”, ganador del premio al Mejor Ensayo 2020 otorgado por “La Gran Logia de la Masonería”. En este contexto ¿qué importancia tiene la educación y la cultura en la transformación social?
Fundamental. Tenemos que trabajar en valores con hincapié en la convivencia desde la educación inicial. Lo que decía recién, la importancia de mantener ese pacto social que nos une, y buena parte se salda desde lo cultural y desde lo educativo, también con políticas públicas, con campañas que tengan que ver con la convivencia, no es que simplemente se soluciona en la escuela o en el liceo. Necesitamos muchas otras herramientas y mecanismos que el Estado puede brindarnos, justamente para hacernos reflexionar en cómo construir una sociedad fundada en vínculos sanos. No es que situaciones como las que vivimos vayan a desaparecer mágicamente, pero parte de salirnos de la barbarie ha sido siempre progresando en este sentido, de la reflexión y la convivencia, y así hemos ido mejorando como sociedad, tenemos mucho para profundizar. El libro incorpora la importancia de la educación y la cultura en la construcción de valores, en la construcción de la calidad democrática, como el título ya lo surgiere, plantea la pregunta por qué y para que educamos, más que lo meramente instrumental, que tipo de ciudadanos queremos formar. Es como formamos ciudadanía en el marco de esta sociedad tecnológica, que por una parte nos brinda herramientas tecnológicas que nos podría permitir mejorar la sociedad del conocimiento, pero también abre las puertas a la deshumanización. Hay una reflexión importante y está vinculada con este tipo de situaciones, educar es más que enseñar, uno puede enseñar contenidos específicos, educar es más amplio, es formar ciudadanía, que es una de las tareas fundamentales de la educación y a eso invita el libro.
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