A contramano del mundo, Uruguay mantendrá huso horario este invierno
Estados Unidos, España, Inglaterra, México, Israel, Nueva Zelanda, Brasil, entre muchos otros, tienen un denominador común al comienzo de cada invierno, con la finalidad de que sus ciudadanos ahorren dinero tanto de sus bolsillos como del Estado: cambian el horario.
La iniciativa de estos países, en absoluto obedece a razones arbitrarias, políticas, o de otro sesgo de extraño corte: obedece simplemente a la necesidad de ahorrar energía, incluso cuando ellos no sufren crisis como la uruguaya, por ejemplo.
Los argentinos, que se encuentran en una situación energética tan comprometida como la nuestra (en realidad menos, ya que cuentan también con generación nuclear) concretan por estos días cambios en su huso horario. Provincias como Mendoza, adecuan sus relojes a la situación buscando beneficiarse lo más posible de los escasos rayos solares de la época que se avecina. El tema llegó incluso al Parlamento, donde se evalúa la aplicación de la Ley 25.115 que regula en el vecino país la adecuación horaria dos veces al año.
Curiosamente los argumentos empleados en Uruguay para no cambiar el huso horario (que el ahorro no justifica hacerlo), son distintos en la vecina orilla. Allí los técnicos entienden que el ahorro de energía por cambio horario alcanza hasta el 1,5 por ciento del total. En un país como el nuestro, donde la energía eléctrica se está generando a partir de derivados del petróleo, el gasto anticipado por UTE por combustible es de 130 millones de dólares. De atenernos a la ecuación argentina, el ahorro equivaldría a casi 2 millones de dólares. Un recurso nada despreciable en un país donde los gobernantes parecen no saber de dónde obtener fondos más allá del FMI.
En qué hora estamos
Uruguay adhirió a comienzos de la década de 1920 al Sistema Internacional de Husos Horarios, adoptando el correspondiente a cuatro horas al oeste del meridiano de Greenwich. En la jerga estamos en el «menos 4″, aunque en la realidad operativa nos situamos desde 1974 en el «menos 3″, sin cambios posteriores. Aunque el Sistema Internacional fue en sus orígenes una división arbitraria del planeta en 24 zonas, correspondientes a otros tantos «husos» delineados por los meridianos entre ambos polos, con la modernidad los criterios también evolucionaron. Actualmente se considera que la convención internacional tiene por finalidad «adecuar los horarios para aprovechar adecuadamente la luz solar». Con ese criterio los países desarrollados ordenan sus actividades comunitarias procurando una racionalización permanente en el uso de la energía eléctrica para iluminación. En los países mejor «iluminados» naturalmente del planeta (los linderos al paralelo del Ecuador), se reconoce que el ahorro energético es hasta un 1% del total consumido.
Sin embargo, hace treinta años que Uruguay está fuera de su huso horario geográfico, que se adecuaba cada verano para mejor aprovechamiento de la luminosidad matinal. Además del ahorro energético existen actualmente ámbitos científicos a respetar, como no los había tres décadas atrás. Los movimientos ambientalistas internacionales explican la importancia del cambio horario, en el afán de proteger el ambiente. Es que la mayor cantidad de contaminantes, derivados del uso de hidrocarburos, se produce en las ciudades modernas entre las 7 y las 8:30 horas, al comenzar la actividad laboral, que en días más se producirá en Uruguay casi sin luz solar. El aire frío atrapa los contaminantes más peligrosos de la combustión de derivados del petróleo, manteniéndolos en las capas más bajas de la atmósfera, es decir, en contacto con cada uno de nosotros. Esa capa de máxima contaminación ambiental, comienza a diluirse poco después de la salida del sol, cuando el aire se calienta y los gases ascienden.
A la uruguaya
«Estoy a favor del cambio de hora, y he sido el único miembro del Directorio de UTE que impulsó la iniciativa, a la que se opusieron los demás», dijo a LA REPUBLICA el doctor Gabito Zóboli. El miembro nacionalista del Directorio del ente entendió que si bien la cantidad de combustible que UTE ahorraría para sus plantas generadoras es relativamente baja, «esto reduciría los picos en las horas de carga máxima». La gráfica de cargas máximas bajaría así el consumo de fueloil entre las 17 y las 23 horas en el caso residencial, algo más en el caso de los grandes consumidores.
La negativa a la solicitud de Gábito Zóboli estuvo fundada, según se le dijo, en evitar que «la gente se acostumbre a gastar menos energía eléctrica, y después siga gastando poca». A su entender, ello carece de beneficio alguno para los consumidores «que bien podrían beneficiarse aun cuando fuera poco, con el ahorro que les implica la tarifa residencial en horarios pico que actualmente les cobra UTE». En un aspecto anexo, el director apuntó que tampoco se evalúa de momento la posibilidad de algún plan de restricciones energéticas. La mayoría del Directorio se inclinó por la postura de que la gente continúe gastando energía, «en lugar de inducir a la baja del consumo que es lo que me parece más razonable dada las circunstancias».
Añadió que a su entender «contradice incluso la gestión de UTE ante el Banco Mundial, del que se obtuvieron 6.880.000 dólares para un plan de eficiencia energética, mientras se fomenta esta suerte de derroche en plena crisis».
Razón de salud
Del mismo modo que los científicos de todo el mundo acusan a los rayos solares por la multiplicación de enfermedades oncológicas de la piel en verano, defienden los baños solares en invierno. Dos razones básicas argumenta la ciencia para exponerse más al sol en la estación fría: atacar las depresiones y más recientemente, la osteoporosis. El primer aspecto, sin ser nuevo, ha cobrado nuevo impulso. Los médicos de países con menor índice de radiación solar afirman que sus pacientes están altamente expuestos a las consecuencias de las depresiones. Aunque en Uruguay no existen aún estudios al respecto, lo cierto es que estamos entre los primeros cinco países en el mundo en número de suicidios. E inevitablemente, toda tendencia suicida comienza con un cuadro depresivo.
El segundo aspecto preventivo es de los más modernos estudios en materia de artritis. Los rayos solares benefician la incorporación de los iones de calcio al organismo, y el proceso se enlentece de manera extrema ante la falta de estas radiaciones. Así lo aseguran científicos ingleses en la penúltima edición de la revista científica «The Lancet», la más prestigiosa en su especialidad, de Gran Bretaña. Estudios estadísticos realizados entre mujeres que se exponían a los rayos solares también durante el invierno, y las que no lo hacían, demostraron que la absorción de calcio aumentaba en forma significativa, reduciendo los índices de osteoporosis y otras afecciones concomitantes. *
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