Wilson Netto: «La educación debe ser un derecho, no un servicio»
El presidente del Consejo Directivo Central (CODICEN) de la Administración Nacional de Educación Pública (ANEP), Wilson Netto, dijo -en entrevista con LARED21- que es razonable la percepción buena o muy buena del 43% de los uruguayos sobre la educación pública. Remarcó que la disconformidad o la valoración muy negativa no es coincidente con los discursos cotidianos.
En las últimas horas se conocieron los resultados de una encuesta de Equipos Consultores sobre la educación pública uruguaya.
Según el sondeo de opinión pública, el 43% de los uruguayos tiene una percepción “buena” o “muy buena” del funcionamiento de la educación pública. Este guarismo mejoró diez puntos porcentuales el nivel de aprobación con respecto a la consulta realizada en 2016, cuando los juicios de “bueno” y “muy bueno” alcanzaban un 33%.
Otro indicador positivo es el relativo al descenso en el nivel de desaprobación “muy mal-mal”, que pasó del 38% en 2016 al 24% en 2017. En este caso, la caída de juicios negativos fue de 14 puntos porcentuales.
En tanto, el porcentaje de personas encuestadas que consideran que la aprobación no está “ni bien ni mal” -que es un juicio neutro- experimenta una variación de dos puntos porcentuales, pasando del 25% en 2016 al 27% este año.
El organismo de ANEP que tiene la mejor imagen pública es la educación Inicial, con un 70% de aprobación, seguida de educación Primaria, con un 57%, educación Técnica y Tecnológica, con un 51%, educación Secundaria, con un 45% y formación en Educación, con un 40%.
Entre 2016 y 2017 todos los niveles de educación experimentaron mejoras desde la perspectiva de la opinión pública, con picos en educación Secundaria, donde las opiniones positivas pasaron de un 26% a un 45% y educación Primaria, donde la aprobación evolucionó del 46% al 57%.
Netto: La educación como derecho
-Qué evaluación puede realizar sobre los resultados del informe de opinión pública referido al estado actual de la educación?
-Requerimos un trabajo de estas características porque nos interesaba saber qué opinaba la población respecto a distintos componentes de la administración, tomarlo como un insumo y de esa manera poder estudiar los diferentes procesos que se vienen desarrollando y qué grado de conocimiento y comunicación podemos tener respecto a ello.
Es decir, qué visión global tiene la sociedad, desde su realidad, del funcionamiento global de la educación, más allá de los generadores de opinión que en forma permanente puede estar operando.
El estudio nos parece una evaluación de carácter razonable, en el entendido de que hay elementos a trabajar, y hay un reconocimiento del estado de situación y de mejora en comparación al año anterior. Por otra parte, la disconformidad o la valoración muy negativa nos muestra que no es coincidente con los discursos cotidianos que recibimos.
La disconformidad o la valoración muy negativa nos muestra que no es coincidente con los discursos cotidianos que recibimos
-En el informe se indica que existe una valoración sobre la educación pública que aumentó 10 puntos con respecto al año anterior…
-Sí, con respecto al año anterior, que fue muy complejo con muchas situaciones a manejar. Además, con un conjunto importante de innovaciones que este año están dando sus primeros resultados.
Es decir, hay un conjunto de políticas que ya se venían aplicando y algunos aspectos se jerarquizaron a partir del 2016. Ello seguramente hoy esté en juego en ese reposicionamiento que puede tener la administración respecto a la sociedad.
-¿Cuáles serían esas políticas a la que hace referencia?
Hemos avanzado en un proceso en el cual la descentralización ha sido una estrategia clave
-En términos generales hemos avanzado en un proceso en el cual la descentralización ha sido una estrategia clave.
El hecho de que cada departamento tenga autoridades de carácter local y puedan tomar definiciones con mayor conocimiento, respecto a las problemáticas que existen en ese lugar y a los desafíos que esas comunidades se proponen, ha sido relevante. Poder desarrollar una enseñanza en la cual cada territorio asuma los desafíos en función de ese conocimiento genera nuevas estrategias que permiten poner a la educación como un derecho.
A la educación se la visualizaba como un servicio en el cual las personas estaban en condiciones de avanzar en un sistema predeterminado.
Pero la realidad nos muestra que el sistema tiene que adaptarse a establecer a la educación como un derecho.
El sistema tiene que adaptarse a establecer a la educación como un derecho
En ese marco, las características de cada niño o joven que participa del sistema tiene que estar considerado y a partir de allí el profesionalismo docente es el que aflora y permite, en forma colectiva, encontrar nuevas formas de organización del conocimiento, que luego permitirán lograr la integración dentro de la estructura.
Cuando nos tocó desarrollar distintos niveles educativos, nuestra educación Media fue disciplinar y esa integración la teníamos que hacer en función de las fortalezas que cada uno tenía culturalmente en su casa. Hoy eso se resuelve cada vez más en los ámbitos educativos, sin descuidar el acompañamiento de las familias.
El docente como agente de cambio, constructor de políticas, en el marco de un proceso de descentralización opera encontrado estrategias colectivas que permiten el avance de sus estudiantes tomándolos como centro y dejando atrás un sistema que actuaba como un elemento clasificador, selectivo. Hoy cada vez más se muestra como un dispositivo generador de igualdad y equidad.
Otro aspecto está vinculado al seguimiento de las trayectorias de los estudiantes.
Todas las dimensiones que inciden en el tránsito no natural de los estudiantes hoy comienzan a aflorar en un estudio casi personalizado, de seguimiento particular de todos y cada uno de ellos, una vez que culminan la escuela e ingresan al sistema medio.
Por primera vez se ponen todos los problemas sobre la mesa, y en una estrategia de trabajo de características interinstitucionales se avanza sobre sus respuestas.
En este período hemos dicho que estábamos en condiciones de dejar el sistema con una infraestructura que tuviera condiciones materiales de universalizar la educación Media. Desde hace mucho tiempo se ha aspirado a ello, pero las condiciones materiales nunca han estado presentes.
Este es el período en cual las condiciones materiales a nivel de espacio físico, nuevos centros o ampliaciones y mejores condiciones van a estar para poder avanzar.
Por otra parte, tras haber avanzado en la mejoras materiales, se ha entendido que se tiene que trabajar en el mejoramiento de las condiciones globales de parte de los docentes, como el salario o las condiciones de trabajo.
En este período también estamos abocados a los aprendizajes y allí es donde están los grandes desafíos.
La ciudadanía plantea, con buen criterio, desafíos de nuevos formatos educativos, en que las prácticas educativas acompañen ese proceso de cambio que se viene desarrollando, pero no seguramente con la celeridad que todos aspiramos.
Es decir, la ciudadanía propone mejorar los aprendizajes, el flujo de los estudiantes por el sistema educativo, personas que se desvinculen en menor número (en donde logramos comenzar a mover la aguja, lo que demuestra una mejora). Ello nos permite generar una base para alcanzar las metas que nos hemos propuesto en este período, que es el primero de un presupuesto de educación que se propone con base a metas cuantitativas y que las rendimos en el Parlamento en función de los alcance.
Este informe global, que es la manifestación de una opinión de la sociedad uruguaya respecto a cómo visualiza la educación, es totalmente compartible, con avances y transformaciones que demandan mayor celeridad, pero con resultados.
-Cuáles serían los resultados a destacar?
-Si se analiza si la población está en conocimiento de transformaciones, la mayoría de la gente percibe cambios en el sistema, más allá de que algunos perciben pocos, otros los consideran adecuados y otros los definen como muchos.
-Cuáles son los aspectos en que la población percibe cambios?
-Cuando se plantean innovaciones y transformaciones y se pregunta a los encuestados si los conocen, muchos tienen respuestas positiva.
En otros temas habrá que seguir trabajando y ello plantea desafíos a la institución en su capacidad de acercar y comunicar esas transformaciones.
-Del informe se desprenden algunas cifras que son importantes, por ejemplo cuando se habla de la evaluación. Quizás las cifras más bajas aparecen en la consideración de la formación docente. ¿Cómo evalúa estos datos?
-En educación Inicial el país empleó diez años en universalizar los cinco años (Nivel cinco), demoró diez años más en universalizar Nivel cuatro, y en el actual período estamos universalizando el acceso a la demanda de tres años. Hay una cobertura importante que, además, es referencia en América Latina.
Estos números y este proceso de crecimiento de tres a cinco años en educación Inicial es un ejemplo regional. La sociedad ve con buenos ojos el proceso que se desarrolla tanto en términos de cobertura como de calidad.
En educación Primaria aparecen otros elementos a considerar y hay un reconocimiento de la sociedad vinculado a ello. En una parte de la encuesta se pregunta al encuestado si tiene conocimiento de ciertas acciones que lleva adelante Primaria y el conocimiento de las mismas es importante.
En educación Media, donde si bien hay mucho para trabajar, la percepción de la sociedad es de una mejora sustantiva en comparación con el año anterior. Ello no se refleja con una percepción de inmovilidad que aparentemente está planteada.
El 60% de la población percibe innovaciones, por tanto esa imagen de estancamiento de la educación, que no tiene elementos objetivos para poder hacer una calificación de esas características, no reflejan esa visión tan caótica que generadores de opinión intentan promover en la sociedad.
La educación Terciaria tiene un desafío importante por la presencia de la Universidad en el interior del país y de las carreras terciarias de UTU.
Luego, la formación docente tiene el desafío de transformarse y generar perfiles de educadores que cuenten con herramientas y concepciones acordes a este nuevo modelo de educación como un derecho y no un servicio. Asimismo, que puedan reconocer la singularidad de cada uno de los estudiantes y desafiarse en forma colectiva para la mejora de sus aprendizajes.
Cuando hablamos de cambios estructurales nos referimos a un modelo de educación que sirvió para una sociedad, el cual se va superando.
El modelo de educación se va transformando, pero dentro de la enseñanza y de la sociedad continúan existiendo visiones conservadoras que quieren restituir ese viejo equilibrio de un sistema selectivo que respondía a un modelo de sociedad.
Apuntamos a una educación para todos, como derecho, que tiene la singularidad de romper las estructuras del sistema, de los formadores y de la sociedad, la cual también está acostumbrada a pensar que aquello era una buena educación.
-Se dice que en la actualidad los docentes son menos exigentes con sus alumnos que antes. ¿Qué opina?
-En tal afirmación hay una interpretación equivocada, porque los estudiantes están aprendiendo otras cosas que antes no aprendían, y el mundo adulto como no las aprendió no logra valorarlas.
En la escuela la educación hoy es integral -con idiomas, arte y tecnología-, lo que no existía en la escuela pública original, pero la sociedad aún no observa la importancia de estos conocimientos que generan personas creativas, solidarias, informadas, con mayor capacidad de argumentación.
Si se quiere comparar entre un escrito y un oral de una disciplina específica habría que investigar si realmente esa aseveración es correcta o no.
«Los estudiantes están aprendiendo otras cosas que antes no aprendían, y el mundo adulto como no las aprendió no logra valorarlas»
Se desconoce un mundo nuevo y desafiante en una sociedad que tiene que lograr entender cuáles son las nuevas competencias que tienen que desarrollar los niños y los jóvenes. Pero se compara con lo anterior, con personas que no tienen esas competencias.
-Entre los estudiantes existe una evaluación positiva sobre el sistema educativo.
-Sí. En varias de las preguntas se observa una opinión muy positiva según la percepción de los jóvenes de entre 18 y 29 años. Es la opinión de quienes están o estuvieron involucrados hasta hace muy poco y pueden tener una evaluación más directa de qué le aporta el sistema, y han vivido esta nueva estrategia de enseñanza.
En la formación tecnológica se notan la diferencias a favor, es decir cuando expresan que tienen una buena imagen lo hacen con mayor grado las personas más jóvenes.
Generalmente las personas de mayor edad son las que tiene una visión más pesimista del sistema.
El sistema en su conjunto se está transformando, la sociedad se está transformando y este material es muy importante para poder encontrar un nuevo pacto con la sociedad, sobre cuál es el rol que tiene que tener la educación y qué función debe tener en la sociedad.
-¿Y cuál sería esa función?
-Tener la capacidad de encontrar caminos que permitan formaciones en nuestros niños y jóvenes que le ayuden a decodificar el mundo en que habitamos y el que se viene y sobre el que a veces tenemos pocos elementos para saber qué nos demandará. Tiene que haber una formación de carácter integral con nuevas competencias a desarrollar que les permita intervenir en ese mundo.
Uno puede formar a las personas para que observen y describan las situaciones o los problemas de la sociedad, pero es muy distinto a una educación que forme a individuos que tengan la actitud y el conocimiento para transformarla.
-Cuando en el estudio se plantean “los cambios” allí aparecen números que no son alarmantes, pero los encuestados consideran que en donde se debe avanzar más es en la mejora de los procesos de aprendizaje y enseñanza. Sin dudas hay que apuntar a ello.
-Sin lugar a dudas. Es importante modificar las prácticas de aula, observar lo que hacen los docentes como agentes de cambio o constructores de políticas, porque están organizando el conocimiento de manera diversa y ni siquiera los planes de estudio que ellos están desarrollando han madurado como para tener un sistema de evolución que puedan respetar esa forma de trabajo.
Por ello, la ANEP aprobará un marco de evaluación, más allá del plan de estudio que se desarrolle, que habilite a los docentes en forma colectiva, a desarrollar procesos de evolución.
Algunos ven esto como que la administración quiere mejorar los números, entonces planteamos: ¿Las personas son números a mejorar en una gestión? o ¿las personas, los niños, los jóvenes tienen derecho a desarrollarse en forma integral y la educación es un elemento clave que tiene que transformarse y hacerse cargo? ¿Hablamos de números o de personas que tienen que desafiarnos desde el punto de vista profesional e institucional para dar verdaderas oportunidades de desarrollo?
También está el lugar de los docentes. Cuando avanzan como agentes de cambio tenemos que darles el respaldo y el respeto para que procesen las evaluaciones correspondientes a sus estudiantes.
Aquel sistema basado en la desconfianza y donde a la gente le costaba mucho involucrarse en los problemas, hoy está cambiando.
Allí aparecen visiones conservadoras que tratan de llevar el sistema a su estado de equilibrio anterior, y personas que trabajan para ubicar el sistema educativo en función de la educación como un derecho y los desafíos que tiene en nuestra sociedad.
Nosotros trabajamos para una sociedad que distribuya las oportunidades en forma igualitaria para todos, pero eso no quiere decir que sea un sistema laudado donde se pretende un sistema de oportunidades para algunos.
«Trabajamos para una sociedad que distribuya las oportunidades en forma igualitaria para todos»
Un sistema basado en la desconfianza es vertical, central, en el cual se le da al docente el lugar de dador de clase. Pero cuando el docente pasa a ser un agente de cambio hay personas que lo miran con preocupación y sienten que tal vez la supervisión tiene que estar dada desde de la centralidad.
Sin embargo, no se tienen en cuenta las pautas y garantías muy claras de cómo se debe operar con un nuevo profesional, que asume comprometerse con los jóvenes desde otro lugar.
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