Recortes de países ricos arriesgan la salud de mujeres pobres
Este año, los países ricos donarán 140 millones de dólares menos al Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA, en inglés), una organización clave para la salud materna y la promoción de los derechos reproductivos de millones de mujeres en todo el mundo.
Arthur Erken, director de la División de Comunicaciones y Colaboración Estratégica del UNFPA, dijo a IPS que varios de los principales donantes redujeron sus contribuciones no solo a la organización a la que él representa, sino también a toda la comunidad internacional para el desarrollo.
Otros observadores atribuyen esos recortes en parte al costo que implica la integración de los refugiados a las sociedades que los reciben, agregó.
Independientemente de la razón, el UNFPA seguirá demostrándoles a los donantes que su apoyo es una buena inversión en la salud y los derechos de millones de mujeres y jóvenes.
“Esperamos que la reciente merma de las contribuciones sea temporal. El recorte de fondos al UNFPA, una organización relativamente pequeña con un mandato específico, no es absorbido fácilmente, como quizás ocurra en entidades más grandes… es nuestro deber comunicarles a las partes interesadas los riesgos y el impacto de los recortes”, declaró Erken.
Históricamente los principales donantes del UNFPA han sido Suecia, Noruega, Holanda, Dinamarca y Finlandia, en ese orden.
Entre 2014 y 2015, Suecia redujo sus contribuciones voluntarias de 70,3 millones de dólares a 57,4 millones, Noruega de 69,1 millones a 55,6 millones, Finlandia de 60,4 millones a 38 millones, Holanda de 48,4 millones a 39,6 millones, y Dinamarca de 41,9 millones a 39,5 millones de dólares.
Aunque existen pruebas abrumadoras de que la prevención de la muerte materna, el acceso a la anticoncepción y el combate a la desigualdad de género son una buena inversión, la ayuda al desarrollo se recorta una y otra vez cuando los gobiernos donantes tienen problemas más inmediatos, afirmó Purnima Mane, ex presidenta de Pathfinder International, una organización dedicada a la salud reproductiva y la planificación familiar.
“El reciente déficit presupuestario que padece el UNFPA… tendrá consecuencias trágicas mundialmente, pero especialmente en el mundo en desarrollo”, advirtió.
El UNFPA ha utilizado sus fondos para ayudar los considerables avances de los países en la reducción de la mortalidad materna, el aumento del acceso a la anticoncepción, la prevención del VIH, y en distintos ámbitos para lograr que cada embarazo sea deseado, todos los partos sean seguros y que el potencial de las y los jóvenes se realice, añadió.
“La reducción de su presupuesto se expresará en menos recursos para la programación a nivel nacional, lo que no solo limitará aun más el progreso en estas áreas, sino que podría hacer que los países pierdan el impulso y pongan en peligro los logros alcanzados”, subrayó Mane.
“Sería una tragedia para el desarrollo en su conjunto, pero también crearía un escenario en el que en unos años la demanda de financiación para el desarrollo crecería exponencialmente”, aseguró.
María José Alcalá, directora de la secretaría del Grupo de Trabajo de Alto Nivel de la Conferencia Internacional sobre Población y Desarrollo (CIPD), dijo que los fondos para los derechos de la mujer siempre han sido problemáticos y escasos.
“Aunque hemos visto algunas tendencias positivas, el hecho es que las inversiones en igualdad de género y la salud y los derechos sexuales y reproductivos en todo el mundo deben reforzarse considerablemente, por fuentes internas y externas de financiación”, exhortó.
“No tendríamos estas altas tasas de mortalidad materna en el siglo XXI si las inversiones prometidas hace 20 años se hubieran cumplido para alcanzar la meta (asumida en la CIPD) de El Cairo del acceso universal a la salud sexual y reproductiva”, aseguró Alcalá.
El UNFPA y sus socios han estado en la vanguardia en lo que respecta a salvar la vida de las mujeres, manifestó.
Alcalá también opinó que algunos de los países más pobres mostraron el camino que hay que seguir para combatir la mortalidad materna, con una combinación adecuada de dirección política y apoyo.
Las adolescentes se están muriendo, la mortalidad materna les quita la vida sobre todo a las mujeres pobres y jóvenes, y todo tiene su origen en la discriminación de género, sostuvo.
Ese es el motivo por el cual la mortalidad materna es un importante indicio de desigualdad e injusticia social, y es difícil ponerle un precio a eso, añadió Alcalá.
De los más de 7.200 millones de habitantes que tiene el planeta en la actualidad, más de la mitad son mujeres. Y según el UNFPA, aproximadamente 222 millones de ellas no tienen acceso a servicios e información sobre planificación familiar que sean de alta calidad y confiables, lo que las pone en riesgo de embarazos no deseados.
Erken explicó que el déficit de 140 millones de dólares afecta principalmente a los recursos habituales, o centrales del UNFPA, de los cuales depende para mantener su presencia global y responder de manera flexible y rápida a las situaciones de crisis.
La organización internacional está analizando con los donantes tradicionales las opciones que existen para hacer frente al déficit de recursos básicos en 2016 y para sostener sus iniciativas específicas, añadió.
El UNFPA también procura captar donantes nacionales no tradicionales, así como del sector privado, fundaciones e instituciones financieras multilaterales.
Sivananthi Thanenthiran, directora del Centro de Asia y el Pacífico de Recursos e Investigación para la Mujer, con sede en Malasia, dijo a IPS que, además del UNFPA, a muchas organizaciones no gubernamentales también se les recortaron los presupuestos y oportunidades de financiación.
Los recortes se originan en la reasignación de fondos de desarrollo para atender las necesidades de la actual crisis de refugiados, anotó.
“Por supuesto, la crisis de los refugiados presiona a muchos gobiernos europeos que han acogido refugiados. Sin embargo, se espera que esta sea una corrección a corto plazo y no una estrategia a largo plazo”, expresó. (IPS – Traducido por Álvaro Queiruga)
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