El pueblo griego puso al desnudo la verdadera naturaleza de la Unión Europea
La cúpula de la Unión Europea (UE) jamás perdonará a Syriza -y al pueblo griego que votó por el NO- que con el referendo del 5 de julio pasado hayan puesto al desnudo la verdadera naturaleza del sistema neoliberal de la UE. Por eso ahora la UE exige una capitulación del gobierno de Syriza ante las políticas de austeridad, sin la cual la expulsión de Grecia de la zona euro es un hecho.
El presidente de la Comisión Europea (CE), Jean-Claude Juncker, lo dijo claramente: “estoy firmemente en contra de un “Grexit”, pero no podría impedirlo si el gobierno griego no hace lo que debe hacer. La Comisión está preparada para todo. Tenemos un escenario del “Grexit” preparado en detalle”.
La expulsión de Grecia de la zona euro podría ser decidida a partir del domingo 12 de julio, a menos que el primer ministro griego Alexis Tsipras acepte continuar aplicando los planes de austeridad. Lo único que recibirá a cambio el gobierno y el pueblo griego es la vaga promesa de un “después veremos la cuestión de la sustentabilidad de la deuda” de la Canciller alemana Ángela Merkel, que viene acompañada de la siguiente clarificación: la cancelación de la deuda “es algo prohibido en los Tratados de Unión Monetaria” (1).
En el momento de escribir este artículo el Parlamento Europeo sesionaba a pedido de Tsipras para que esa instancia, la única con una representación democrática en el sistema de gobierno de la UE, esté al tanto, dé seguimiento y se pronuncie sobre una negociación que –explicó Tsipras- siempre tuvo lugar a puertas cerradas entre el gobierno griego y la Troika (la CE, el Banco Central Europeo y el FMI), tres organismos de los cuales dos –el BCE y el FMI- no están sujetos al escrutinio democrático. Jean-Claude Juncker, presente en la sesión, tuvo que reconocer la validez de esa queja.
La intervención del primer ministro griego fue clara y precisa. Afirmó que esas negociaciones de los últimos cinco meses consumieron la mayor parte del tiempo y energías de su gobierno, pero que no por eso se dejó de tomar medidas para una reforma que implique el aumento de los ingresos y la reducción del gasto de Estado, desengavetando los expedientes de evasión fiscal, de corrupción, de contrabando que los gobiernos anteriores (que decían sí a todas las políticas de austeridad de la Troika) nunca investigaron y ejecutaron. Y enfatizó que se había comenzado a legislar para aplicar reformas necesarias.
Tsipras exhortó a los diputados europeos a entender la necesidad de reestructurar las deudas impagables, que no solamente afectan a Grecia y cuya solución es imprescindible para un proyecto europeo que respete la democracia expresada por la voluntad popular.
¿Capitulación o expulsión de la zona euro?
La cúpula de la UE, en lugar de aceptar la clara derrota que su obsesiva política de austeridad sufrió en el referendo del 5 de julio en Grecia, mostrándose dispuesta a una dosis de realismo con cambios en su política, como reclaman economistas bien conocidos, entre ellos Paul Krugman, lo primero que hizo el 6 de junio fue presentar un ultimátum a Tsipras: habrá negociaciones siempre y cuando el economista Yannis Varoufakis deje de ser el ministro de Hacienda (2).
¿Por qué Varoufakis debía salir y cuáles propuestas del plan griego no eran aceptables? Daniel Munevar, asesor del ex ministro Varoufakis, dijo a RT (3) que el plan presentado por Grecia acepta un aumento de las tarifas del IVA a cambio de mantener las excepciones de que gozan las islas en Grecia, y que la reestructuración de la deuda es uno de los puntos clave en las negociaciones con los acreedores internacionales: «Si el FMI pide reestructuración y la parte europea dice que no está dispuesta, es muy difícil que el programa de ajuste tenga lógica económica cuando se está decidiendo sobre criterios básicamente políticos».
Munevar añadió que la propuesta de Varoufakis incluía «una petición de reestructuración de la deuda” que sería financiada “por medio del Mecanismo Europeo de Estabilidad teniendo en cuenta el daño provocado por las medidas del BCE al negarse a extender liquidez a los bancos griegos a pesar de que esa sea su misión». Y agregó que “parece que trágicamente el cálculo que se está haciendo en muchas capitales europeas es que es más fácil justificar la expulsión de Grecia de la zona euro -a pesar de que eso sea abiertamente ilegal de acuerdo con los tratados de la UE-, que la restructuración de la deuda del país».
Las declaraciones a partir del referendo del 5 de julio, hechas por quienes controlan el proceso de toma de decisiones en la UE, indican que se han tomado las previsiones para la expulsión de Grecia de la zona euro, el “Grexit”, a menos que Tsipras capitule y se pliegue a las condiciones de la Troika. Esto será decidido, según quienes siguen de cerca las negociaciones, en los próximos días.
Esta grave crisis de legitimidad política de la UE era previsible porque, según Steve Richard (The Independent, 6 de julio 2015), “la unión política no puede ser resultado de una unión monetaria”, aunque lo contrario quizás hubiera sido posible.
Las repercusiones políticas de esta situación, sea una capitulación de Syriza o la expulsión de Grecia de la zona euro, van más allá de la UE: una capitulación bajo la amenaza de expulsión agravará aún más las contradicciones internas y dañará irremediablemente la legitimidad de la UE, en Europa y a nivel mundial. La expulsión de Grecia de la zona euro no dejará indiferente a Estados Unidos (EEUU), que ya comunicó su posición a Alemania y –según fuentes bien informadas- Washington tiene ya su plan para impedir la eventual salida de Grecia de la OTAN y un acercamiento al grupo de los BRICS, a Rusia y China en particular. O sea que la expulsión de Grecia de la zona euro puede ser al mismo tiempo su entrada en la lista de países que serán desestabilizados para lograr “un cambio de régimen” (4).
Toda esta percepción de las crisis de la UE ha dejado de ser un “asunto” de izquierdistas radicales. Basta escuchar lo que en una entrevista declaró el ex canciller francés Dominique de Villepin, quien habló de la necesidad de “tener imaginación” para arreglar la crisis financiera europea (5): Con Alexis Tsipras tenemos la suerte de tener un primer ministro griego joven e independiente (…) una de las soluciones debe comenzar por la restructuración de la deuda, incluso un retorno de la deuda. Y asimismo inventar un nuevo mecanismo: hagamos de manera que los reembolsos griegos vayan en prioridad a la inversión griega.
Villepin se dijo afligido “por la ceguera europea” y criticó que se asuma “el riesgo de retornar a Grecia a la inestabilidad de los Balcanes, al polvorín del Oriente Medio y a la fragilidad del Magreb. Europa tiene necesidad de estabilizar sus fronteras. Somos incapaces de inventar un gran proyecto. No somos verdaderas democracias, entonces paremos de dar lecciones a los demás; nos hemos convertido en democracias mediáticas. Hoy día nuestros dirigentes hablan para los micrófonos y las cámaras, pero se olvidan de los pueblos”.
El periodista y escritor británico George Monbiot subraya en un artículo del The Guardian (6) que “Grecia quizás esté financieramente en quiebra, pero la Troika está políticamente en bancarrota”, y va al fondo de la cuestión cuando escribe que la UE practica una versión extrema del “fundamentalismo de mercado”, a lo que uno podría agregar que la UE y el euro son parte del imperialismo neoliberal que ha convertido en un dogma absoluto e intocable las dos definiciones que plasmó Margaret Thatcher: “no hay alternativa” y “la sociedad no existe”.
La rigidez de este modelo basado en un dogma absoluto, como prueban las políticas de austeridad, la negativa a la restructuración de las deudas públicas impagables, las amenazas de expulsión de la “moneda común”, el estrangulamiento de la democracia en asuntos que implican el bienestar o el sufrimiento de los pueblos, lo condena al colapso.
El sacudón del referendo griego puso al desnudo las contradicciones sociales y políticas de este rígido sistema, como se está viendo en las declaraciones de los políticos y burócratas de la UE. Recordemos que el 6 de julio, después de una reunión en Paris con Ángela Merkel, el Presidente François Hollande dijo que la UE “no es únicamente una construcción monetaria y financiera”, dando a entender que deberían ser tomadas en cuenta las cuestiones sociales y políticas. Al día siguiente y después de otra reunión con Merkel, declaró que ante todo buscaba mantener a Grecia en la zona euro, pero que “había otra opción: una salida con un programa de acompañamiento (…) Francia está en la obligación de encarar esta opción”.
El vicepresidente de la CE, Valdis Dombrovsky, cuestionó la legitimidad del referendo y dijo que “un alivio de la deuda no es negociable”, que el resultado del referendo había “dramáticamente debilitado” la capacidad de negociación del gobierno griego y “complicado aún más las cosas (al punto que) es muy posible que con este resultado ha dejado de haber posibilidades de que alguien salga ganando”. Y, para ser más claro, enfatizó que no habrá fondos para los bancos griegos sin que antes dejen activos en prenda.
El primer ministro holandés Mark Rutte dio a entender la posibilidad de una expulsión de la zona euro cuando dijo que “todo se termina” si Grecia no acepta las reformas exigidas por los acreedores: “¿Piensan realmente los griegos que después de votar NO le daremos la bienvenida y le preguntaremos ¿Qué más quieren?”. Rutte enfatizó que su gobierno no pondría ningún financiamiento más para Grecia.
Y no faltó el menosprecio de una adepta de las más ortodoxas políticas neoliberales, la presidenta de Lituania, Dalia Grybauskaite, para quien con “el gobierno griego siempre es ‘mañana’ (…) cada día siempre puede ser ‘mañana” (The Guardián, 8 de julio 2015)
Un despacho de la agencia Bloomberg (7) resume las opiniones de seis dirigentes de países de la UE con la conclusión de que “después de cinco meses de drama, falsos amaneceres y desagradables sorpresas, los líderes europeos se aprestan finalmente a mostrarle a Alexis Tsipras la puerta de salida”.
Grecia puede ser expulsada, pero el problema se queda
Esta confrontación tan asimétrica y de tantas consecuencias políticas, sociales y económicas, tanto para Grecia como para el rígido sistema de la UE, difícilmente lleve a una negociación que solucione de manera justa lo que realmente está en juego, como la restructuración de la deuda griega (y en el futuro las de España, Portugal, Italia y eventualmente Francia) con una quita importante.
Pero, y esto es algo que se logró gracias a Syriza, de ahora en adelante la restructuración de la deuda pública no podrá ser descartada tan fácilmente de la agenda en las negociaciones de los países endeudados con la Troika o a nivel político. La cuestión de la renegociación de la deuda se queda aunque Grecia sea expulsada.
Y esta no es la única crisis política que amenaza el presente y el futuro de la UE, ya que con su sumisa actitud al dictado de Washington y la OTAN jugó un papel central en el golpe de Estado en Ucrania (que EEUU financió con cinco mil millones de dólares, nada menos) para cercar y hostigar a Rusia, un país clave para cualquier desarrollo económico en la UE. Seguidamente, por el referendo de Crimea y su unión a Rusia, la UE aplicó a Moscú extensas sanciones comerciales, políticas y de diverso tipo, que han afectado a las economías de los países miembros de la UE. Las empresas de EEUU, curiosamente, siguen aumentando su comercio e inversiones con Rusia.
En el tema de los refugiados que llegan a través del mar Mediterráneo, por las intervenciones militares y acciones subversivas de EEUU y ciertos países de la UE que han destruido varias sociedades y economías en el Oriente Medio y África, la respuesta de la UE es de tipo militar (echar a pique los barcos de los pasadores de inmigrantes ilegales), policial (impedir que los inmigrantes ilegales que llegan a un país puedan desplazarse a otro de la UE) y autoritaria (cada país de la UE está obligado a aceptar una cuota de ilegales).
No hablemos del Tratado con EEUU para la Asociación Transatlántica de Comercio e Inversión, que enfrenta una gran oposición en muchos niveles de las sociedades de los países de la UE, pero que muy probablemente será firmado por la cúpula de la UE, confirmando aquello de que el “gigante económico europeo” no tiene una política independiente para defender sus intereses legítimos, construir la paz e impedir el retorno a la militarización y la guerra en Europa.
Y es de esta manera que está siendo expuesta a la luz del día y del debate político en las naciones que componen la UE la verdadera razón de ser de este sistema, que la experiencia nos dice es una construcción monetaria y financiera al servicio del Gran capital, y no de las sociedades de las naciones que la componen.
Por todo esto es importante y hasta necesario estudiar el proceso griego, la muy rica e instructiva experiencia de la formación de Syriza, la diversidad política e ideológica de sus componentes, la práctica que le permitió alcanzar su gran madurez política, y en particular la estrecha y fluida relación que mantiene con el pueblo y que se manifestó en el resultado del referendo.
El gobierno de Syriza actuó de manera transparente y a partir de que su deber principal es proteger a la sociedad, no a los intereses de bancos extranjeros o nacionales, y defender lo que queda de soberanía nacional y popular. Lo que suceda en los próximos días deberá ser interpretado como parte de un proceso en esta asimétrica lucha que libra el pueblo griego.
Hay que recordar que en su gestión gubernamental Syriza mantuvo informado al pueblo sobre las negociaciones con la Troika y la intransigencia de ésta última en no querer discutir sobre una restructuración de la deuda y de exigir más severas las políticas de austeridad, a pesar incluso del documento del FMI –fechado el 26 de junio- que demuestra con cifras que la deuda griega es insustentable y agravará las consecuencias económicas del programa de austeridad (8).
Notas:
2.- Declaración de Yanis Varoufakis: El ministro de hacienda de Grecia escribió, en su blog, lo siguiente: Como todas las luchas por los derechos democráticos, también este histórico rechazo del ultimátum del Eurogrupo del 25 de junio viene acompañado un alto precio. Es, entonces, esencial que el gran capital conferido a nuestro gobierno por el esplendido voto del NO sea invertido inmediatamente en una SI apropiada resolución –hacia un acuerdo que incluya la restructuración de la deuda, menos austeridad, redistribución a favor de los más necesitados, y reformas reales. Poco después del anuncio del resultado del referendo, se me hizo saber de ciertas preferencias de algunos participantes europeos y de otros “socios” para que me “ausente” de las reuniones; una idea que el primer ministro juzgó le ayudaría para alcanzar un acuerdo. Por esta razón a partir de hoy dejo el Ministerio de hacienda. Yo considero que es mi deber ayudar a que Alexis Tsipras explote, como lo vea necesario, el capital que el pueblo griego nos ha otorgado por vía del referendo de ayer. Y yo portaré el aborrecimiento de los acreedores con orgullo. Nosotros, los de izquierda, sabemos cómo actuar colectivamente y sin cuidado hacia los privilegios de un puesto. Yo debo apoyar totalmente al primer ministro Tsipras, al nuevo ministro de Hacienda, y a nuestro gobierno. El esfuerzo sobrehumano que honora al bravo pueblo de Grecia, y el famoso OXI (NO) que él concedió a los demócratas de todo el mundo, es sólo el comienzo. Traducción libre del blog: //yanisvaroufakis.eu/
3.-RT en español: //actualidad.rt.com/
4.- John Hellmer, NUDELMAN’S NEW WAR, NULAND’S NEMESIS – WILL GREECE, OR WON’T GREECE BE DESTROYED TO SAVE HER FROM RUSSIA, LIKE UKRAINE? //johnhelmer.net/?p=13712
5.- Dominique de Villepin, //www.bfmtv.com/
6.- George Monbiot : //www.theguardian.com/
8.- FMI, 26 de junio 2015, GREECE, PRELIMINARY DRAFT DEBT SUSTAINABILITY ANALYSIS //www.imf.org/external/
Compartí tu opinión con toda la comunidad