ZOOLOGÍA

Descubren porqué brazos del pulpo tan adherentes no se enredan en sí mismos

Los ochos brazos del pulpo están cubiertos de cientos de ventosas que lo pegan a casi cualquier cosa que toca, sin embargo no se pegan entre ellos: en la química está el secreto.

Descubrieron ahora que un producto químico que segrega el pulpo, es el que evita la adhesión.

El cerebro del pulpo no podría ni queriendo estar en contacto con cada uno de sus pólipos adherentes para evitar que se tocara con otros de sus brazos, o con su cuerpo, generando un enredo de proporciones desconocidas, pero previsiblemente descomunales. Desde siempre los zoólogos se mostraron interesados en el fenómeno que parece la mar de complicado ya que los brazos del pulpo tienen un casi infinito grado de movilidad, además de su longitud: pero en ningún caso estudiado, un pulpo se “hizo un nudo”, pese a que resultaba evidente que carecía del control mental como para atender todo el fenómeno.

Científicos descubren que es todo una cuestión de “autoevitación”

Especialistas de la Universidad Hebrea de Jerusalén, descubrieron ahora que un producto químico que segrega el pulpo, es el que evita la adhesión a la misma piel del animal, lo que da una solución harto sencilla al asunto, y abre expectativas sobre el uso que podría tener en aplicaciones humanas. La sustancia química que produce el pulpo impide temporalmente a las ventosas succionar.

El biólogo Binyamin Hochner, que encabeza el equipo que trabajó con los pulpos, entiende que el animal dio una “solución brillante y simple a este problema potencialmente muy complicado. Nuestro sistema de control del movimiento se basa en una representación en lugar fijo de los sistemas motores y sensoriales en el cerebro, en un configurador que tiene las coordenadas de las partes del cuerpo. Eso funciona para nosotros, porque nuestros esqueletos rígidos limitan el número de posibilidades. Es difícil pensar en dispositivos similares que funcionen en el cerebro del pulpo , ya que sus largos y flexibles brazos tienen un número infinito de grados de libertad. Por lo tanto, el uso de tales mapas hubiera sido tremendamente difícil para el pulpo, y tal vez incluso imposible”, detalló.

Concluye en tal sentido que “los resultados muestran, que la piel del pulpo impide que los brazos se adhieran entre sí, o a sí mismos, con una drástica reducción en la respuesta al extracto crudo de la piel, una señal química específica en la piel que estimula la inhibición de la ventosa a agarrar”.

Hasta ahora se desconoce cuál es el agente activo en la conducta del pulpo, que buscarán sea aislado en un futuro próximo.

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