Intelectuales K «de izquierda» contra Mujica y contra Uruguay
Horacio Verbiitsky y su tribuna Página 12 -el diario argentino fundado por el nuevo showman Jorge Lanata- sueltan las riendas y se lanzan, desbocados, a denigrar al presidente uruguayo José Mujica, y de paso a todo el pueblo uruguayo, tratándolo implícita pero inequívocamente de idiota o moralmente corrupto.
El contexto es el resurgimiento de las fricciones binacionales por la actividad de la fábrica de pasta de celulosa ubicada en la ribera uruguaya próxima a Fray Bentos.
En la edición de Página 12 del pasado domingo 6 de octubre, Verbitsky arroja sobre la opinión pública argentina los siguientes conceptos, proferidos con soberbia arropada en sentencia indubitable: «El chacarero de Rincón del Cerro perdió la disputa por la política fiscal con su vicepresidente Danilo Astori, la candidatura para sucederlo ante su peor rival e incluso el premio consuelo de que su esposa, la senadora Lucía Topolansky, pudiera acompañar a Tabaré Vázquez en la fórmula que competirá el año próximo».
El «chacarero de Rincón del Cerro», léase bien, qué educadito este «izquierdista» entre comillas, qué ingeniosa su verba, qué cabecita superior- es nada menos -oiga usted, señor Verbitsky- nada menos que el presidente de la República de todos los uruguayos, don José Mujica. Mujica, escuchó bien, deténgase unos segundos, Verbitsky, el presidente de Uruguay es José Mujica. Y usted debería saber de sobra lo que eso significa.
Verbitsky pinta en su texto a un Mujica derrotado y degradado, despeñándose por el acantilado de la traición política, al preferir los intereses económicos de una oprobiosa multinacional extranjera a la salud de los pueblos recostados al rio Uruguay.
Una y otra y otra vez, los intelectuales «de izquierda» argentinos fluctúan entre la admiración oral a la izquierda (sin comillas) uruguaya y la más obtusa incomprensión de su esencia y de su práctica. No les entra en la cabeza que esa corrupción político-moral que abunda allende el Plata no camina en la izquierda uruguaya. Ni la prepotencia. Ni el insulto a una «izquierda» argentina que nunca pudo desprenderse de sus comillas en la mirada de toda la izquierda mundial no argentina.
Esta perla de ofensa a la honorabilidad, inteligencia, altruismo y rectitud humanitaria y política del pueblo uruguayo, es tanto o más agraviante que el salvaje corte de ruta sobre el puente binacional, y está compuesta del mismo cóctel de ceguera, oportunismo y soberbia que ha empedrado la suspicacia universal sobre el «izquierdismo» argentoso, tan inefable él, pero tan groso.
Una y otra y otra vez, los intelectuales «de izquierda» argentinos llenan sus pulmones y cuadernos con espejismos patrióticos y liderazgos patéticos.
De este lado del rio, la izquierda uruguaya sigue esculpiendo al Frente Amplio, la fuerza política mayoritaria y más influyente en la conciencia nacional, gobernando sobre un país en que todas sus fuerzas politicas sin excepción, todos sus dirigentes políticos sin excepción, todo el movimiento obrero, todas las organizaciones sociales, apoyan la postura de su gobierno y rechazan la de la elite K en este contencioso. Ni siquiera esa enormidad en un pueblo que ha dado incontables ejemplos de heroísmo y nobleza, hace reflexionar al escribidor K en su laberinto. Todo se debe a la degradación de Mujica, afirma. Qué pobreza intelectual. Es como confundir al papa con Don Francisco, no menos que eso.
No se trata solamente de porcentajes y gramos de fósforo o cromo en la boca del efluente o en las aguas del río, como le gusta confundir a Timerman. Se trata del insulto a la conciencia y madurez de un pueblo entero y sus dignísimos gobernantes.
Un verdadero destilado de agravios y elucubraciones trasnochadas, el artículo de Verbitsky no tiene desperdicio; puede leerse completo aquí: www.pagina12.com.ar
Los intelectuales K están enojados con la izquierda uruguaya porque no le rinde pleitesía al liderazgo K. Están enojados los intelectuales K con la izquierda uruguaya porque tiene mucha mejor imagen entre el pueblo argentino José Mujica que CFK, dicho esto con todo el dolor del mundo pero con toda conciencia de su significado político. Están enojados los intelectuales de»izquierda» K con la izquierda uruguaya porque ésta va a obtener sin dudas su tercer gobierno consecutivo, mientras que su proyecto K hace aguas por todos lados, dicho con el dolor antedicho por lo que eso significa de frustración para las esperanzas populares de nuestros hermanos argentinos. Están enojados los intelectuales K con la confianza que la izquierda uruguaya tiene en José Mujica, en Danilo Astori, en Tabaré Vázquez, más allá de la tinellización del análisis político que mira a la sociedad argentina como un campo de batalla enttre la señora Fernández y el diario Clarín. Y les fastidia que la izquierda uruguaya no salga a manifestar por «la» 18 de Julio contra la señora Herrera de Noble.
Y están enojados los intelectuales K porque no conciben un liderazgo tan republicano y austero como el de José Mujica, infinitamente distanciado con la ostentación de los vuelos en avión presidencial para asistir a cumpleaños familiares.
Pero los intelectuales K están preocupados por la «contaminación» del río Uruguay y la «calidad de vida» de Gualeguaychú. Qué gracioso.
Sugerir, o peor que eso, afirmar que la izquierda uruguaya y sus jefes se arrodillan ante el poderío de una multinacional dañina para la salud pública es posible solamente en una exótica especie política, única a nivel mundial: los «intelectuales» K argentinos de «izquierda». Esas cinco condiciones (incluyendo las comillas) simultáneas. Rarísimos.
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