Tragamonedas: Lorenzo y Javier Cha contra la población
Una encuesta de opinión pública muy, muy reciente en Uruguay hecha por la solvente y prestigiosa empresa medidora de opinión Cifra, revela que más del 70 por ciento de los uruguayos rechaza la presencia de máquinas tragamonedas en los bares uruguayos. Y que las existentes en la actualidad, que son ilegales o al amparo de un limbo legal, deben ser lisa y llanamente retiradas de manera tajante por la acción estatal.
La abrumadora opinión contraria a refrendar esta metástasis del cáncer ludopático a través de una permisiva «regulación» abarca todo el espectro social y político del Uruguay, inclusive al votante de izquierda que representa el gobierno nacional.
Pero más allá de las encuestas y de la opinión pública, alcanza con tener medio dedo de frente para ubicarse correctamente en este tema cuando se pretende sostener -o siquiera aparentarlo- ideas de izquierda.
El «programa de gobierno» del Frente Amplio en el poder no incluye ni por asomo la más mínima iniciativa como la que hoy anima al ministro de Economía Lorenzo y a su brazo ejecutor Javer Cha, director de Casinos del Estado, mano derecha ideológico del senador Rafael Michelini.
Hombre de muy adornada locuacidad, Javier Cha ha sabido rodear la impopular iniciativa regulatoria de una acolchada nube de floridas palabras, conceptos, porcentajes y especulaciones seudo eruditas en una materia en que no sabe absolutamente nada, en un cargo estatal que ocupa por pura cuota política.
Cha habla de mercado, de actores comerciales, de controles y certezas, de marcos jurídicos, de cha cha cha y bla bla bla, cuando lo único que tendría que hacer es pasar a la historia por lo que le pagan: prohibir y retirar hasta la última máquina tragamonedas de esos lugares públicos y asegurar el confinamiento de todo juego mecánico o electrónico de azar a sus templos respectivos, los casinos.
Nadie quiere la contaminación de los bares y cantinas uruguayos con máquinas tragamonedas, como las que vanamente encandilan en lejanos países al encandilable y encandilante Javier Cha.
La izquierda uruguaya no quiere tragamonegas ni juego monetario de azar alguno en los bares y cantinas del Uruguay. La no izquierda, tampoco. La acción en contrario por parte de aquellos jerarcas, solo puede ser sustentada en una visión «iluminada» de la sociedad, en la que algunos se sienten por encima de ella, como sus docentes, en flagrante contradicción del más famoso y arraigado precepto artiguista.
La izquierda tiene eso, es un imán para esos coloridos globos que no atinan mejor desempeño que inflarse de vacío.
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