Cariño, mi vida, mi amor y derivados
El mundo definitivamente se ha vuelto loco. He llegado a esa conclusión yo solita y sin que nadie me haya dicho nada, soy toda una campeona, a ver qué os parece a vosotros.
Resulta que pensando y pensando me he dado cuenta de que la actitud de las personas para con sus congéneres es directamente proporcional a lo que la gente piense de ellas.
Algo obvio ¿verdad? Pues sí, si vas por ahí matando a la gente con una catana seguro que te tachan de asesino, si en cambio haces labores humanitarias te concederán (con mucha mucha mucha suerte) el premio Nobel de la paz, como a María Teresa de Calcuta en 1997.
Creo que todos estamos de acuerdo en estos términos, pero la verdad es que he puesto ejemplos demasiado obvios y así no vale, lo vamos a complicar un poco más e intentaremos que los actos de nuestros personajes no sean tan extremos.
Como me gusta ponerle nombre a todo, vamos a llamar a nuestro protagonista Pepe.
Pepe es cariñoso con todo el mundo, servicial y muy bien hablado; Pepe siempre tiene las palabras correctas y es agradecido con todo el mundo cuando le ofrecen ayuda, además de ayudar él a todo el que lo necesita en su día a día.
A Pepe se le puede tachar de dos cosas: o de afeminado (por haber perdido esa hombría y fuerza bruta que caracteriza a los hombres según la sociedad) o de baboso alias viejo-verde alias pervertido.
No me digáis que no pensáis eso cuando un hombre os trata de cariño y os dice que sois un amor aunque vuestra relación sea únicamente amistosa. Pues claro, no es que Pepe sea un buen hombre que quiere hacer sentir bien a la gente con la que trata, si no que es un asqueroso que busca segundas intenciones.
Pero, y si en lugar de llamarse Pepe, el sujeto del experimento se llama Pepa, pues el problema se intensifica hasta cuotas insospechadas.
Nuestra querida y dulce Pepa es muy amable, ella siempre tiene un tacto endulzado para tratar a la gente y de ahí que se le tache de calientapollas alias puta alias guarra y demás combinaciones que queramos incorporar.
Porque hay que ser realistas, las personas no son buenas por naturaleza, no son desinteresadas jamás y todo lo hacen con segundas intenciones de las que puedan lucrarse, hasta la palabra más bella se puede convertir en obscena cuando hablamos del trato humano y social.
Y seguro que encontráis muchos puntos débiles a mi explicación, de acuerdo otra vez, ahora vamos a complicarlo un poco más, vamos a poner a Pepe y a Pepa con edades comprendidas entre los 25 y 45 años (por decir algo), nos los imaginaremos bien parecidos y de complexión esbelta y apetecible, los vamos a otorgar un esposa/marido a cada uno y luego los situaremos en un círculo de amistades donde haya toda clase de personas, desde casados, divorciados y solteros. Incorporemos también a la ecuación conversaciones de todo tipo, incluyendo el sexo o la intimidad, y ahí es donde salta el detonante para que los espectadores lleguen a sus conjeturas.
Estos dos personajes son unos buscavidas y solo quieren obtener algo a cambio de tanta dulzura.
Después de tener diversas disputas con las cónyuges de varios amigos míos, he llegado a la conclusión de que la gente no sabe lo que es la palabra amistad, lo confunden con otro tipo de cosas que no me gustan, sus arrebatos de celos causan verdaderos estragos en sus matrimonios y no contentas de que su relación peligre por ese caos doméstico, siguen buscándole tres pies al gato cuando el pobre minino lleva cojo de las cuatro patas desde que nació.
Que una mujer sea cariñosa (y resalto) CON TODO EL MUNDO, no significa que quiera meterse en la bragueta de todo el que pasa por su lado, quizás esa mujer sea feliz en su matrimonio, quizás esa mujer trate a todos los géneros y edades de igual forma y quizás, solo quizás, esa mujer no tenga pensado follarse a tu marido.
Y por supuesto esto va para ambos sexos, que el pobre Pepe me mira desde la esquina de mi cuarto pidiéndome un poco de cancha, y rogando que aclare que él solo intentaba ser amable, nada que ver con chupar la felpa de las bragas usadas de todas sus amigas.
Así que antes de sacar conclusiones desacertadas, pensemos un poquito en la fidelidad de nuestras parejas y dejemos que los fantasmas que no existen se evaporen para poder vivir plena y felizmente.
Un beso para tod@s vosotros, con todo el cariño del mundo, con todo el amor del que soy poseedora y sin segundas intenciones, porque a mí no me cambiarán nunca las personas que vean cosas donde no las hay.
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