CRISPR

Ingeniería genética ya puede usarse para modificar alimentos y plantas

El Departamento de Agricultura de los Estados Unidos ha anunciado que los alimentos editados por CRISPR no estarán regulados de la misma forma que otros organismos genéticamente modificados.

Foto: Pixabay
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Las plantas y alimentos a partir de estas ya pueden ser modificadas por medio de la tecnología genética llamada CRISPR.

Desde 2016, al menos una docena de cultivos editados por CRISPR han quedado fuera del ámbito reglamentario del Departamento de Agricultura de los Estados Unidos (USDA, por sus siglas en inglés). El anuncio hace que la postura de la entidad sea oficial: con efecto inmediato, ciertas plantas modificadas genéticamente con esta tecnología se pueden diseñar, cultivar y vender para consumo sin regulación.

«Con este enfoque, el USDA busca permitir la innovación cuando no hay riesgo latente», dijo el secretario de Agricultura de los Estados Unidos, Sonny Perdue, en un comunicado público.

La lógica es que la edición de genes es simplemente una forma más ágil y directa de alterar las plantas que otras técnicas de cultivo actualmente no reguladas. En el sentido tradicional del concepto, la reproducción de plantas ha existido por miles de años. Mediante especies de plantas cruzadas intencionalmente, los agricultores pueden producir nuevas variedades de cultivos con características más deseables, o bien mejorar los desempeños de estas.

Esta nueva reglamentación solo abarca la edición genética entre especies de plantas similares. Anteriormente, los científicos fusionarían los genes de las bacterias y los virus que se encuentran en las plagas de las plantas con el ADN de una planta. Si bien esto funcionó, los científicos no pudieron controlar dónde se insertarían esos genes y esto generó preocupaciones sobre la manipulación genética no natural.

Apresurando lo natural

Las razones para el mestizaje van desde el aumento de la calidad nutricional y la adaptabilidad hasta el aumento de la resiliencia frente a las cambiantes condiciones climáticas.

Los cultivos no estarán sujetos a regulaciones especiales, siempre y cuando la alteración del gen pueda haber sido criada en la planta y aquellas que ya fueron modificadas genéticamente no contengan material «extraño». Le da a las plantas editadas por CRISPR una salida a la burocracia requerida para otros organismos genéticamente modificados (OGM) y las regulaciones que supervisan la biotecnología agrícola.

Las tecnologías de edición de genes permiten añadir, quitar o cambiar la información genética en ciertos lugares a lo largo del genoma. El sistema CRISPR es «más rápido, más barato, más preciso y más eficiente» que las prácticas tradicionales, según sus defensores. Desde mosquitos antimaláricos hasta revitalización de mamuts lanudos, CRISPR puede usarse en una amplia gama de aplicaciones al seleccionar ciertos genes para ciertos rasgos. Una vez identificado el gen deseado, una enzima producida por CRISPR llamada Cas9 se une a este y lo inactiva.

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