Día Mundial del Radioaficionado: una afición que aún tiene gran valor ante los desastres naturales
El 18 de abril se celebra desde 1981, el Día Mundial del Radioaficionado, una afición que aparentemente las nuevas tecnologías podrían relegar a un segundo plano, pero que en la realidad, es invalorable cuando ocurren desastres naturales en cualquier parte del mundo.
Los radioaficionados demostraron la importancia del servicio que podían prestar en circunstancias extremas antes de la Primera Guerra Mundial.
En 1913 los radioaficionados estadounidenses ayudaron para proporcionar comunicaciones durante las graves inundaciones en el medio oeste de los Estados Unidos, que dejaron totalmente aislados a buena parte de los estados centrales norteamericanos.
El 18 de abril de 1925, fue fundada la Unión Internacional de Radioaficionados y en 1981, la Unión Internacional de Radioaficionados (IARU), a propuesta de la Liga de Amadores Brasileros de Radio Emissao (LABRE), quedó declarada universalmente esta jornada, como el Día Mundial de la Radioafición. La IARU es actualmente una federación mundial de representaciones de Radioaficionados de distintas nacionalidades que congrega a más de 153 países.
Desde 1984, Fred Johnson ZL2AMJ de la NZART de Nueva Zelandia inicio un movimiento para promocionar y celebrar este acontecimiento, el que aún promueve a través de la NZART y en la web (www.amateur.radio.org.nz/nzart/).
Un siglo después manteniendo casi las mismas normas
La radioafición, definida mundialmente como un servicio para “la auto-instrucción, la intercomunicación y las investigaciones técnicas efectuados por aficionados, esto es, por personas debidamente autorizadas que se interesan en la radiotécnica, con carácter exclusivamente personal y sin fines de lucro”, es considerada también de fuerte aporte en la evolución de la tecnología.
Actualmente se estima que hay alrededor de seis millones de personas en todo el mundo que comparten la radioafición, una palabra que surgió a comienzos del siglo pasado –en el año 1908- logrando el reconocimiento formal de la actividad en la Convención Internacional de Radiotelegrafía en 1927 en Washington. Actualmente el servicio opera bajo el mismo mandato y casi con las mismas normas generales que en sus orígenes.
En Uruguay los radioaficionados operan a partir de las licencias que otorga la URSEC, tras la aprobación de un exámen.
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