Cuestionan distribución gratuita de lámparas de bajo consumo por riesgo ambiental y sanitario
La campaña de entrega gratuita de lámparas de bajo consumo, que se entregan para uso residencial en todo el país, ha generado el alerta desde algunos sectores de los clientes, en tanto se entiende que las condiciones de seguridad para el uso de estas bombillas no está dentro de parámetros de seguridad adecuados para la salud humana.
Concretamente se apunta que las bombitas que distribuye UTE –así como las demás de esas características- necesitarían contenedores especiales para su posterior reciclaje, en tanto contienen mercurio, sumamente perjudicial para la salud. Asimismo se asegura que la polución electromagnética que producen es notablemente mayor que las convencionales, generando dolores de cabeza, e incluso náuseas o convulsiones en personas sensibles.
Algunas fuentes como el Royal College of Ophthalmologists, de Gran Bretaña mantienen una campaña contra este sistema de iluminación, en tanto “hay evidencias de que una iluminación baja puede dar lugar a un mayor número de caídas en personas de poca visión”. Las bombillas fluorescentes iluminan mucho menos, incluso luego de calentarse sus gases interiores.
Paralelamente, la emisión de radiofrecuencias biológicamente dañinas, la de rayos ultravioletas peligrosos a corta distancia, conllevan otros aspectos contaminantes sobre los que no se ha aplicado en profundidad prevención alguna.
De los problemas planteados el mercurio aparece como el más complejo y reconocido por su toxicidad: cada bombilla contiene entre 3 a 5 miligramos de mercurio que, liberado en el medio ambiente por rotura de la bombita, puede generar afecciones neuronales, neuromusculares, inestabilidad y hasta cáncer. En bebes puede producir enlentecimiento del desarrollo cerebral. Hasta el momento no existe certeza científica sobre la cantidad “segura” de mercurio que el organismo humano puede resistir sin consecuencias.
A modo de ejemplo el tope del Canadian Water Quality, empleado por los canadienses para sus controles de calidad del agua, fija como máximo 26 nanogramos de mercurio inorgánico por litro de agua: una bombilla con 3-5 miligramos, puede contaminar 190.000 litros de agua por encima del máximo tolerado.
En cuanto a la tolerancia a la rotura de estas bombitas, el Institut National de Recherche et de Sécurité, que atiende en Francia los problemas de seguridad laboral, afirma que a nivel experimental la inhalación por un perro de aire que contenga una décima parte de miligramo por metro cúbico de mercurio le provoca a las seis semanas problemas neurológicos y renales irreversibles. Una bombita vaporiza 5 mgs. si se rompe, contaminando unos 50 metros cúbicos de espacio.
Finalmente, el informe Shedding Light on Mercury Risks from CFL Breakage (“Arrojando luz sobre los riesgos del mercurio en caso de rotura de las lamparillas de bajo consumo”), reconocido oficialmente en Estados Unidos, afirma que “bebés y niños pequeños son más vulnerables a las exposiciones de mercurio en el aire porque su pequeño tamaño corporal y sus tasas de respiración más rápida les hacen inhalar mayores dosis que las que un adulto obtiene ante la misma concentración”.
Cabe consignar que en Gran Bretaña, los recolectores de residuos de los diferentes municipios plantearon sus reclamos para no recoger las bombillas de bajo consumo, calificadas como desecho peligroso, y expresaron su preocupación porque la gente no sabe que las bombitas rotas no deben colocarse con los residuos convencionales.
Mientras tanto en Uruguay
La campaña de recolección de lamparillas de bajo consumo rotas, carece aún de instrumentación a nivel de las intendencias del país, que centralizan la basura de cada departamento. Tampoco aparecen normas preventivas en ese nivel ni campañas de información.
En cuanto a la UTE, principal distribuidor de lámparas en forma gratuita, asegura que sus niveles están por debajo de 2,5 mg. de mercurio por bombilla, hasta en un 60% menos.
Las empresa estatal de energía ha dispuesto no obstante normas de seguridad que se encuentran en la página web del organismo, pero las mismas no han sido publicitadas de forma masiva, como otros productos de la empresa.
Cabe señalar que UTE no prevé que haya necesidad de depositar las lámparas rotas en depósitos o contenedores que tengan más seguridad que los usados para otros vidrios convencionales.
Sin embargo reconoce la peligrosidad del elemento mercurio en tanto afirma que al romperse una lámpara de bajo consumo, si “la ropa o cualquier otro material blando estuvieron en contacto directo con el vidrio roto o el mercurio contenido en el polvo del interior del tubo o lámpara de luz debe ser desechada. No lave ninguna de las prendas. Si el calzado estuvo en contacto con vidrios rotos o mercurio en polvo del interior del tubo o lámpara, límpielos con papel húmedo o toallitas húmedas descartables. Luego colóquelos en la bolsa de plástico para ser desechados”.
En cuanto al peligro entiende UTE que “debido a la baja frecuencia de exposición y la concentración de mercurio que puede difundirse en la atmósfera, la rotura de una lámpara no representa un riesgo intolerable”.
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