"Soy un ser humano como cualquier otro"
Con 22 años, un metro noventa, buen físico y facciones perfectas intenta permanentemente quitarle trascendencia a su apariencia física y se empeña en resaltar la humildad que quiere cultivar para encarar la vida y los valores con los que lo educaron. Insiste en que prefiere que lo reconozcan por ser «un hombre bueno» a que lo acosen por sus atributos físicos.
Kliche participó en Escocia del concurso para hombres, más importante del mundo «Mister World 2000″ y lo ganó tras competir con más de ochenta postulantes de todos los continentes. «Yo sé que en Uruguay no se trabaja para conseguir esos logros así que no tenía confianza. Cuando supe que había quedado entre los diez primeros no lo podía creer. Cuando gané me puse un poco nervioso pero también muy contento. Me parecía un sueño pero lo logré».
El certamen se realizó en un castillo de Escocia. » Fue una experiencia muy linda y muy divertida. Tuve que desfilar con pollera kill y bailar la danza de las espadas como parte de las exigencias. Cuando me tocó hablar de Uruguay no tenía ningún discurso preparado, así que traté de resaltar la garra charrúa que todos tenemos adentro y el espíritu de sacrificio con el que los uruguayos peleamos para ser mejores».
Su reinado durará un año y estará comprometido a cumplir varios compromisos comerciales y tendrá la posibilidad de participar en diferentes eventos mundiales representando al país, además de integrar las pasarelas en la publicidad de grifas y desfilar para los diseñadores europeos más reconocidos. Ha participado de las tapas de las revistas especializadas en moda de Europa y espera realizar varias pruebas cinematográficas en EEUU.
A pesar de su reconcimiento internacional, en Uruguay aún no ha recibido ninguna oferta laboral. «Recién me bajé del avión pero aún acá no me han ofrecido nada», señaló ante las cámaras.
Es hijo de la conductora de televisión Silvia Kliche y Fernando Kliche, actor de telenovelas chilenas hace más de veinte años. Cuando nació pesaba casi cuatro kilos. Su familia lo recuerda como un niño tranquilo y simpático que de tan hermoso la gente se detenía a mirarlo cuando lo sacaban a pasear.
La relación con los medios de comunicación empezó en 1994 conduciendo el programa Jugo de Colores en Canal 4. Más tarde tuvo apariciones en «Plop» el humorístico del 12. También incursionó entrevistando a jugadores de la NBA para el informativo del mismo canal.
Trabajó en desfiles y participó en producciones gráficas y comerciales de televisión.
El basquetbol, las vacaciones en Punta Ballena y escuchar a Carlos Gardel son parte de sus pasiones. «Escuchar a El Mago me fascina, es lo más grande que hay. Mis temas favoritos son: El día que me quieras y Por una cabeza», afirma.
Su vocación siempre fue la diplomacia para poder relacionarse con gente.
Hoy le quedan unas pocas materias de la licenciatura de Relaciones Internacionales que cursó sin perder un examen. » Para mí lo más importante es poder recibirme y aunque lo tenga que hacer arriba de un avión la voy a terminar porque es mi sueño desde que era chico», dice Ignacio. Lo que sigue es parte del diálogo informal que mantuvimos con Ignacio Kliche.
–Realmente sos muy lindo. En algún momento «¿te la creíste»?
–Muchas gracias por el piropo. Yo tomo mi belleza como algo muy natural. Creo que tuve la potencialidad para esforzarme y participar en un evento de belleza y traté de dar lo mejor de mí. Eso de sentirme que soy lindo es relativo. Considero que en la sociedad que vivimos desgraciadamente la imagen es muy importante, pero no es para mí lo más importante.
–Tantos piropos y reconocimientos te deben haber ayudado a reforzar tu autoestima.
–Sí claro, tantos piropos te ayudan a sentirte mejor con vos mismo. Eso siempre te ayuda. Creo que lo que más me ayuda en mi autoestima es tratar de ser mejor persona cada día. Es como en el amor, prefiero que una sola mujer me quiera por ser buena persona a que cien mil mujeres se mueran conmigo por mi belleza.
–Sos casi un adolescente, joven, buen mozo, Mister mundo y parece que tenés los pies sobre la tierra. ¿Esa es la imagen que querés dar?
–No es la imagen que quiero dar, es la que tengo. Y si vos tenés esa sensación me quedo muy contento porque los demás deben captar lo mismo. Lo más importante es la educación que me dieron que me permite tener los pies sobre la tierra, ser sencillo y estar acostumbrado por el trabajo de mis padres en los medios de comunicación. Hay gente que no tiene la posibilidad de acceder a determinados ambientes, tiene la fantasía de que hay estrellas y las estrellas no existen. Simplemente es un trabajo como cualquier otro. Sé que las cosas importantes de la vida están en otro lado y no por salir en televisión.
–¿Tenés miedo de que te tilden de superficial o de frívolo?
–No. Si a vos te di la sensación de que tengo los pies sobre la tierra seguramente doy esa imagen al resto de la gente. No tengo miedo porque sé perfectamente que la gente siempre va a hablar y lo tengo asumido. Me pasó toda mi vida hasta cuando trabajaba en televisión. Hay gente que te mira de lejos y se queda comentando «este es un agrandado» y ni siquiera se toman la molestia de venir a decirte «hola soy fulano de tal, mucho gusto». La gente que no está acostumbrada al medio te toma como si fueras un extraterrestre y sos un ser humano como cualquier otro.
–¿Por qué crees que la gente cree que la belleza física es inversamente proporcional a la inteligencia?
–No lo sé, tal vez porque hay gente prejuiciosa. Ojalá que no sea mi caso, si puedo tener los dos atributos, mucho mejor. Nadie tiene méritos por haber nacido donde nació ni de moverse donde le tocó. Yo tuve esa suerte y trato de valorarlo. Por suerte mi madre me educó de determinada manera y pude tener ciertos recursos económicos. La gente que no tiene esas posibilidades y aun se mantiene derecha viviendo bajo determinados valores tiene muchísimo reconocimento. Los verdaderos «Mister Uruguay» son los que se levantan a las cinco de la mañana a cargar bolsas de portland. Aunque no salgan en la televisión es mucho más importante que lo que yo estoy haciendo.
–Parece que los hombres últimamente cuidan más su aspecto personal. ¿Tú tenés teñido el pelo?
–Sí, tengo reflejos rubios. Me pidieron que me los haga para una producción de fotos y accedí, después me los dejé. Yo cuando era chico fui rubio pero por el clima de acá se me fue oscureciendo. Vos me ves con reflejitos pero te aseguro que juego al fútbol americano que es un deporte de hombres.
–¿Te parece que el estereotipo masculino está cambiando para el gusto de la mujer o los hombres están empezando a ser más abiertos?
–Sí, creo que el estereotipo está cambiando. Mirá que «ya fue» la imagen del machote duro.
–¿Un hombre puede ser bien macho aunque se «haga las manos» en la peluquería o tenga reflejos y se tiña el pelo?
–Totalmente. Hoy las cosas son distintas. Yo creo que hay hombres que se cuidan por el trabajo que desempeñan. Que uno se cuide, se arregle, no significa ser menos macho. El hombre debe ser ante todo un caballero y cuando las papas queman hay que poner presencia y lo que todos sabemos.
–¿Ya sabés cuánto dinero vas a ganar?
–No lo sé todavía porque aún estoy negociando el contrato, pero espero que sea mucho.
–¿En algún sentido sentís que este reconocimento te da poder?
–Sí, me da poder de llegar a mucha gente. Siempre quise ser diplomático y ayudar a la mayor cantidad d
e gente posible. Hoy los medios masivos te dan la posibilidad de acercarte y de que te conozcan. Eso es bárbaro para mí porque sé que voy a poder llegar a gente que lo necesita y que puedo ayudar.
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