Katja Thomsen fue la galardonada en el Country

Punta del Este tiene su reina

Sin sorpresas, una constante de los últimos años, se desarrolló una nueva edición de Reina de Punta del Este en los jardines del Cantegril Country Club. Aunque no fuese la favorita Katja Thomsen fue la elegida para representar con su belleza a esta ciudad balnearia durante un año.

La Thomsen, luego de los tres pases (desfile en malla, en ropa informal y vestido de noche seleccionados por el diseñador Pablo Suárez), fue la elegida por el jurado: «A mí me encontraron unas chicas en la playa y me invitaron a intervenir en la preselección.

No acepté al principio porque sentí que no es mi lugar ni tampoco lo había pensado. Pero fueron finalmente unos amigos los que me convencieron, los que me estimularon a presentarme. Y aquí estoy, todavía sin poder creer lo que ha ocurrido. Es muy grato haber sido elegida Reina de Punta del Este, y siento una mezcla de sorpresa y emoción», comentó la bella muchacha para luego abrazarse con amigos y familiares.

Lo cierto es que Katja Thomsen, 1,80 metros de estatura y 17 años, fue coronada por la anterior reina, Jacqueline Stein y logró, además del cetro, los siguientes premios: un auto cero kilómetro marca Hyundai, dos pasajes a Miami, dos pasajes a París, una gargantilla de perlas, un reloj, un año de socia honoraria del Country Club, un vestido de noche del diseñador Pablo Suárez, un crucero de siete días por el Caribe para dos personas con todo los gastos pagos, tres días de estadía en el Conrad, dos pasajes a Río de Janeiro, un año gratuito de tratamiento estético, una pintura de Adolfo Sayago, set de lentes, premio de Lancome, un año de tratamiento para el cabello, malla de baño y mil dólares, además de prendas de cuero. No se puede quejar: de todo como un gran bazar de la oportunidad.

Las restantes galardonadas recibieron premios similares, y fueron las siguientes: la argentina Claudia Galván (vicerreina), la uruguaya Vanesa Piazza (primera princesa), la paraguaya Natalia González (segunda princesa) y la uruguaya Natalia Figueras (tercera princesa).

Al espectáculo, en realidad, le faltó ese swing y ese toque de sensualidad que hacía que los jardines del Cantegril Country Club — en años anteriores — lucieran abarrotado de un público más que fervoroso. No fue así. Había claros por todas partes y una actitud más bien serena del auditorio, con lo que evidentemente el certamen de belleza viene perdiendo secuencialmente importancia e incidencia. Ya hemos dicho que las dos anteriores ediciones del inminente certamen Miss Atlántico Solanas, había revertido la balanza a su favor: lo decíamos en plan constructivo porque parece que las autoridades organizativas de Reina de Punta del Este no han pensado –ni lo hicieron el sábado a la noche– en un planteo si se quiere más renovado del evento.

Una escenografía despojada, similar a la de años anteriores, la invitación a practicar un pequeño set en vivo de una cantante menor (en esta ocasión la argentina Laura Miller, muy bonita sí) y las chocas en pasarela haciendo sus pases en malla, en ropa informal y en suntuosos vestidos de noche: la canción fue siempre la misma y el espectáculo fue por momentos extenuante y sin sorpresa alguna.

¿Qué le estaría faltando a este certamen Reina de Punta del Este? Mejorar notoriamente su producción. Trabajar aun más con las concursantes y hacer entonces un gran espectáculo. Y además: seleccionar más rigurosamente los números artísticos.

Mejorar, optimizar, cambiarle la forma y mantener el contenido (el formato de certamen de belleza): en definitiva producir un evento de mayor relevancia, categoría y contundencia resolutiva. Porque así no seduce a nadie: hay que renovarse o renovarse.

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