Aborígenes bolivianos tiene las más bajas tasas de enfermedades cardíacas del mundo
Los tsimane, una tribu de indígenas en la cuenca amazónica de Bolivia, tienen las tasas más bajas de enfermedades cardiovasculares que se hayan medido en una población humana.
Según científicos de la Universidad de California Santa Bárbara (UCSB), los aborígenes de la tribu Tsimane también las tasas de enfermedades cardíacas más bajas de la humanidad. Así se desprende de una investigación realizada en esta población sudamericana que, además, tiene una prevalencia notablemente baja de hipertensión arterial y diabetes tipo 2, a pesar de tener puntuaciones de índice de masa corporal (IMC) promedio muy bajas.
Con el fin de comprender los factores detrás del extraordinario bienestar colectivo de este grupo, los investigadores reunieron datos de manera constante, a través de visitas de campo a sus aldeas desde 2002.
El paper científico resultante, publicado en American Journal of Clinical Nutrition, fue particularmente oportuno, ya que el estilo de vida y la dieta tradicionales de la tribu se modernizan cada vez más a medida que crece el acceso a una sociedad boliviana más amplia, gracias a mejores caminos y la propiedad de embarcaciones motorizadas.
Dietas saludables
«Nuestro trabajo demostró que los Tsimane tienen los corazones más sanos que se hayan estudiado, y por eso hay mucho interés en comprender por qué y cómo sucede eso», dijo Michael Gurven, codirector del Proyecto de Historia de Vida y Salud Tsimane de UCSB y autor principal del artículo,
Por medio de 2.500 entrevistas a miembros de 78 comunidades de esta etnia, Gurven y sus científicos encontraron que su dieta típica es dominada por un bajo consumo de carbohidratos (376 a 423 gramos por día) y proteína (119 a 139 gramos por día), pero que al mismo tiempo es baja en grasas (40 a 46 gramos por día).
La ingesta calórica total por día fue de entre 2422 y 2736 calorías, el 64% de los cuales provinieron de carbohidratos complejos. Aunque este número es significativamente más alta que la de una persona citadina promedio (que a su vez es mucho más sedentaria), pero la diferencia es que estos aborígenes tiene labores agrícolas y comunitarias bastante intensas durante toda su jornada, consumiendo y gastando esas calorías.
Se encontró que tienen una diversidad dietética amplísima, con una gran variedad de verduras, vegetales y frutas a su disposición que ellos mismo cultivan y truecan con otros de sus comunidades. La mayor parte de sus alimentos están conformados por bananas, plátanos y sus derivados, así como de arroz, mandioca y maíz.
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