Ahora resulta que el apéndice cumple un rol de enorme importancia para reponer defensas
Ahora el último número de Clinical Gastroenterology and Hepatology, presenta un estudio que da por tierra con la tradicional idea del apéndice sin función.
Los pacientes a los que se les operó del apéndice, presentaron mucha menos resistencia que quienes lo preservaron, al “Clostridium difficile”, una bacteria sumamente común en las infecciones intrahospitalarias.
El estudio se efectuó en el Winthrop University Hospital de Nueva York, entre los afectados por el Clostridium: en un total de 255 pacientes, hubo cuatro veces más infectados entre operados que entre no operados. Y la reinfección ocurrió solamente en uno de cada diez entre los no operadores, contra uno de cada cinco entre los que sí.
Hasta ahora se sabía que la bacteria actuaba más frecuentemente en terrenos con fauna bacteriana “comprometida”, es decir después de grandes conmociones, por ejemplo, el uso intenso de antibióticos.
Función
Como las infecciones vuelven en los operados, se piensa que ello obedece a que el ciclo de reacumulación bacteriana no es suficiente, ante nuevos ataques. Si en quienes tienen apéndice ello no ocurre, es porque mantienen una cantidad superior de anticuerpos bacterianos, alojados en algún lado del intestino: el apéndice, por ejemplo.
Esta reserva de bacterias “buenas” permite reponer rápidamente las defensas, después de alguna afección intestinal que las afectó.
Los científicos sospechaban que el apéndice, igual tras miles de generaciones e igual en varias especies de mamíferos, debía contar con alguna función y no sobreexistir meramente como un vestigio.
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