Dos visiones sobre el Parlamento
¿Uruguay funciona políticamente bajo un federalismo? No. ¿Uruguay es un país unitario? Sí. Aquí estriban, para un lado y para el otro, los argumentos de los que defienden el bicameralismo y el de los que están convencidos de un unicameralismo legislativo. LA REPÚBLICA informó ayer sobre la conformación de una comisión a nivel del Frente Amplio que estudiará una amplia reforma de la Constitución y, para efectivizarla, se promoverá la conformación de una Convención Nacional Constituyente ya en este 2012.
Dos eximios constitucionalistas grado 5 y ex legisladores como Rubén Correa Freitas y José Korzeniak, colorado y socialista respectivamente, se ubican en los dos polos opuestos en materia de reforma constitucional en su estamento parlamentario.
«Si quisiéramos un sistema legislativo más económico, entonces recurramos a lo que hizo la dictadura militar que instaló un Consejo de Estado con unos pocos miembros y así nos ahorramos un montón de dinero. Pero, la democracia cuesta y vale la pena invertir en ella» defiende furibundamente el constitucionalista Rubén Correa Freitas.
Pero, según él, «lo más importante es que el sistema bicameral otorga una amplia participación popular y permite, a la vez, que los proyectos de ley se estudien con mayor profundidad. Una cámara lo aprueba y la otra lo enfría, lo desmenuza».
Correa Freitas abunda en el sentido de que un Parlamento unicameral colaboraría con la sensación de que se aprueban leyes «por impulso» porque «la discusión es imprescindible y perfecciona las leyes».
Su visión del actual Poder Legislativo es que la Cámara de Senadores «es más técnica. Allí están los líderes de los partidos políticos y los especialistas en cada área» mientras que en la Cámara de Diputados «se da un debate mucho más político».
Además «el Parlamento es el necesario control del Poder Ejecutivo. Con un sistema unicameral corremos el riesgo de una peor legislación, de un control menor sobre el Ejecutivo y los demás organismos del Estado y con menos posibilidades de que más personas accedan a la representatividad parlamentaria. No ahorramos nada», subraya.
Correa Freitas recuerda, de cuando era senador, un episodio en el que la Cámara alta aprobó de forma unánime un proyecto referido a transplante de órganos. Cuando pasó a Diputados, este se rechazó y debió convocarse a la Asamblea General para laudar. Algo parecido pasó este año con el proyecto de erradicar del ordenamiento jurídico la Ley de Caducidad.
En el constitucionalismo uruguayo son pocos los defensores del unicameralismo» gritó Correa Freitas. Aquí sigue uno que defiende esa teoría.
Korzeniak y la redundancia
«Lo importante es que no exista esa sensación de que una ley se repite en su discusión en cada una de las dos cámaras. Y yo creo que hay una demagógica posición argumental en que bajando el número de legisladores nos ahorramos mucho dinero. No se trata de eso. En la constitución de 1918 el Parlamento tenía 118 diputados y dos cámaras legislativas. Hoy hay 99 representantes» sostiene el constitucionalista y ex legislador socialista José Korzeniak.
Para él, mantener un Parlamento con dos cámaras es por «motivos electorales» y no políticos ni técnicos. «Uruguay ganaría muchísimo si existiera un régimen unicameral, porque las dos cámaras que hoy tenemos hacen exactamente el mismo trabajo en un mismo proyecto de ley».
No se justifican senadores y diputados porque somos un país unitario, no federalista. No hay regiones autónomas. Incluso hoy, los diputados ya no representan a un departamento específico sino que ya son legisladores nacionales que representan a todo un país con igual jurisdicción. Para reformular el sistema jurídico del Poder Legislativo es necesaria la reforma de la Constitución y de los artículos que en ella aluden al Parlamento. «Son muchos» destaca Korzeniak «y para esa reforma tan importante se justifica la convocatoria de una Convención Nacional Constituyente», un supraorganismo que se crea cuando es necesaria una reforma de esta naturaleza o cuando se tratan de establecer las bases jurídicas de una nueva nación.
«En un sistema político federal soy sin dudas defensor del bicameralismo, pero en un ordenamiento unitario como el nuestro se impone un régimen parlamentario unicameral», suscribe Korzeniak.
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