Ana Lía Piñeyrúa: «El PIT-CNT pasó a ser un cuarto poder del Estado»

C ómo evalúa la administración de la Intendencia de Montevideo?

Esta administración es la continuidad de un proceso que se está dando en Montevideo, que se inicia hace más de 20 años y que ha ido en un franco deterioro. Seguimos pagando impuestos iguales a los de las principales ciudades del mundo y no vivimos en una ciudad que tenga similitudes con las principales del mundo. Montevideo está sucia, no hay poda, las calles están mal, los servicios municipales son todos malos. El más notorio, el más claro y el que a la gente le aflige más, es el tema de la limpieza. Tenemos una distribución presupuestal que la intendenta Olivera no corrigió ­y que es difícil de corregir- porque más del 50% está destinado a sueldos y son los más difíciles de bajar. En la Intendencia ingresa un funcionario por día. Los gastos de funcionamiento tampoco han bajado, y entonces el porcentaje para inversiones que es lo que realmente se traduce en servicios a los ciudadanos, son pésimos. Ya en la última elección municipal no fue lo mismo que en las elecciones anteriores. Es verdad que hubo gente que no se animó a dar el paso y quedó ahí en un medio camino en el voto en blanco, lo cual no quiere decir que eso no vaya a suceder en el futuro.

¿Cómo se puede entender que cuando se hacen encuestas internacionales se ubica a Montevideo como una buena ciudad para vivir?

Lo importante en estos casos es compararnos con nosotros mismos. Si nos comparamos con nosotros mismos estamos muchísimo peor que hace 20 años.

¿Este es el mismo PIT-CNT con el cual usted tuvo que relacionarse y negociar cuando fue ministra?

Lo importante no es determinar si este es el mismo PIT-CNT. Es el mismo, pero lo importante es cuál es el nivel de relacionamiento del gobierno, del partido de gobierno con el PIT-CNT. Claramente en este período de gobierno el PIT-CNT pasó a ser un cuarto poder del Estado sin la legitimidad que deben tener los poderes en un sistema democrático. El caso del PIT-CNT es un poder de hecho que se le ha ido dando por una afinidad ideológica con el partido de gobierno y por lo tanto con el gobierno, y va ocupando cada vez más espacios que son altamente preocupantes. Están condicionando al gobierno en decisiones importantes. El tema de la educación es un tema clarísimo, en donde está conducida y presionada por el poder sindical.

En el marco de la renovación del PN, ¿qué papel está signado para Lacalle?

Lacalle sigue siendo un referente ineludible del PN.

Jorge Larrañaga ha dicho que al FA se le gana por el centro ¿Se le gana por el centro, por la derecha, por la izquierda?

Siempre he sido bastante renuente a hablar de centros, de derechas y de izquierdas porque eso ha sido una definición que introdujo en el léxico uruguayo la izquierda para descalificarnos. Es decir, ‘nosotros somos la izquierda, los demás son la derecha’, y a la derecha se le asocia con lo malo. Además, decir ‘yo no soy ni de izquierda ni de derecha, soy de centro» me parece una cuestión bastante primitiva. Aquí hay que ser muy pragmático, y al Frente se le gana con renovación y con propuestas muy concretas que apunten a solucionar los temas que la gente vive cotidianamente y están esperando que se resuelva.

 

«Conservadores son quienes se oponen al cambio y esos no hemos sido ni seremos los blancos», expresó al cierre del ciclo por los 175 años del PN. ¿Por qué se los clasifica de conservadores?

No, el problema es que a veces hasta nuestros compañeros dicen que tenemos una actitud conservadora. Y un poco esta idea de estos coloquios que organizamos apuntó no solo a tratar de demostrar que no somos conservadores, sino a veces a convencer a compañeros que dicen que tenemos una posición conservadora. Recordamos las reformas que ha promovido el PN cuando le tocó ser gobierno y aún estando en la oposición con su colaboración. Se reivindicaron cuestiones que vienen de la historia, pero no porque tengamos los ojos en la nuca, sino para mostrar nuestro talante modernizador y renovador.