Desconcierto: el Frente pierde de pronto a candidato natural

El breve mensaje del ex presidente Tabaré Vázquez de la víspera en el que formula sus «excusas» por el posible daño que puedan generar sus declaraciones del martes 11 en el colegio católico Monte Sexto a las relaciones con Argentina, el proyecto político de la izquierda, y el propio Frente Amplio (FA), y su decisión de retirarse de toda actividad «política pública», provocó un generalizado desconcierto en buena parte de la sociedad uruguaya. Inesperadamente desaparecía de escena, por su propia voluntad, la figura que acababa de reintegrarse a las actividades del FA, con un discurso unitario y planteos de renovación ideológica, y que se perfilaba como un potencial ganador en las elecciones de octubre de 2014, como ya lo supo hacer en el 2004. En ese año llegó a la presidencia, el FA alcanzó la mayoría parlamentaria propia, gobernó durante cinco años, le entregó en marzo de 2010 la banda presidencial a su compañero José Mujica, y lo hizo en momentos en que alcanzaba los niveles de popularidad más altos alcanzados en nuestro país desde que existen estudios de opinión pública.

Vázquez, que reveló en un diálogo acotado a un grupo de estudiantes detalles de los años de intenso conflicto con Argentina (posibles atentados terroristas que llevaron a estudios prospectivos e hipótesis de una querella bélica con ese país; solicitud de respaldo político y diplomático a los EEUU para que refrenara la exacerbación del conflicto que duro varios años), ratificó en su mensaje «la verdad» de esos hechos, pero asumió lo «inoportuno» del relato, en el actual momento político, señalando que sus afirmaciones fueron realizadas «teniendo en cuenta las excelentes relaciones que felizmente hoy tienen nuestros dos países».

El video que registraba los comentarios del ex presidente, realizadas en tono informal e intimista, en un ambiente académico, tomó sorpresivamente estado público: se instaló en los portales de noticias de los principales medios de la región, y provocó una andanada de críticas, en particular del arco opositor. En la vecina orilla surgieron, a su vez, expresiones de rechazo a las manifestaciones del líder histórico de la izquierda. El historiador Lincoln Maiztegui, uno de los organizadores del encuentro al que fue invitado Vázquez, expreso su incredulidad por el efecto público que tuvo el encuentro. El ex presidente Luis Alberto Lacalle comentó que existen hechos de la historia que los ex gobernantes suelen revelar después de décadas de ocurridos los acontecimientos, para atemperar las derivaciones, a veces muy violentas, que suscitan.

Desde que llegó por primera vez a una responsabilidad de gobierno (1990, en la Intendencia de Montevideo), el ex presidente se singularizó por un estilo por momentos tajante. En 1997 renuncio a presidir el FA ante la desobediencia de un curul frentista (Jorge Zabalza, del ala radical), de sumar su voto para la concesión a privados del Hotel Carrasco. Vázquez amenazó con esa posibilidad, no le creyeron y cumplió con su palabra. Recién regresaría a la conducción en abril de 1998, tras la definición de varias condiciones. En 2004, su apoyo al referéndum por el mantenimiento del estatus de Ancap lo empujo a decir que él estaba dispuesto a salir solo a junta firmas, aunque tuviera que dejar la presidencia del FA. En 2008, siendo Presidente, se alejó del Partido Socialista, en el que inicio su vida política y cuyo Comité Central integró, por las divergencias planteadas cuando vetó un articulo de una ley que permitía practicar el aborto en determinadas circunstancias. Las convicciones éticas del ex presidente eran más importantes que los lazos ideológicos y afectivos desarrollados durante largos años, desde aquel 1983, en que se acercó a su colega, José Pedro Cardoso, y le dijo que quería empezar a militar, en tiempos aún de dictadura, porque la utopía socialista lo subyugaba cada día más.