Nino Gavazzo participó en la misa por el inspector Víctor Castiglioni
El servicio religioso oficiado en la Iglesia del Cordón a familiares y allegados por el párroco Juan Carlos Bonilla, reunió a cerca de medio centenar de personas.
Entre los concurrentes se pudo apreciar a la viuda del ex presidente Jorge Pacheco Areco y al actual presidente del Centro Militar, el teniente general (r) Juan Rebollo.
También participaron los generales retirados Iván Paulós y Alberto Ballestrino, el ex edil y dirigente de la Unión Colorada y Batllista, Ricardo Domínguez, y el ex integrante de la Dirección Nacional de Información e Inteligencia, Yasmyr Wallace. Este último se mostró bastante inquieto ante la presencia de fotógrafos. Al templo católico también acudió el teniente coronel José Nino Gavazzo, acusado por el secuestro de bebés durante la dictadura, en particular, el de Simón Riquelo, ocurrido en la ciudad de Buenos Aires en 1976. Su «foja de servicios» también registra un procesamiento con prisión en enero de 1995 por el delito de extorsión.
El militar, de inconfundible sonrisa y mirada penetrante, llegó poco antes de las 19.15 horas, caminando por 18 de Julio, acompañado por un guardaespalda. Fue saludado efusivamente por un grupo de ex camaradas que se había congregado en la puerta de la Iglesia. Poco después, al igual que el resto, Gavazzo ingresó al recinto y asistió a la misa como un feligrés más.
Una carrera meteórica
El fallecido inspector general, Víctor Castiglioni, empezó su carrera policial el 1º de diciembre de 1941, al ingresar como simple agente de 2ª en la Guardia Metropolitana y al año siguiente, el 16 de agosto, ascendió a escribiente de 2ª. Por aquella época, en que muchos policías no sabían escribir, Castiglioni se destacó desde sus inicios como un joven preocupado en adquirir conocimientos que le permitieran avanzar en su carrera.
Había terminado la escuela primaria y el primer año de liceo, lo que le valió ascender nuevamente el 31 de octubre de 1945, por méritos, al grado de oficial principal, que por aquel entonces se llamaba Oficial Inspector, salteando los cuatro grados inferiores que van desde agente de 1ª al de Sargento.
En 1949, siguiendo con su meteórica carrera, ya era subcomisario pasando a desempeñarse en la Dirección de Seguridad, con destino en varias comisarías. Posteriormente, en 1957, a 16 años de su ingreso, era designado comisario a la edad de 35 años, siendo superado solamente por el entonces comisario Otero, que llegó a ese grado a la edad de 32 años.
En pleno gobierno de Jorge Pacheco Areco, en 1968, Víctor Castiglioni ascendió al grado de subinspector, equivalente al actual Comisario Inspector. De allí, el 1º de febrero de 1970, fue ascendido al grado de inspector mayor y se lo designa encargado de la Dirección de Investigaciones.
Al año siguiente, el 12 de mayo, al cumplir 30 años de su ingreso a la Policía como agente guardiacivil, Castiglioni recibe el apoyo total del presidente de la República, Jorge Pacheco Areco. Este crea la Dirección Nacional de Información e Inteligencia y designa a Víctor Castigloni como primer Director Nacional de una dependencia que desde 1964 tenía la responsabilidad de la lucha frontal contra el MLN, Tupamaros.
Antes de ser creada la Dirección Nacional de Información e Inteligencia la lucha con los Tupamaros estaba a cargo del Departamento de Información e Inteligencia, que dirigía el entonces comisario Alejandro Otero. Con la creación de la nueva DNII, Otero iba a ser el jefe cantado de esta nueva oficina policial de nivel nacional ya que era el oficial con mayor experiencia en el tema. Pero la lucha tomó otro giro más violento, Otero renunció y fue designado como director de la Cárcel de Punta Carretas, dejando el campo libre para que Víctor Castiglioni fuera designado como el primer director de la DNII, cargo que retuvo durante todo el período dictatorial.
El 17 de julio de 1973, a pocos días del golpe de Estado, fue ascendido a inspector principal y el máximo escalafón policial, que es el grado de Inspector General, lo obtuvo el primero de febrero de 1976.
Durante la dictadura Castiglioni asumió con energía las tareas de represión e inflitración de organizaciones clandestinas. Entre sus logros más resonantes, se recuerda el reclutamiento del ex integrante del Partido Comunista Jorge Guldenzoph, hoy un activo miembro de la secta del reverendo Moon.
En junio de 1976, los efectivos a su mando secuestran a la maestra Elena Quinteros del interior del jardín de la Embajada de Venezuela y la hacen desaparecer. Testimonios mencionan su participación directa en la preparación del operativo. En 1999, la Justicia italiana libró un requerimiento para indagarlo por la desaparición de varios ciudadanos italouruguayos. En la misma causa, figuran también los militares Gavazzo, Manuel Cordero, Jorge Silveira y el ex policía Hugo Campos Hermida.
En 1993, al cumplirse 21 años de la trágica jornada en la que murieron ocho militantes tupamaros y cuatro soldados en distintas acciones armadas, un ex oficial de Inteligencia, Winston Silva Cordero, responsabilizó a Castiglioni por el asesinato de Ivette Martirena.
En el operativo represivo que se produjo el 14 de abril de 1972, «el inspector Castiglioni metió el caño de su arma en la boca de Ivette Martirena y la ejecutó», narró con crudeza a LA REPUBLICA, el ex policía.
En setiembre de 1979, Castiglioni integró la delegación uruguaya que concurrió a la reunión de la OIT en Suiza, concurriendo por la misma época a una reunión de la Cruz Roja.
A fines de la dictadura, Castiglioni integró una mesa examinadora de cadetes para el curso de Inteligencia policial.
En 1981 viajó a México como delegado uruguayo a un seminario organizado por la Junta Nacional de Estupefacientes. En el año 82 pasó a la Secretaría del Ministerio del Interior, dejando su cargo al frente de la DNII, que retuvo durante once años.
En 1983 fue designado presidente de varios tribunales especiales de Honor. En 1985 formó parte de la comisión que tuvo a cargo la revisión de la Ley Orgánica Policial para su reformas.
Finalmente pasó retiro el 8 de octubre de 1985.
Castiglioni dirigió durante toda la dictadura la Dirección de Inteligencia de la Policía, por su local de Maldonado y Cuareim, en particular por sus sótanos pasaron centenares de militantes antidictatoriales, en particular estudiantiles y sindicales.
La dependencia que dirigía Castiglioni mantuvo un vínculo privilegiado con los mandos militares y con la tristemente célebre OCOA. En 1983 fue en la dependencia que dirigía Castiglioni que se torturó brutalmente a un grupo de militantes de la UJC, episodio que fue denunciado por el fallecido senador German Araújo en el Parlamento tras recuperarse la democracia.
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