Escribana que realizó las escrituras reconoció que elaboró el documento a pedido del general Prantl

A pedido del SID, se escrituró la casona de Millán donde desapareció Julio Castro

La escribana Luisa Irma Puig Robaina de Warschum, actual jueza de Paz de la ciudad de Santa Rosa, departamento de Canelones, declaró el viernes ante el juez Penal de 19º Turno, doctor Luis Charles y la fiscal Penal de 2º Turno, doctora Mirtha Guianze por la «megacausa» del «segundo vuelo».

Según pudo saber LA REPUBLICA, la profesional, por entonces esposa del mayor de Caballería Carlos Warschum, que revistaba en el Servicio de Información de Defensa (SID), declaró que la escritura de la «Casona de Millán» la realizó a pedido del jefe del SID, general Amaury Prantl.

El testimonio de la escribana Puig Robaina confirma lo denunciado el 1º de junio de 2002 por LA REPUBLICA tras una investigación del periodista Roger Rodríguez, respecto a la existencia de este centro de torturas clandestino, ubicado en la avenida Millán 4269, casi Loreto Gomensoro.

Según las investigaciones periodísticas, esta casona, situada frente a la planta de Pepsi Cola y donde hoy se encuentra la cooperativa de viviendas de empleados de Cutcsa, habría sido adquirida por las Fuerzas Conjuntas con dinero robado a militantes del Partido por la Victoria del Pueblo (PVP).

El 30 de marzo de 1977, con la intervención de la actual magistrada, la propiedad, hasta entonces a nombre de una familia de apellido Lezica, fue enajenada en favor de Virginio Emiliano Pomato Debrón, de quien sólo se mencionó su condición de «soltero».

El nombre del nuevo propietario no figura en ningún registro de nacimientos ni fallecimientos en Uruguay, por lo cual, se deduce que se trata de una persona que no existe. La escribana explicó ante el magistrado que realizó la escritura en base a una cédula que le había sido entregada.

Ese comprador falso, sería el coronel degradado Gilberto Vázquez (procesado el año pasado por la desaparición de Adalberto Soba), quien afirmó públicamente haber sido el titular de esa compra-venta. La escribana Puig Robaina dijo ante la Justicia conocer al ex militar.

 

Casona, ¿abandonada?

Tras la venta, comenzó el misterio en torno a aquella casona que luego fue reconocida en múltiples testimonios como un centro clandestino de reclusión y torturas utilizado por la dictadura militar y en la que habrían desaparecido, entre otros, el maestro Julio Castro y Ricardo Blanco.

En los años siguientes a que la propiedad fuera escriturada a nombre de Virgino Pomato, la casona se vio desocupada, pero rodeada por movimientos extraños. La calle Albardón, ubicada al fondo del terreno estuvo cerrada por largo tiempo sin que en ella se realizaran obras de ningún tipo.

Además, según testimonios, alguna vez se vieron entrar allí vehículos de las Fuerzas Conjuntas. Otras versiones, dicen que existía relación entre la casona y los terrenos del Instituto Batlle y Ordóñez, entre Albardón y María Orticoechea, que por entonces estaban en poder de las Fuerzas Armadas.

El 31 de mayo de 2002, por orden judicial, con asistencia de la Dirección Nacional de Policía Técnica y de la Dirección Nacional de Bomberos se realizó una excavación en el predio de Millán 4269, ante la presunción de que pudieran encontrarse restos humanos.

Luego de levantar una tapa de hormigón, que cubría un aparente «pozo negro» seco recubierto de ladrillos, fueron encontradas ropas con restos de cal. Tras poner en condiciones las prendas, examinarlas y exhibirlas a familiares de desaparecidos, pero nunca se pudo saber a quién pertenecieron. *

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