«La convocatoria de Mujica a los líderes políticos muestra quién está al mando de la educación»

¿Cómo se explica que una sociedad integrada predominantemente de clase media se convierte en una sociedad con graves problemas de fragmentación social?

En los últimos 14 años el país vivió una revolución de su estructura social, parte de ese cambio fue silencioso y parte fue estridente. Esa evolución genera un país tricéfalo y en esas dinámicas empiezan a coexistir desencuentros  de percepción.

En el 98 teníamos 14% de pobreza y se vivía un momento de repunte económico, hasta el año 2002 que ocurre la crisis más  seria y profunda. Y cuatro años después comienza un repunte que es la contracara de lo que se vivió.

En una sociedad uruguaya que cambiaba lentamente y que tenía un nivel de expectativa muy moderada. En los últimos ocho años, el Uruguay creció lo mismo que había crecido en cuarenta años. Es decir del año 39 hasta los años 70 el crecimiento fue igual que los últimos 8 años. Aquel país también tenía una estructura de moderar sus expectativas,  la cultura de “lo atamos con alambre” viene de un Uruguay que no se animaba a riesgos importantes porque la crisis lo había golpeado.  Ahora estamos ingresando nuevamente al país del optimismo que en algún punto se parece al Uruguay pujante de la década del 20.

En la década de los 90 el país se caracterizó por ser triste y gris, donde la gente se iba y la economía no crecía,  esa situación cambió en forma radical. Este proceso tan acelerado de cambios generó dinámicas muy diferentes y desencuentros culturales. Actualmente es muy difícil que la sociedad uruguaya conjugue un nosotros. Desde el punto de vista cultural ya no somos una unidad.  El cambio acelerado dejó atrás a algunos sectores sociales y muy adelante a otros.

 

La escuela pública fue muy importante en la cohesión social. ¿Podemos decir que perdió ese rol?

No existe ningún proyecto de transformación con el estado de situación que tiene la educación. Un proyecto de cambio que sea de izquierda promueve igualdad. El norte debe ser construir igualdad en libertad. Nuestra educación sin embargo, profundiza  las diferencias sociales. El intento de transformar la educación debería ser la preocupación central de alguien que quiera dejar una marca de izquierda en el país. Aunque transformes la  economía si no logras generar igualdad de oportunidades vas a fracasar en el aprovechamiento de ese crecimiento económico.

En el Uruguay se necesita convicción para terminar con mitos, privilegios y algunos enclaves corporativos dentro de la educación. Lo peor que le puede pasar es la consigna de no toquen nada. Ciertos voceros sindicales y actores políticos coinciden en esa cultura del hielo. No toquen nada, no se puede.

En la educación no hay cambios sin conflictos.  Tendría temor al conflicto si la propuesta de transformación no tiene estrategia detrás.

La transformación en la educación no va a ser indolora. Una cosa es la generación de consensos y otra muy distinta es pensar que generar esos consensos evita los disensos.

Mientras se trabaja para consensuar hay que saber identificar los disensos. Veamos lo que sucede con el programa PROMEJORA. Todos los que lo discuten no saben bien lo que es, ni cómo va a  funcionar en el territorio. Lo único claro es que es un programa incluido en el presupuesto quinquenal que tiene un presupuesto aproximado de  70 mil dólares.

Cabe destacar que el presupuesto de educación, de ANEP es de mil doscientos millones de dólares anuales (aproximadamente).  Entonces es imposible creer que un programa como el PROMEJORA transforme la educación. Por tanto, los que discuten que la puerta de entrada a los problemas de la educación es este plan es porque no tienen la menor idea de lo que hay que hacer y se aferran a una pluma en el aire.

Cuando no tenés rumbo la estrategia te la marca otro. El licenciado Daniel Corbo fue muy hábil porque con un artículo del presupuesto y 70 mil dólares hizo girar la discusión entorno a su propuesta. Una propuesta que ni siquiera es clara en su formulación.

Entonces como no se tiene claro el norte se discute sobre el PROMEJORA como si este programa fuese importante.

En esta discusión no veo la preocupación por un tema que es central y es que cada vez menos  los adolescentes termina sexto año. Con esta situación la izquierda no puede pensar que está transformando la realidad.

 

¿En la discusión sobre educación está planteado quién va a tener el poder, sí el sistema político o los sindicatos?

El problema de fondo es para qué querés el poder. Primero vamos a discutirlo y luego se verá cómo se distribuye.  La voz representada debe ser la de los docentes y no la de una minoría corporativa. Es razonable que el sistema político tenga mayoría. Me parece bien la propuesta del Presidente (Mujica) de que el Presidente del Codicen tenga doble voto.

Aunque este tampoco es el tema central ,porque en Secundaria el gobierno tiene mayoría y el tema sigue siendo qué  es lo que se quiere hacer.

La izquierda en el gobierno tiene el gran desafío de plantearse cómo hacer los cambios.

La llave para una gestión exitosa es saber cómo hacerlo. No se puede seguir discutiendo con pancartas. Esa discusión monosilábica y con escasa densidad de ideas no conduce a nada. Reitero: el poder del cómo es la clave. Cuando se discuten programas, se discuten objetivos pero no se discute cómo. Hay una idea que es que la política discute objetivos y después como no es lo importante.  Por eso se divide entre los que están en la gestión, responsables del cómo hacerlo, y los que están en la política. Estos últimos son los que dan el rumbo. Es un grave error

El cómo es la política. Si no se discute cómo, hay discusiones sin rumbo. La convocatoria del Presidente Mujica a los líderes políticos es una buena señal de que alguien está al mando .Lo que hubiera esperado es que fueran las autoridades de la educación las que se estuvieran  al mando porque existe toda una estructura para eso.

El programa PROMEJORA está aprobado desde octubre de 2010, es un artículo del  presupuesto. Los que lo rechazan recién reaccionan. Entonces una gota se termina convirtiendo en un maremoto. Esto ocurre porque en realidad se ahogan con una gota. Y si te ahogás con una gota, es que no podés dirigir la enseñanza.

En el tema educación, la derecha encontró una línea de oposición y de ubicación en el mapa político. En el contexto de gobiernos de izquierda latinoamericanos, las derechas han triunfado con el  discurso “nosotros sabemos hacer las cosas”.

Analicemos los discursos de Sarcozy (Francia), Macri (Buenos Aires) y Piñera (Chile): ponían el acento en el cómo. Nosotros sabemos cómo hacer las cosas. En Uruguay este discurso lo perfila con claridad el senador colorado Pedro Bordaberry.

La discusión ya no es decir “el modelo del Frente Amplio nos lleva al fracaso”, porque no se lo cree nadie, entonces el tema está en decir “ustedes ordenaron la economía pero hay cosas que no saben hacer”. En definitiva, el poder del cómo es el saber de la gestión. Hay que discutir objetivos y resultados. La ciudadanía te premia o te castiga en base a resultados.

 

¿Podés poner un ejemplo?

La limpieza en Montevideo es el ejemplo más claro. Después de 20 años de gestión del Frente Amplio podrán explicar lo que quieran pero la gente lo que piden son soluciones. Y sí sacaste al ejército a la calle para limpiar la ciudad es porque tenés dificultades en el cómo.

La gente ya no quiere que le expliquen, exige que le solucionen el problema.

Cuando hay un país con cierta previsibilidad de desarrollo y a la vez tenés un sector de la sociedad con un estado de ánimo preocupado por hacer las cosas bien. Hablamos  fundamentalmente de jóvenes formados en las nuevas tecnologías que te da también esa convicción de que las cosas se pueden hacer bien. A ese sector social no le entra la discusión de que hay aspectos que son ideológicos

Vuelvo al mismo ejemplo: recogés la basura bien o lo hacés mal. No hay una manera de izquierda de hacer una tarea que es esencial en cualquier administración municipal.

 

¿Hay diferencias con lo que sucede en materia de seguridad o se está ante las mismas dificultades para solucionar el problema?

En materia de seguridad hay una gran diferencia. En la educación las autoridades tienen discursos contradictorios, no transmiten la sensación de que el problema es serio y lo que se ve, es que no están alineados detrás de una estrategia

El Ministerio del Interior tiene una visión problematizada de lo que pasa, existe una aceptación del problema y hay unidad de mando. Existen acciones orientadas a resolver problemas aunque los resultados todavía no han logrado revertir la tendencia.

Mientras las autoridades de la educación, principalmente las de Secundaria, no tienen ni idea para donde van, eso no se ve en el Ministerio del Interior.

Hay conducción, hay una actitud diferente, transmiten que están al mando del problema. En seguridad el Presidente Mujica no necesita asumir la conducción. El Ministro Bonomi está al frente de un equipo que tiene unidad conceptual.

Las autoridades del Ministerio y de Jefatura no salen públicamente a polemizar. El aquelarre que sucedió ente el CODICEN y Secundaria es impensado en el Ministerio del Interior.

En las autoridades del ministerio está el reconocimiento de la existencia de la fractura social y de la necesidad de tratarla en forma desigual. Hay un sector de la población que culturalmente está confrontando con el modelo de convivencia.  Frente a esta realidad hay que tener un diagnóstico claro y no seguir con el discurso de “pobrecitos los pobres que cuando dejen la pobreza van a dejar de robar”, o el otro discurso que es  “voy a dejar de castigar al que roba en la calle porque es producto del sistema”. Ese discurso es un error enorme que la izquierda cultivó cuando era oposición y luego mantuvo cuando llegó al gobierno

Ese discurso tiene un antes y un después con las actuales autoridades del Ministerio del Interior. En este equipo encabezado por Bonomi hay un cómo y hay un plan.