Madre captura en fotografías cómo es la vida de sus hijos lejos de la tecnología
Niki Boon es una fotógrafa autodidacta que se dedica a capturar imágenes de sus cuatro hijos criados lejos de la tecnología en Nueva Zelanda.
La infancia en los países más desarrollados del siglo XXI está pasando a ser dominada por la tecnología, desde muy pequeños los niños toman contactos con celulares, tablets y televisores y pasan horas entreteniéndose con ellos. Incluso muchas veces son los propios padres los que los incitan a jugar con los aparatos tecnológicos ya que por más cruel que parezca es una «buena forma para que permanezcan quietos».
Niki Boon es una madre de Nueva Zelanda que decidió criar a sus cuatro hijos lejos de el mundo tecnológico y más cerca de lo que fue su infancia. «Crecí en una granja en zonas rurales de Nueva Zelanda, con una infancia descalza, salvaje y libre» cuenta.
Ella es fisioterapeuta y trabajaba como quiropráctica en Escocia, pero luego de algunos viajes decidió volver a su país natal para formar su propia familia y dedicarse a la fotografía.
Así materializó su primera obra artística, una serie fotográfica llamada «Childhood in the raw» algo así como niñez cruda, que fue compartida por National Geographic y muestra cómo es la vida de esos niños viviendo libres de la tecnología actual en una zona rural de Nueva Zelanda «viven una vida simple en una zona rural de Nueva Zelanda, en un terreno rodeado de ríos, colinas y arbustos» explica la madre.
Recuerdos
Boon contó a National Geographic “Mi madre murió cuando yo era muy joven, y ahora sólo tengo un par de álbumes de fotos borrosas para mostrarles a mis hijos de mi infancia”, y eso fue lo que la inspiró a caputrar los mejores momentos de la infancia de sus hijos.
“Es mi pasión capturar lo más que pueda de la vida de mis hijos, sus aventuras, en las fotografías más significativas que pueda, sus historias, nuestras historias, una pieza a la vez, tengo cuatro así que hay un montón de cosas para disfrutar ahora y durante los años venideros” asegura.
Además revela “Mis hijos viven sin ir al colegio, sin ver televisión, y sin aparatos propios de la modernidad”, y se muestra orgullosa de eso ya que aprenden en el hogar y se ven felices.
«Creo que mis hijos están justo donde pertenecen: cubiertos de barro, corriendo y viviendo con la naturaleza. Pertenecen aquí, salvajes y libres, conectados con la tierra en una forma donde el paisaje comienza y termina sus pequeñas almas» concluye.
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