La represión continúa en Siria
El Consejo de Derechos Humanos de la ONU condenó el viernes al régimen sirio, donde la represión ya dejó un saldo de más de 4.000 muertos, incluyendo más de 300 niños, desde el mes de marzo, cuando comenzaron las protestas contra el régimen de Bashar el Asad.
Este sábado, la cancillería siria emitió una nota donde afirmó que la resolución del Consejo de Derechos Humanos condenando al régimen de Damasco tenía «motivaciones políticas».
En Doha, en tanto, los ministros de Relaciones Exteriores de los países árabes iniciaron este sábado una reunión dedicada al mecanismo de aplicación de las sanciones adoptadas contra Siria para tratar de convencer al gobierno de poner punto final a la sangrienta represión.
A pesar de una multiplicación de las sanciones contra Damasco, en especial las que anunció la Unión Europea el jueves, la represión continuaba el sábado con la muerte de por lo menos 18 personas, incluyendo seis civiles, según la entidad humanitaria Observatorio Sirio de Derechos Humanos (OSDH).
De acuerdo con OSDH, un fuerte enfrentamiento ocurrió en la mañana del sábado en Idleb (unos 320 kilómetros al nordeste de Damasco) entre fuerzas regulares, agentes de seguridad y grupos de desertores del Ejército, en las proximidades de la residencia del gobernador local y la dirección de Policía.
Siete militares y miembros de la seguridad, incluyendo un oficial, del ejército regular resultaron muertos, así como tres civiles y cinco soldados que habían desertado de las filas regulares y se habían sumado a las tropas del Ejército Sirio Libre (ESL).
En la misma región, en Ariha, dos manifestantes fueron muertos y nueve fueron heridos por hombres de las fuerzas de seguridad.
En tanto, durante operaciones de búsqueda en Tafas, en la sureña provincia de Deraa, un civil resultó muerto y cinco fueron heridos por los disparos efectuados por los servicios de seguridad, informó el OSDH.
En Homs, principal foco de la rebelión contra el gobierno de Bashar el Asad, tres civiles fueron muertos, el primero por un francotirador y los otros dos por fuerzas de seguridad en Bab Amro, un barrio sunita donde se mantiene con fuerza la lucha contra el régimen.
Otros dos civiles resultaron muertos a balazos en Ar Rastan, a unos 20 kilómetros al norte de Homs. Siete personas ya habían sido muertas el viernes en el interior del país.
En una visita a Turquía, el vicepresidente de Estados Unidos, Joe Biden, había afirmado que el régimen de el Asad no era apenas una fuente de inestabilidad en Siria, sino que además amenazaba fomentar conflictos de origen religioso en la región.
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