A Israel le dan el queso y a Palestina los agujeros en plan de Trump

Foto: Pixabay
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NACIONES UNIDAS, ene 2020 (IPS) – La organización israelí de derechos humanos B’Tselem describió el nuevo plan de paz para Medio Oriente del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, como «algo muy parecido al queso suizo, con el queso ofrecido a los israelíes y los agujeros a los palestinos».

«Hay muchas maneras de poner fin a la ocupación, pero las únicas opciones legítimas son aquellas basadas en la igualdad y los derechos humanos para todos», dijo B’Tselem, el Centro de Información Israelí para los Derechos Humanos en los Territorios Ocupados, con sede en Jerusalén.

«Es por eso que el nuevo plan, que legitima, consolida e incluso amplía el alcance de los abusos contra los derechos humanos por parte de Israel, perpetuado ahora por más de 52 años, es completamente inaceptable», dijo.

Trump presentó el martes 28 su esperado plan de paz para el histórico y crónico conflicto palestino-israelí, en un acto en la Casa Blanca y acompañado del primer ministro israelí Benjamin Netanyahu, en una simbolización de su parcialización evidente hacia un lado del conflicto, que según analistas consultados por IPS lo condena al fracaso.

El plan de Trump, calificado de inmediato como una “conspiración” por el presidente palestino Mahmoud Abbas, propone “la creación” del “Estado palestino” con su capital en solo una parte y segregada del resto de Jerusalén, la oriental, a cambio del reconocimiento sin ambages como israelíes de los territorios ocupados.

El movimiento internacional de Boicot, Desinversión y Sanciones (BDS), con sede en Johannesburgo, trazó un paralelo entre Israel y el apartheid de Sudáfrica del pasado.

«Estamos de acuerdo con nuestros camaradas israelíes, y recordamos dolorosamente cómo el régimen de apartheid de Sudáfrica intentó imponer su propio plan durante la década de los 80, donde los blancos eran dueños de Sudáfrica y los nativos sudafricanos negros necesitaban ser felices con los bantustanes, sus pequeños y segregados enclaves».

«Rechazamos esto del régimen de apartheid de Sudáfrica, y hoy nos unimos a los que lo rechazaron y rechazan en Palestina-Israel», dijo BDS en un comunicado.

Mouin Rabbani, coeditor Jadaliyya, una publicación electrónica centrada en Oriente Medio y producida por el Instituto de Estudios Árabes (ASI), dijo a IPS que el plan Trump no es una iniciativa de paz, que busca sentar las bases para negociaciones significativas entre Israel y Palestina para resolver los problemas medulares del conflicto.

Más bien, consideró, busca implementar unilateralmente un estatus permanente que sea equivalente a los extremos del espectro político israelí, con el peso del reconocimiento y la legitimidad de Estados Unidos.

Rabbani argumentó que cualquiera que conozca este conflicto, aunque sea superficialmente, puede reconocer de inmediato que no puede servir como base para una negociación, y mucho menos para acuerdo pactado, porque obvia prácticamente todos los derechos, reclamos e intereses palestinos.

«Esto es deliberado: las referencias a las negociaciones no son más que una ‘hoja de parra diplomática’ para permitir que Israel proceda unilateralmente con actos de anexión territorial, la liquidación de la cuestión de los refugiados, la transferencia de ciudadanos árabes de Israel a la jurisdicción palestina (por lo tanto eliminando su condición de ciudadanos israelíes), y agravios similares «, agregó.

Ramzy Baroud, columnista y editor de The Palestine Chronicle e investigador principal del Centro para el Islam y Asuntos Globales en Estambul, dijo a IPS que el “acuerdo del siglo”, como lo califican sus promotores, representa una completa aceptación de Washington de la mentalidad y las posiciones de la derecha que ha gobernado a Israel por más de una década

Ciertamente, esto no es una apertura de paz estadounidense para Medio Oriente, señaló, sino “un acto atroz” de intimidación hacia los palestinos.

Pero destacó que, de hecho, lo planteado por Trump no es una desviación de las rondas anteriores de «construcción de la paz», donde Washington siempre se puso del lado de Israel, culpó a los palestinos y no responsabilizó y ni siquiera cuestionó a Tel Aviv por sus violaciones de los tratados y el derecho internacional previamente firmados.

«En verdad, el ‘acuerdo del siglo’ no es un ‘plan de paz ‘, ni nunca tuvo la intención de serlo, a pesar de lo que su principal arquitecto y asesor de la Casa Blanca, Jared Kushner, haya estado presentándolo así”, afirmó Baroud.

Como se esperaba, dijo, Trump le concedió al primer ministro Netanyahu todo lo que él e Israel siempre pretendieron.

También señaló que el Plan de Medio Oriente no exige el desarraigo ni de uno de los asentamientos israelíes ilegales y reconoce a Jerusalén como la capital «indivisa» de Israel.

«Habla de un Estado palestino condicionado y desfigurado que solo puede lograrse en condiciones vagas, rechaza el derecho de retorno de los refugiados palestinos y no menciona la palabra ‘ocupación’ ni una sola vez», dijo Baroud, autor de “Estas cadenas se romperán: historias palestinas de lucha y resistencia en las cárceles israelíes”, recién publicado.

Según la cadena de noticias CNN,  la administración Trump dio a conocer su muy esperado plan para Oriente Medio, que promociona como una «solución realista de dos Estados».

Pero los palestinos definitivamente no lo ven así. El plan atiende a casi todas las principales demandas israelíes, incluida la anexión de sus asentamientos en la disputada región de Cisjordania, criticó la cadena de cable estadounidense.

«Mientras, en contraparte, un futuro Estado palestino obtendría una capital en el este de Jerusalén, físicamente separada del resto de la ciudad. El plan no establece qué pasaría con los refugiados palestinos desplazados por el conflicto en curso», subrayó la cadena.

En una descarnada síntesis sobre el alcance del plan,  Robert Malley, presidente del International Crisis Group, sentenció: «El mensaje a los palestinos, resumido en esencia, es: habéis perdido, superarlo».

Rabbani destacó a IPS que el plan de paz tampoco funciona como marco para una negociación hacia un acuerdo de dos Estados.

«La posible entidad palestina presentada en la iniciativa, suponiendo que se cumpla, no tiene ninguno, repito, ninguno de los atributos de la condición de Estado como se entiende comúnmente», argumentó.

A su juicio, el objetivo del plan no es el establecimiento de un Estado palestino sino más bien la expansión permanente del Estado israelí en territorio ocupado, menos aquellas áreas muy pobladas por palestinos que Israel no tiene interés en anexar.

La entidad palestina, o más bien el mosaico de regiones pobladas por palestinos dentro de Israel de acuerdo con este plan, se mantendrían segregados, aunque unidos por unos 15 puentes y túneles, señaló.

«El propósito aquí no es la condición de Estado palestino, sino más bien lograr el objetivo a largo plazo de Israel del máximo territorio posible con los mínimos árabes, un objetivo adicionalmente promovido por la transferencia propuesta de centros de población palestinos dentro de Israel a la jurisdicción de esta nueva entidad», analizó.

El propósito más amplio de esta iniciativa, añadió, es utilizar la debilidad, la fragmentación y la polarización de los palestinos y del mundo árabe en general, para lograr una solución unilateral de este conflicto mientras existe la oportunidad para ello.

Un segundo objetivo es facilitar la formalización de la normalización árabe-israelí, aunque dados los contornos de este plan, es poco probable que se logre.

En una palabra, la formalización de la capitulación palestina no solo a Israel sino a una agenda israelí particularmente extremista, sintetizó.

En términos más generales, dijo Rabbani, el plan busca reemplazar el derecho internacional y el consenso internacional con principios ampliamente reconocidos, por lo que podría definirse como “la ley de la selva”, en el poder es el único principio y argumento para la resolución de disputas internacionales.

Desde la perspectiva de la administración Trump, esto tiene una aplicación mucho más amplia que solo el conflicto israelí-palestino, declaró.

El periodista e investigador Baroud, por su parte, insistió en que el llamado «acuerdo del siglo» por sus promotores, ha confirmado lo que muchos han argumentado durante años: un futuro justo y pacífico en Palestina e Israel no se puede lograr con Washington al timón.

Al timonearlo una figura como Trump, consideró, “obviamente, solo Israel se beneficia del plan, ya que el discurso sionista, basado en ganancias territoriales máximas con mínima presencia palestina, finalmente ha prevalecido».

Añadió que todos los planteamientos israelíes se han incluido, hasta el último. Mientras tanto, los palestinos no obtienen nada, aparte de la promesa de perseguir otro espejismo de un Estado palestino que no tiene continuidad territorial ni soberanía verdadera.

Por todo ello, para Baroud el plan de Trump no solo no resolverá el conflicto, sino que incluso lo exasperará, dividirá la región en bloques porque dará pie a que algunos países árabes normalicen sus nexos con Israel y otros se nieguen a hacerlo, y “mientras los palestinos van a continuar viviendo en un perpetuo sufrimiento”.

En cuanto al componente económico del plan de Trump, la historia ha demostrado que no puede haber prosperidad económica bajo la ocupación militar. Netanyahu y otros antes que él probaron dudosos métodos para propiciar una llamada «paz económica» y todos fracasaron miserablemente.

«Una y otra vez, la ONU ha dejado en claro que sigue una trayectoria política diferente a la seguida por Washington, y que todas las decisiones de Estados Unidos sobre Jerusalén, los asentamientos ilegales y los Altos del Golán, son nulas y sin efecto”, destacó Baroud.

A su juicio, “el marco legal internacional es determinante (para la paz en la región) y ninguna de las acciones de Trump ha logrado alterar significativamente el consenso internacional sobre los derechos de los palestinos «.

También han fracasado en el pasado los intentos israelíes por propiciar que Jerusalén Oriental se convierta en un conjunto de barrios de mayoría árabe, segregados del resto de la ciudad.

El difunto líder palestino Yasser Arafat lo rechazó, y ni el actual presidente Mahmoud Abbas ni ningún otro funcionario palestino se atreverían a comprometer los derechos palestinos históricos y legales sobre la ciudad.

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*Corresponsal-Jefe de la oficina del IPS en las Naciones Unidas y director regional de América del Norte, ha estado cubriendo la ONU desde finales de los años setenta. Ex editor adjunto de noticias del Sri Lanka Daily News  y de The Standard, con sede en Hong Kong.

 

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