NICARAGUA

«En Nicaragua no hay una intervención extranjera, hay un pueblo entero diciendo basta ya de dictadura»

Los miembros de la caravana de Solidaridad Internacional con Nicaragua realizaron un debate abierto en la Facultad de Ciencias Sociales en el que denunciaron las violaciones a los derechos humanos que están teniendo lugar en su país.

Encuentro Solidario por Nicaragua en la Facultad de Ciencias Sociales.
Encuentro Solidario por Nicaragua en la Facultad de Ciencias Sociales.

Este martes se realizó en la Facultad de Ciencias Sociales un encuentro solidario por Nicaragua con la participación de tres integrantes de los movimientos sociales del país centroamericano —que llegaron a Uruguay en el marco de la Caravana Internacional de Solidaridad con Nicaragua para denunciar las violaciones a los derechos humanos que están teniendo lugar en su país—, el historiador uruguayo Gerardo Caetano, la excanciller Belela Herrera y Lucy Garrido, de Cotidiano Mujer.

El objetivo de la caravana es denunciar las violaciones a los derechos humanos que tienen lugar en el país centroamericano, gobernado hace más de once años por Daniel Ortega y su esposa, la vicepresidenta Rosario Murillo y poder crear una red de solidaridad con los países del sur para condenar, monitorear y acompañar lo que está pasando en Nicaragua.

Primero piden el fin de la represión, de las muertes en manos de las fuerzas estatales, y luego la salida de la familia Ortega-Murillo del poder.

Quienes integran la caravana son Ariana McGuire Villalta, activista feminista e integrante de la Coordinadora Universitaria por la Democracia y la Justicia, Yader Pardejón, representante del movimiento de madres y familiares de victimas y Carolina Hernández, integrante del Movimiento Nacional contra la Minería Industrial. Los tres llegaron el lunes a Montevideo y desde entonces han dialogado con la prensa, organizaciones sociales y políticas y parlamentarios.

El martes participaron del encuentro organizado por Cotidiano Mujer en la Facultad de Sociales. Allí hicieron principal hincapié en la represión que está sufriendo el pueblo nicaragüense desde que se desataron las protestas por una reforma de la seguridad social el pasado 18 de abril.

Durante el encuentro las voces uruguayas (Caetano, Herrera y Garrido) condenaron y lamentaron el silencio del gobierno y sectores de la izquierda ante lo que está sucediendo en Nicaragua y consideraron fundamental hacer visible el rechazo a las acciones de Daniel Ortega.

En ese sentido recordaron que ninguna persona que se considere de izquierda puede avalar o justificar las atrocidades que se están viviendo en el país centroamericano, haciendo hincapié que es algo similar a lo que nuestro país enfrentó y sufrió en la década del 70′.

Los miembros de la caravana nicaragüense por su parte detallaron los casos de represión y muerte que se están dando en el país donde hasta la fecha hay más de 400 muertos desde el inicio de las protestas en el mes de abril.

Pardejón narró cómo fue la muerte de su hermano, asesinado por un francotirador cuando llevaba víveres a los estudiantes atrincherados en las universidades, McGuire Villalta habló principalmente de la situación de los estudiantes y los dirigentes estudiantiles los cuales están siendo asesinados o detenidos y torturados en el marco de la nueva ley antiterrorista impulsada por el gobierno.

En su turno Hernández habló de la represión y militarización que se viene dando en las comunidades que se oponen a la mega minería industrial en cuatro departamentos de Nicaragua desde hace varios años, y cuestionó y criticó al gobierno de su país por vender todos los recursos naturales y la soberanía del país.

En su relato reconoció que haber iniciado la caravana es un riesgo tanto para ellos como para sus familias que están en Nicaragua, pero que es necesario para que los países del sur sepan de primera mano qué es lo que está sucediendo.

En al interacción con el público presente resaltaron el hecho que no se trata de un reclamo de la derecha y que no son golpistas, como justifica el gobierno de Ortega y algunos países de izquierda de la región. Las protesta son organizadas desde la sociedad civil que está harta de los abusos del gobierno, afirmaron y denunciaron que vincularlos con Estados Unidos y la CIA es una de las estrategias del régimen para desacreditarlos.

No somos antisandinistas, somos antiorteguistas

McGuire Villalta aclaró que eso no significa desconocer toda la historia de intervencionismo que el gobierno de Estados Unidos ha realizado por todos los pueblos de América: «es una historia innegable, imborrable y que continúa sucediendo, pero sí quiero dejar en claro que lo que está pasando en Nicaragua no es ninguna intervención extranjera, ni estadounidense ni de ningún tipo, es un pueblo entero que dice basta ya de corrupción, basta ya de represión, basta ya de asesinatos, basta ya de dictadura».

«Queremos un cambio, nosotros somos los nietos de la revolución, nuestros padres y nuestros abuelos fueron parte de la revolución, crecimos todos en familias sandinistas, no somos antisandinistas, somos antiorteguistas, porque lo que ha sido es una tración brutal a los valores fundamentales de la revolución de Nicaragua, no es cierto que Estados Unidos quiere derrotar al gobierno de Nicaragua, nunca han estado más contentos con un gobierno de Nicaragua», aseveró.

En ese sentido señaló que Daniel Ortega en la última década ha generado un canal de relación, de consenso, de trabajo conjunto, de empatía con los organismos trasnacionales, con las empresas internacionales y también con el gobierno de Estados Unidos.

«Ha aplicado todas las políticas que ha sugerido el FMI, es decir ahí no ha habido ningún bloqueo coherente con el discurso que tiene en contra del imperialismo yankee, del gobierno enemigo de la humanidad», agregó.

También hubo referencias a ley canalera 840, y la resistencia que los movimientos sociales y campesinos han establecido desde entonces. Dicha ley establece la concesión de un megacanal interoceanico que atravesaría todo el país de este a oeste «sin ningún tipo de garantía, de protección al agua, a la tierra, a los bosques y mucho menos a las comunidades ancestrales que han sido desplazadas».

Y denunciaron que ese movimiento ha sido brutalmente reprimido, hay muchos campesionos asesinados, criminalizados, e incriminados.

Zoilamérica Narváez

El caso silenciado y olvidado por muchos de Zoilamérica Narváez, hija de la primera dama de Nicaragua, Rosario Murillo, e hijastra del presidente Daniel Ortega también estuvo en la charla. Cabe recordar que Zoilamérica acusó al mandatario en 1998 ante un tribunal de Managua de someterla a abusos sexuales y diversas agresiones físicas y psicológicas desde 1979, un caso que fue archivado por la Justicia y obligó al exilio de Narváez.

«Zoilamérica Narváez es un caso muy doloroso para la historia nicaragüense, sobre todo porque Daniel Ortega se presenta a sí mismo como un pedófilo y violador de su hijastra, y es el presidente de Nicaragua, eso nos da medida para imaginar cuál es la calidad moral de esta persona y que relación tiene con la defensa de los derechos humanos», señalaron.

Y agregaron «Zoliamérica tiene una historia super dura, sobre todo porque es hija de Rosario Murillo, que le dio la espalda, y de un pueblo que también le dio la espalda porque es machista y misógino».

«Un gobierno que reprime la protesta popular y la voz popular no es ni será nunca de izquierda»

Lilián Celiberti de Cotidano Mujer cerró la charla considerando que la acusación golpista, de operación de la CIA, del imperialismo penetrando, gobernando los países, «es una visión de irrespeto total por la soberanía popular y la capacidad y la autonomía de los movimientos sociales por si mismos (…) y esa visión no la queremos».

En ese sentido lamentó las pronunciaciones como las del Foro de San Pablo, y la izquierda política, de respaldo a Ortega, y reveló que algunas organizaciones sociales de Uruguay fueron invitadas al encuentro y no contestaron. «Ese silencio, ese no contestar, es ni siquiera sentarse a debatir a escuchar, porque hay una frontera», expresó y precisó «se llame como se llame un gobierno que reprime la protesta popular y la voz popular no es ni será nunca de izquierda, y esa es una frontera que no tienen ninguna otra explicación».

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