Un trámite bancario en Cuba: casi una epopeya
Realizar una simple gestión bancaria en Cuba puede significar todo un día perdido y, tal vez, volver a casa sin haberlo logrado. En un país como Cuba, la banca es casi un tabú y está fuertemente regulada, y sus trámites quedan enterrados en pilas de papeleos y burocracia.
A diferencia de otros países del mundo, ir a un banco en Cuba es una odisea. En un sistema bancario altamente controlado por el Estado.
No siempre funciona levantarse temprano para llegar primero a la cola, que suele volverse kilométrica a veces, porque los clientes pueden toparse ante el sorpresivo aviso de «señores clientes, la conexión se cayó y no podemos atenderlos». Muchos vuelven a sus casas habiendo perdido varias horas y sin poder realizar sus trámites bancarios.
Entrar a un banco en el pico de asistencia es como un mercado persa, según cuenta el cineasta y guionista cubano Juan Cremata para la BBC. Un bullicio casi insoportable creado por personas comentando tintes de cabello, problemas familiares, la telenovela de anoche o lo que trae el próximo «paquete» que recibirán (envíos de sus familiares del exterior).
A pesar de tener sistemas computacionales -algo obsoletos pero funcionales- las transacciones se realizan en libretas de papel, como eran los bancos en nuestro país varias décadas atrás. Una noticia como «señor, a su libreta no le queda espacio para anotar transacciones, así que tendrá que ir al banco emisor y pedir una nueva» enoja a cualquiera después de 2 horas de alboroto, algarabía y calor. 2 horas después, el usuario se va sin poder realizar el depósito o retiro que le urgía hacer, cuenta Cremata.
Los dólares son un problema
Para cambiar dólares por pesos cubanos en el Banco Nacional de Cuba, u otro de los 8 entes bancarios habilitados en la isla, es necesaria la presencia de 3 personas por parte del banco, aparte del cajero. La primera pone el sello, la segunda una firma y la tercera es testigo de la transacción. La cajera entrega el dinero al final. Por disposición estatal es necesario todo este trámite burocrático que toma suficientes minutos como para hacer perder la paciencia.
No siempre funciona levantarse temprano para llegar primero a la cola, que suele volverse kilométrica a veces, porque los clientes pueden toparse ante el sorpresivo aviso de «señores clientes, la conexión se cayó y no podemos atenderlos».
El Gobierno es más afín a los euros que a los dólares por obvias e históricas razones. En la calle mucha gente pide dinero ofreciendo dar paseos turísticos explicativos, o vender cuanto cachivache se les ocurra como recuerdo del viaje a la isla. Sin embargo nadie rechaza uno o varios dólares como propina o regalo, si se les ofrece.
Según Cremata, los bancos son un agravio para la ciudadanía, con mala atención, apatía y carencia de sensibilidad, y que no son instituciones al servicio de las usuarios con lo mejor posible. El fuerte control estatal hace que realizar transacciones bancarias haga a más de uno considerarlo dos veces y mejor guardar el dinero bajo el colchón, a la vieja usanza.
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