Nueva York prohíbe a los médicos extender recetas escritas a mano: deberán enviarlas de forma electrónica a las farmacias
¿Quién no se ha preguntado alguna vez si la caligrafía del médico no haría que le dieran a uno el medicamento equivocado? ¿O cuando menos se asombró de cómo hace el farmacéutico para entender galimatías escritas por el galeno?
Los neoyorquinos tampoco parecen ajenos al asunto y han decidido asumir el tema en cuestión, para lo cual directamente ha eliminado las recetas médicas en papel, y no solamente para evitar confusiones caligráficas, sino también para combatir la falsificación de órdenes.
Desde esta semana tantos los médicos como los odontólogos, deben cumplir con la nueva Ley de Seguimiento por Internet a las Prescripciones (llamada popularmente “I-Stop”) que busca reducir los errores de emisión de medicamentos, además de frenar el abuso de analgésicos y opiáceos.
La ley, es la más estricta de todos los Estados Unidos, y fue aprobada por los legisladores estatales hace ya cuatro años. Para el caso específico de las recetas, incluye multas, pérdidas de licencia médica y hasta penas de cárcel. La norma implica excepciones, como las situaciones de emergencias o circunstancias inusuales que el firmante de la receta deberá justificar. Sin embargo desde la cátedra se ha cuestionado la eficiencia de la nueva norma.
Luchando contra la falsificación de recetas
Para el Fiscal General, la preocupación por la falsificación y abuso de recetas, va mucho más allá que la eventualidad de un error de caligrafía. “La ley I-Stop es histórica porque cambia la forma en que nuestro estado está luchando contra el flagelo de la adicción a los opiáceos. Las recetas de papel se habían convertido en una forma de comercio criminal que se podían conseguir incluso con mayor facilidad que las propias sustancias controladas”, dijo en un comunicado hecho público el fiscal general Eric T. Schneiderman, que se congratuló de la puesta en marcha de la medida.
Las recetas electrónicas en absoluto son desconocidas en Nueva York y su empleo se ha incrementado significativamente en los últimos años. Consultas entre pacientes, médicos y farmacéuticos encontraron el desarrollo como positivo y útil.
Los médicos preguntan a sus pacientes a qué farmacias les conviene que envíen sus recetas. Si el remedio no está disponible en las farmacias seleccionadas, el médico cancela la orden por teléfono y emite una nueva para enviar a otro comercio del ramo.
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