Día Mundial de la Creatividad y la Innovación: a 15 años del inicio de un festejo de escaso reconocimiento
Fue en el año 2001, cuando la creativa publicitaria canadiense Marci Segal, promocionó una jornada para el estímulo global de nuestras capacidades, bajo el lema; “Admítelo, eres creativo”, una frase que se hizo popular en Norteamérica principalmente, pero que no ha logrado enraizar sólidamente aún en el resto de las naciones a sur de Río Bravo.
Si bien originalmente la intención de la creativa publicitaria era advertir sobre la necesidad de estimular la creatividad en la gente, lo cierto es que había un trasfondo que operó como activador del tema, particularmente en los medios del hemisferio norte: se criticaba fuertemente por aquellos días la falta de creatividad de los publicistas en Canadá. Una publicación local recogió esa falta de innovación que muchos señalaban, como razón de una campaña, para que la imaginación y lo innovador no se perdieran.
El máximo creativo e innovador hace también su aporte
“Así como el hierro se oxida por falta de uso, también la inactividad destruye el intelecto”, es una frase conocida de Leonardo da Vinci, para muchos el máximo creativo e innovador de la historia reciente de la Humanidad, y que viene siendo empleada por los promotores de la fecha como una de las síntesis más acabadas de su misión. Difundir la necesidad de explotar el mayor legado que todo humano ha recibido –su mente- ha sido desde 2001 una de las consideraciones motrices para el movimiento.
La Universidad británica de Central Lancashire, se ha identificado con el movimiento y apunta algunas de las actividades que pueden estimular la capacidad creativa de quien desee hacerlo: Escuchar música, ver videos cómicos o de fantasías y contar chistes, son actividades simples que estimulan básicamente la creatividad. Los videojuegos, son una forma moderna de estimulación cerebral, necesaria básicamente para desarrollar otras aptitudes. En la fase opuesta de la escala –pero no por ello menos efectiva- está el realizar una actividad sumamente aburrida: el desestímulo obligado al cerebro puede “encender” el lado creativo.
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