Justicia da el divorcio a un marido por “insaciable deseo sexual” de su esposa
Una jueza de la una Corte civil, de la ciudad india de Bombay, concedió el divorcio por sola voluntad a un hombre cuya esposa tenía “un insaciable deseo sexual” que no lograba cumplimentar.
El ahora divorciado, alegó ante el tribunal que su esposa lo conminaba a tener relaciones sexuales cada vez que volvía a su casa “sin importarle” que tuviera largas jornadas laborales, las que esgrimía como excusa sin que ello lo salvara de cumplir los deberes maritales.
El ex marido fue pródigo en detalles ante el tribunal –según publica la agencia hindú PTI- recordando que la mujer le pedía constantemente además prácticas indecorosas a su criterio, como sexo contra natura, además de “reclamar a voces ser satisfecha” pese al agotamiento que traía al volver del trabajo.
Como corolario, el acosado afirmó que estuvo internado en un hospital en octubre del año pasado, debido a una apendicits, pero igual la mujer lo obligó a hacerle el amor, en plena convalecencia. “Era muy insistente y terca, hasta agresiva”, dijo el hombre que reconoció no soportar más a la apasionada mujer.
El alegato de ella no existió ya que no se presentó ante el tribunal, por lo cual la jueza Laxmi Rao, dijo que ante la no comparecencia de la contraparte “el tribunal no tiene otra opción que aceptar la evidencia y conceder el divorcio”.
Uno de los más largos procesos para obtener la disolución matrimonial
La India se atiene todavía a normas judiciales de 1955 (la Ley de Matrimonio Hindú) para establecer condiciones de boda y también de divorcio, en un país donde en ese entonces divorciarse era una anomalía casi absoluta en la sociedad.
En este siglo la situación ha tendido a mejorar, pero todavía los motivos para obtener el divorcio son pocos y de características diferentes a Occidente. El abandono por más de dos años, la lepra, la conversión religiosa, la crueldad y el adulterio, son las fundamentales. El mutuo acuerdo exige al menos un año de separación previa, además de otros seis meses para reflexión, lo que puede llevar fácilmente la causal a tres años de expedientes y tramitación, según distintas fuentes.
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