Asesinato de Kennedy: «¡La cabeza del presidente ha estallado!», relatan testigos inéditos
"Se escuchó un ruido de petardo y luego alguien gritó '¡La cabeza del presidente ha estallado!': testigos relataron a la AFP cómo vivieron el asesinato del presidente John F. Kennedy en Dallas, a las 12H30 del viernes 22 de noviembre de 1963.
James Tague, un vendedor de autos que entonces tenía 27 años, ni siquiera había previsto presenciar la procesión presidencial cuando su coche quedó atrapado en el embotellamiento, cerca de Dealey Plaza y de Elm Street, en el momento en el que pasaba el Lincoln del presidente. Una bala perdida lo hirió ligeramente.
«Di algunos pasos, vi un coche con una bandera y recordé que Kennedy venía esa día a la ciudad. En ese momento oí como un ruido de petardo. Luego hubo una pausa, y después dos disparos, y algo me rozó la mejilla derecha. Un policía en moto se detuvo cerca del césped, dos personas le hablaban. Yo llegué en el momento en que un hombre decía sollozando: ‘Su cabeza ha estallado, su cabeza ha estallado’. ‘¿La cabeza de quién?’, preguntó el policía. ‘Del presidente'».
Pierce Allman, director de programas de la radio WFAA, de 29 años en aquel momento, había decidido ir a curiosear al cortejo del mandatario y la primera dama Jacqueline Kennedy.
«Estaba de pie frente al edificio del depósito de libros. Llega el cortejo, yo grito: ‘¡Bienvenido a Dallas, señor presidente!’ Jackie estaba más cerca mío. Llevaba aquel maravilloso vestido rosado, saludaba con la mano, JFK se tiraba para atrás un mechón de cabello».
«El vehículo tomó la curva de Elm Street y luego escuché un ‘bum’, un sonido muy fuerte, no el sonido seco de un arma de fuego. Pienso en un petardo y luego ‘bum’, un segundo disparo. Kennedy hace como si llevara sus manos al cuello, Jackie se pone a gritar y entonces, un tercer disparo. Kennedy se sobresalta y cae de lado».
«No había nada que hacer»
Hugh Aynesworth, entonces de 32 años, un periodista científico en el Dallas Morning News, estaba muy «contrariado» ese día por no poder cubrir la visita presidencial. Cerca del mediodía se dirigió a Dealey Plaza, decidido a participar por gusto propio porque «no todos los días se ve a un presidente».
«Estaba lleno de gente, las personas estaban entusiasmadas. Para la procesión. Jackie estaba radiante, JFK saludaba. De pronto oigo lo que me pareció el caño de escape de una moto, luego otros dos disparos, y ahí estuve seguro de que eran disparos. Veo que las personas se apretujan unas contra otras, algunas huyen, otras se tiran al suelo protegiendo a sus niños. Hay alaridos, llantos, la histeria se extiende en pocos segundos. El vehículo ya se aleja de mí».
Para Phyllis Hall, una enfermera quirúrgica del Hospital Parkland, de 28 años entonces, la pausa del almuerzo fue muy diferente ese mediodía. Estaba por salir a comer cuando recibió la noticia.
«La supervisora nos dice que hubo un accidente en el cortejo presidencial y que está llegando el coche que trasladaba al presidente. Las puertas se abren inmediatamente, reina el caos, hay gritos. Llega una camilla con el gobernador de Texas, John Connally, gravemente herido, luego la del presidente».
«Un hombre con un arma en la mano me dice ‘La necesitamos’. Cuando ingreso a la sala número 1 de urgencias, la señora Kennedy está de pie al lado de la camilla. En mi opinión, el presidente ya estaba muerto, tenía un color gris azulado, con un contorno azul oscuro alrededor de la boca. Busco los signos vitales, no encuentro ninguno».
«Llegan los médicos, hacen una traqueotomía, ponen tubos. No había nada que hacer. Más tarde un médico, neurocirujano, aparta el cabello, se ve que faltan partes del cerebro, algunas estaban sobre Jackie, sobre los Connally, sobre la camilla».
El paciente «N°24740, Kennedy, John F.», registrado a las 12H38, es declarado muerto a las 13H00″. AFP
Compartí tu opinión con toda la comunidad