La cúpula católica bendijo al usurpador

Ningún apoyo y fuertes condenas reciben en Latinoamérica al nuevo gobierno paraguayo

Rápido apoyo de popes católicos a Franco

El usurpador presidente paraguayo, Federico Franco, dijo este sábado en entrevista con AFP que intentará contactar a su destituido antecesor, Fernando Lugo, para que ayude a explicar lo que ocurrió en su país a los vecinos de la región, que se niegan a reconocer su mandato.

Lugo dio por tierra con los planes de Franco al afirmar en la acera de la calle Alberdi que “la comunidad internacional lee con objetividad y serenidad el proceso paraguayo, ya saben ustedes que los presidentes de Argentina, Brasil y Uruguay están retirando sus embajadores”.

El gobierno argentino resolvió retirar a su embajador en Paraguay, Rafael Romá, debido a «la ruptura del orden democrático», anunció la cancillería, haciendo referencia al proceso de destitución de Lugo, que duró un día. Uruguay y Brasil llamaron a consultas a sus representantes diplomáticos.

Al mismo tiempo, Estados Unidos, la Unión Europea o España, se limitaron a pedir calma al pueblo paraguayo y a tomar nota de los acontecimientos.

El proceso de destitución de Lugo duró un día: el jueves la Cámara de Diputados aprobó someterlo a juicio político y el viernes el Senado votó retirarlo de sus funciones, tras una audiencia en la que los abogados de Lugo tuvieron dos horas para presentar su alegato.

Es «inaceptable lo expedito del juicio político contra el presidente constitucional y democráticamente electo», señaló en un comunicado la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), ente autónomo de la Organización de Estados Americanos (OEA), al destacar que el procedimiento «afecta la vigencia del Estado de Derecho en Paraguay».

«Es una parodia de la justicia y un atropello al Estado de Derecho remover a un presidente en 24 horas, sin garantías para defenderse», estimó a la prensa en Washington el secretario ejecutivo de la CIDH, Santiago Canton.

La primera gran cita internacional a la que debe comparecer el nuevo gobierno es la cumbre que el Mercosur, bloque que integran Paraguay, Uruguay, Brasil y Argentina, celebrará en la ciudad argentina de Mendoza el jueves y el viernes.

El presidente Franco dijo este sábado no haber recibido una invitación «clara» del Mercosur, dando a entender que no asistirá. La anfitriona de la cita, la presidenta argentina Cristina Kirchner, sijo que «sin lugar a dudas hubo un golpe de Estado» en Paraguay, estimando que «reedita situaciones que creíamos absolutamente superadas en América del Sur».

El presidente uruguayo José Mujica se dijo «profundamente dolorido» por la destitución de Lugo, pero prefirió esperar el regreso de su canciller Luis Almagro, que se encontraba en Asunción, para fijar posición, dijo el portavoz Diego Cánepa al diario El Observador.

Brasil, en tanto, no reaccionó directamente a la destitución, aunque la presidenta Dilma Rousseff recordó que los protocolos de la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur) prevén sanciones si hay «ruptura de orden o ruptura democrática».

La Unasur, cuya presidencia pro témpore esta en poder de Paraguay, es un órgano político conformado además por Argentina, Bolivia, Colombia, Chile, Ecuador, Guyana, Perú, Surinam, Uruguay y Venezuela.

Pese a que Lugo -sustituido por el vicepresidente Federico Franco 13 meses antes de culminar su mandato por decisión del Congreso- acató el fallo de destitución, el presidente ecuatoriano Rafael Correa dijo la decisión de su gobierno «es no reconocer al nuevo gobierno paraguayo».

El presidente de Venezuela, Hugo Chávez, advirtió también que «no reconoce a este írrito, ilegal e ilegítimo gobierno», al igual que el boliviano Evo Morales, que avanzó que «no reconocerá un gobierno que no surja de las urnas y del mandato del pueblo».

México, en tanto, consideró que si bien el juicio político «se desarrolló siguiendo el procedimiento establecido en el texto constitucional paraguayo», «no otorgó al ex presidente Lugo los espacios y tiempos para la debida defensa», expresó la cancillería.

Juan Manuel Santos, presidente de Colombia, llamó a la «calma» y advirtió que «no se deben utilizar esos procedimientos legales para abusar en cierta forma del poder».

De su lado, el presidente peruano Ollanta Humala calificó la destitución de Lugo como «un revés al proceso democrático en la región», informó la agencia oficial Andina.

Costa Rica deploró la destitución de Lugo, «que muestra visos de golpe de Estado», señaló un comunicado que cita al canciller Enrique Castillo, y expresó la disposición de conceder a Lugo «o a algún miembro de su Gabinete, si tienen a bien formular una petición» de asilo.

El canciller chileno, Alfredo Moreno, afirmó que la destitución «no cumplió con los estándares mínimos del debido proceso y la legítima defensa» pero que la postura de Chile frente al nuevo presidente Federico Franco «será decidida en los próximos días».

Fuera de la región, Estados Unidos urgió «a todos los paraguayos a actuar pacíficamente, con calma y responsabilidad, en el espíritu de los principios democráticos paraguayos», señaló a la AFP una portavoz del Departamento de Estado, Darla Jordan.

España, por su parte, dijo defender «el pleno respeto a la institucionalidad democrática y el Estado de derecho y confía en que Paraguay, en el marco del respeto a su Constitución y a los compromisos internacionales, logre encauzar la actual crisis política, así como salvaguardar la convivencia pacífica del pueblo paraguayo».

La Unión Europea, a través de un comunicado de la comisaria de Relaciones Exteriores Catherine Ashton, dijo estar «siguiendo con preocupación los acontecimientos políticos en Paraguay» y llamó a «todos los partidos a respetar la voluntad política» del pueblo paraguayo.

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