La izquierda en La Bastilla: «Orgulloso de devolver la esperanza», se proclamó Hollande
«Estoy orgulloso de haber sido capaz de devolver la esperanza», «Europa nos mira, la austeridad no puede ser una fatalidad», declaró Hollande, quien derrotó en la segunda vuelta al mandatario saliente, el conservador Nicolas Sarkozy, con 51,8% los votos, según estimaciones de los institutos de sondeo.
«Los franceses acaban de elegir el cambio», agregó, en un discurso pronunciado en su bastión electoral de Tulle (centro), antes de ir a París, para participar en los festejos de sus partidarios en la Plaza de la Bastilla.
«Hoy, responsable del porvenir de nuestro país, mido también que Europa nos mira. En el momento en que el resultado fue proclamado, estoy seguro de que en no pocos países europeos se sintió un alivio, una esperanza, la idea de que por fin la austeridad no puede ser una fatalidad», declaró el presidente electo.
Hollande afirmó que será «el presidente de todos los franceses» y envió un «saludo republicano» a Sarkozy. Su adversario en la elección «dirigió Francia durante cinco años y por eso merece todo nuestro respeto», proclamó ante sus simpatizantes, que abuchearon el nombre del mandatario saliente.
Poco antes Sarkozy reconoció su derrota y afirmó que Hollande es el «nuevo presidente» del país; asumió asimismo «toda la responsabilidad de esta derrota» y deseó «buena suerte» a su sucesor.
La emblemática plaza de la Bastilla de París, en la que se espera que hable Hollande, estaba desde fines de la tarde colmada de gente de todas las edades, que agitaban banderas de Francia al grito de «Hollande presidente», «Hemos ganado».
Hollande se convertirá así en el segundo presidente socialista de la V República Francesa (fundada por el general Charles De Gaulle en 1958), después de François Mitterrand, jefe de Estado de 1981 a 1995.
Sarkozy, por su lado, pasa a engrosar la lista de víctimas políticas de la crisis europea, en la que figuran el socialista español José Luis Rodríguez Zapatero, el también socialista portugués José Socrates y el laborista británico Gordon Brown, a quienes los electores hicieron pagar en las urnas la política de austeridad.
A ellos se suman el italiano Silvio Berlusconi (derecha) y el socialista griego Giorgos Papandreu, forzados a dimitir bajo presión de la Unión Europea.
Todos esos giros fueron hacia la derecha o condujeron a la formación de gobiernos tecnócratas.
La campaña en Francia, segundo motor de la Eurozona después de Alemania, estuvo marcada por la crisis financiera, que castiga duramente a países como España, Grecia, Italia y Portugal, y por cuestiones como la inmigración y la seguridad en las fronteras, temas que provocaron recelo en algunos socios del bloque.
Sarkozy ha sido un presidente de una impopularidad sin precedentes durante su quinquenio en el poder y no pudo desprenderse de su etiqueta de «presidente de los ricos» en plena crisis económica.
La UE aguardaba con enorme interés el resultado de estas elecciones. Durante su mandato, Sarkozy y la canciller alemana Angela Merkel impulsaron un severo plan de ajuste para el bloque europeo.
Hollande sostiene que el rigor fiscal debe ir acompañado del estímulo de la economía y anunció que desea renegociar el pacto fiscal para incluir políticas que favorezcan el crecimiento.
En su programa se contempla aplicar más impuestos a los ciudadanos más ricos, hacer hincapié en la creación de empleo para los jóvenes y «unir» a los franceses en un gobierno de «justicia».
Poco antes de conocerse los resultados, uno de sus allegados, Jean-Marc Ayrault, actual presidente de la bancada socialista de diputados y citado a menudo como posible primer ministro del próximo gobierno, dijo que Hollande podría comunicarse con Angela Merkel la misma noche del domingo.
El ministro alemán de Relaciones Exteriores, Guido Westerwelle, calificó de «acontecimiento histórico» la victoria de Hollande, en ocasión de una corta visita a la embajada francesa en Berlín.
«Trabajaremos juntos sobre un pacto de crecimiento», dijo.
El presidente de la Comisión Europea, José Manuel Barroso, felicitó «calurosamente» a Hollande y aseguró que cuenta con él para relanzar la economía, en un comunicado divulgado este domingo.
El proyecto de Hollande tiene cada vez más ecos en Europa. Las declaraciones de dirigentes europeos sobre la necesidad de fomentar el crecimiento para superar la crisis se multiplicaron en las útimas semanas.
Unos 45 millones de electores franceses eran convocados a las urnas para esta elección. Entre 80% y 82% de ellos participaron en los comicios.
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