Estatización de YPF en Argentina deja a Brasil en una dura encrucijada de intereses y vínculos
La estatización de YPF en Argentina, controlada por la petrolera española Repsol, pone ante una encrucijada a Brasil, socio comercial de argentinos y europeos que no quiere perder inversionistas, y a su gigante Petrobras, invitada a aumentar la participación en el vecino país.
Este viernes, cuatro días después de la estatización, el interventor de YPF y ministro de Planificación argentino, Julio De Vido, propuso a Brasil que su petrolera estatal Petrobras aumente la producción y las inversiones en Argentina.
Argentina es el tercer socio comercial de Brasil, que tiene una inmensa presencia de empresas en ese país, y Petrobras es la tercera productora y refinadora de petróleo en suelo argentino.
«Brasil está en una situación muy delicada. No puede apoyar abiertamente a Argentina porque (la estatización) fue una medida dramática que creó mucha inseguridad jurídica que lo afecta como socio del Mercosur, y tampoco oponerse porque Argentina es un socio y un vecino muy importante», dijo a la AFP el director de la Asociación de Comercio Exterior de Brasil, José Augusto de Castro.
Brasil ha guardado silencio ante la estatización de YPF a pesar de que puede ser uno de los más afectados, tal como lo ha hecho en relación a las recientes barreras comerciales argentinas.
Sobre Repsol «no deseo manifestarme, es una cuestión interna de Argentina», se limitó a decir el martes el ministro de Energía brasileño, Edison Lobao.
Y este viernes, ante el reclamo de más inversión de De Vido -que espera que Petrobras aumente de 8% a 15% su participación en la producción petrolera en Argentina- Lobao puso sobre la mesa una cruda realidad: la cartera de inversiones de Petrobras está comprometida con la explotación del «pre-sal», los gigantescos yacimientos descubiertos frente a la costa brasileña.
La provincia argentina de Neuquén canceló a inicios de abril una concesión de explotación petrolera de Petrobras, alegando falta de inversiones, como ocurrió con Repsol antes de la expropiación.
«Creo que Petrobras y cualquier inversionista internacional se lo va a pensar mucho antes de seguir invirtiendo en Argentina», reaccionó el viernes el embajador de España en Brasilia, Manuel de la Cámara, para quien Brasil tiene una ventaja que sacar de la situación: muchos europeos pueden cancelar sus compras a Argentina, abriendo camino a exportaciones brasileñas.
Delicado equilibrio
«Existe aprehensión» de que medidas como la de Repsol se repitan con otras empresas, estimó el jefe de los exportadores brasileños, para quien, no obstante, seguramente Argentina no piense en enfrentarse a Brasil. «Argentina sabe que si pelea con el mundo se queda sin aliados», dijo.
Para el director del Centro Brasileño de Infraestructura, Adriano Pires, «Petrobras no podrá apoyar tanto a Argentina como ésta pretende», porque sus inversiones ya están comprometidas con el pre-sal y porque la expropiación «despertó la oposición de todo el mundo y si Petrobras asumiera esas inversiones, entraría en una pelea diplomática que no le interesa».
«Para Petrobras -cuarta petrolera mundial- hay poco interés en su presencia en Argentina. No es un mercado que incentive la inversión porque mantiene precios congelados», dijo Pires a la AFP.
Por su parte, Alberto Pfeifer, especialista del grupo de Análisis de Coyuntura Internacional de la Universidad de Sao Paulo, dijo a la AFP que «el gobierno brasileño tendrá la habilidad de no decepcionar a Argentina» pero también «de no pasar por oportunista frente a España».
Pfeifer advirtió que la estatización afecta «la credibilidad que el Mercosur tardó 20 años en construir: de que es un buen lugar para invertir», y recordó que Brasil adoptó recientemente medidas de protección de su mercado que despertaron críticas internacionales.
La jefa de la misión europea en Brasilia, Ana Paula Zacarias, alertó por su lado sobre los efectos negativos que la expropiación de YPF puede tener en las negociaciones del acuerdo de libre comercio entre el Mercosur y Europa, reanudadas en 2010.
En América Latina, Chile, Perú y México también alertaron de las eventuales consecuencias de la decisión argentina sobre las inversiones regionales.
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