Obama y Dilma reunidos

Brasil aprovecha el vacío dejado por EEUU en América Latina

Brasil

Brasil ha aprovechado en los últimos años el vacío dejado por Estados Unidos en Latinoamérica y afianzado su liderazgo a través de un aumento del comercio y del financiamiento de infraestructura para la integración física de la región, aseguran expertos.

El presidente estadounidense Barack Obama recibirá este lunes en la Casa Blanca a Dilma Rousseff, presidenta de la sexta economía mundial y miembro del bloque BRICS de potencias emergentes. Ambos volverán a encontrarse al final de la semana en Cartagena, Colombia, en el marco de la cumbre de las Américas.

Rousseff, que ya recibió a Obama en Brasil hace poco más de un año, posee una agenda menos ideológica con Estados Unidos que la de su predecesor Luis Inacio Lula da Silva, y Washington comienza a reconocer su peso en la región, que antes consideraba como su «patio trasero», aseguran analistas.

Desde que el ex presidente Fernando Henrique Cardoso convocó en el año 2000 la primera cumbre sudamericana, Brasil, que representa la mitad de Sudamérica en PIB y en población, se ha empeñado en financiar grandes obras de infraestructura como una ruta que une el sur de la Amazonia con puertos peruanos en el Pacífico.

«La interconexión de los países sudamericanos, la integración del comercio, de la inversión, de la infraestructura, es el asunto más serio» de la agenda regional de Brasil, dijo a la AFP Luiz Felipe Lampreia, ex canciller brasileño.

En menos de 10 años, el Banco Nacional de Desarrollo Social de Brasil (BNDS, estatal) ha aumentado en más de siete veces sus préstamos regionales para obras de infraestructura.

La integración física del continente es también uno de los principales temas de la agenda oficial de la cumbre de las Américas.

Al igual que los brasileños, los chinos han aprovechado el olvido estadounidense de la región para financiar proyectos de exploración petroleros y de minería en Brasil, Colombia y Perú y una ferrovía en Colombia para unir el Caribe y el Pacífico, entre otros.

Para la mayoría de los países latinoamericanos, el mayor socio comercial ya no es Estados Unidos sino Brasil o China. Es el caso del propio Brasil, que tiene en China a su primer socio comercial e inversor extranjero.

«Hay una competencia de Brasil con Estados Unidos por el liderazgo regional, mientras China no aspira a liderar, pero sí a ejercer una influencia en Latinoamérica a través del comercio, la exportación y el financiamiento de infraestructura», dijo a la AFP el profesor David Fleischer, de la Universidad de Brasilia.

Estados Unidos se topa también con un mayor grado de autonomía de la región, plasmado en la creación de organismos como la Unión de Naciones Suramericanas (UNASUR) o la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC), que dejan fuera a Washington.

«El peso de Estados Unidos disminuyó mucho en la región; están desconcertados frente a una Latinoamérica más asertiva, más autónoma, con más confianza en sí misma y con más socios como China», afirmó Mauricio Santoro, experto en relaciones internacionales de la Fundación Getulio Vargas.

«Brasil es el país que ha llenado ese vacío, sobre todo en Sudamérica», añadió.

Ambos países prosiguen la política de relaciones cordiales pero algo distantes del gobierno de Luiz Inacio Lula da Silva (2003-2010), aunque Rousseff «es menos ideológica, más pragmática», dijo a la AFP Rubens Barbosa, ex embajador brasileño en Washington.

Obama, por su lado, ha comenzado a diferenciar a Brasil y a considerarlo como su interlocutor en Sudamérica.

«La única diferencia en política exterior en Estados Unidos (con la región) es que comenzaron a diferenciar a Brasil. Brasil es más escuchado, y podría pasar a ser un gran proveedor de petróleo de Estados Unidos» tras sus recientes descubrimientos de grandes yacimientos de crudo en aguas ultraprofundas, añadió Barbosa.

Obama y Rousseff quizás discutan la anulación de un contrato para la compra de 20 aviones de ataque brasileños Super Tucano por parte de la Fuerza Aérea estadounidense, que irritó a Brasil y podría afectar su decisión a la hora de optar entre las ofertas de Estados Unidos, Francia o Suecia para la compra de 36 aviones caza.

Rousseff también busca abrir las puertas de las mejores universidades estadounidenses a más brasileños, y visitará el martes la Universidad de Harvard y el Massachusetts Institute of Technology (MIT) en Boston, para impulsar su programa «Ciencia sin fronteras», que apuesta a formar a más de 100.000 brasileños en el exterior en los próximos cuatro años.

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