El iraquí que llevó su país a la guerra dijo sentirse orgulloso
Al-Janabi ratificó sus dichos anteriores al diario The Guardian, donde relataba como había huído a Alemania en 1999 y aduciendo ser ingeniero químico (aunque en realidad no se había recibido), buscó las líneas para llevar a los servicios secretos alemanes, “información decisiva”, que afirmaba tener en su poder.
El servicio secreto alemán –la BND- le dio un nombre de guerra Curveball, aunque desconfiaba y mucho de la consistencia de sus afirmaciones.
Pero cuando las compartieron con el Pentágono, esto vino como anillo al dedo a los planes del presidente Bush y el vicepresidente Cheney, que buscaban una excusa para declarar la guerra a Saddam. “En realidad les conté lo que querían oir” dijo Al-Janabi en el programa.
Las armas de Hussein
Reconociendo que él fabricó la versión de que Saddam Hussein tenía armas de destrucción masiva, Al-Janabi no se muestra en absoluto arrepentido de lo hecho.
“Mi propósito inicial era derrocar al tirano de Irak, porque cuanto más tiempo conservara el poder más iba a sufrir el pueblo iraquí la opresión del régimen”, dijo ante las cámaras.
Consultado sobre los nueve años de guerra iniciados a partir de la excusa que les dio a los gobernantes norteamericanos, con un costo de 100.000 vidas y cuatro millones de emigrados, el iraquí afirmó: “mis hijos y yo estamos orgullosos de esto y de haber sido la razón que dio a Irak una imagen de democracia”.
El programa recordó que Colin Powell presentó las fantasías de Curveball al Consejo de Seguridad de la ONU como “conclusiones con base en sólidos datos de inteligencia”.
El coronel Lawrence Wilkerson, ex jefe de gabinete de Powell, dijo que el vicepresidente Cheney enganó al general Powell “para vender la guerra de Irak al pueblo de los Estados Unidos”.
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