España anuncia un presupuesto de gran rigor y promete a Europa ser «fiable»
Un día después de una huelga general que sacó a las calles a cientos de miles de manifestantes, el gobierno español presentó este viernes los presupuestos más austeros de la historia del país, con un ajuste de 27.300 millones de euros, y prometió a Europa ser «fiable en 2012″.
Estamos en «una situación crítica a la que tenemos que responder con los presupuestos más austeros de nuestra democracia», afirmó el ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, al término del Consejo de Ministros.
La misión del gobierno español es clara: reducir en doce meses el déficit público de 8,51% a 5,3% del PIB.
«Hacer fiable ese objetivo, es una condición ineludible para el gobierno y lo que da sentido al conjunto de las medidas tanto de ingreso como de gasto público», agregó, en un mensaje claramente dirigido a sus socios europeos, que no dejan de expresar su preocupación.
«España está en una muy difícil situación», había afirmado horas antes el comisario europeo de Asuntos Económicos, Olli Rehn, en una reunión de ministros de Finanzas en Copenhague que debía examinar con lupa los números presentados por Madrid.
El banco estadounidense Citi había sido más virulento el miércoles, afirmando que «España probablemente deba, en nuestra opinión, entrar en algún tipo de programa troika (una ayuda de la UE, el BCE y el FMI, ndlr) durante 2012″.
Decidido a tranquilizar a Europa, el ministro español de Economía, Luis de Guindos, aseguró a la prensa en Copenhague que gracias a las medidas de su gobierno, en el poder desde diciembre, «España va a dejar de ser un problema».
«Este país va a cumplir», reiteró en Madrid la vicepresidenta del gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría. «Cumplir el 5,3% de déficit es ‘sí o sí’, no hay otras opciones, España tiene palabra y se va a cumplir», insistió.
«Nuestra primera obligación es volver a encontrar unas cuentas públicas saneadas pero no a cualquier precio», afirmó, precisando que el gobierno quiere «apoyar a aquellos que más lo necesitan y no paralizar el crecimiento y la creación de empleo», en un país golpeado por un desempleo récord de 22,85%.
Así, se tomó «la decisión de mantener la actualización de las pensiones, conservar el sueldo de los funcionarios, pero no rebajarlo, y mantener las prestaciones por desempleo», explicó.
Del mismo modo, «no va a subir el impuesto sobre el valor añadido, para no perjudicar el consumo y la recuperación económica, pero sí el impuesto de sociedades a las grandes empresas», precisó.
Apretarse el cinturón
En total, España hará un ajuste de 27.300 millones de euros, entre recortes presupuestarios y aumentos de impuestos, explicó Montoro.
Los presupuestos de los ministerios serán reducidos un 16,9% de media lo que permitirá, junto a otras medidas, ahorrar 17.800 millones de euros.
Y al incremento del impuesto sobre la renta anunciado en diciembre se sumarán otras medidas tributarias, en especial la eliminación de deducciones en el impuesto de sociedades.
La mayoría de los analistas coincidían sin embargo en la necesidad de que España ajustase sus cuentas en unos 50.000 millones de euros, teniendo en cuenta la recesión que este año debería hacer caer el PIB un 1,7%.
El resto del esfuerzo tendrá así que provenir sobre todo de las regiones y los municipios, cuya salud es muy frágil desde el estallido de la burbuja inmobiliaria en 2008.
Pero esto suscita las dudas de muchos economistas, que temen que España vuelva a incumplir su objetivo de déficit este año tras registrar un 8,5% del PIB en 2011 cuando se había comprometido al 6%.
«Es muy difícil, se ha demostrado en todos los países, recortar el déficit público en medio de una recesión porque la propia recesión te hace bajar los impuestos y aumentar el gasto de prestación por desempleo», explica José Carlos Díez, economista de la sociedad Intermoney.
«Por lo tanto, estás remando en contra del agua. Tienes una capacidad para remar, pero al final te agotas», concluye, asegurando que «España necesita tiempo, pero no parece que Bruselas vaya a dárselo».
Mientras tanto, al ritmo de los recortes sigue creciendo el descontento social. Unas 800.000 personas, según el ministerio del Interior, se manifestaron el jueves en toda España contra la austeridad.
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