"Reconciliación"

Benedicto XVI tiene en La Habana la jornada más política de su visita a Cuba y posible encuentro con Fidel Castro y Chávez

Benedicto XVI, La Habana

El avión del pontífice aterrizó al mediodía (17H00 GMT) en el aeropuerto José Martí de la capital cubana, luego de un vuelo de casi una hora desde Santiago de Cuba, al otro extremo de la isla, y fue recibido por el cardenal Jaime Ortega y la jefa del Partido Comunista (único) en la capital, Mercedes López.

El pontífice visitó el martes en la mañana el Santuario de Nuestra Señora de la Caridad en El Cobre, a 30 km de Santiago, donde suplicó a la patrona de Cuba por los cubanos «privados de libertad» y rogó para que este país avance «por caminos de renovación y esperanza».

También oró por el vecino pueblo de Haití, que todavía sufre padecimientos por el terremoto de hace dos años, antes de partir hacia la capital.

En el Palacio de la Revolución, centro del poder comunista, lo espera al final de la tarde Raúl Castro, con quien debe abordar el estado de las relaciones entre el gobierno y una Iglesia convertida en interlocutor político privilegiado y muy activa en el terreno social, 14 años después de la histórica visita de Juan Pablo II.

Raúl Castro estuvo presente en primera fila en la misa campal de Santiago de Cuba el lunes.

Pero la expectativa está puesta sobre un posible y breve encuentro entre Joseph Ratzinger y el padre de la revolución cubana, Fidel Castro, de 85 años, retirado del poder desde 2006. Aunque el portavoz del Vaticano, Federico Lombardi, advirtió prudentemente el martes en la noche que «no se sabe si sí, ni dónde» podría tener lugar, la reunión parece probable.

Ex alumno de los jesuitas, Fidel Castro, que ha expresado su admiración por Juan Pablo II, manifestó su deseo de reunirse con Benedicto XVI y el Vaticano manifestó la disponibilidad del pontífice.

Como prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, de 1981 a 2005, Joseph Ratzinger combatió a la «Teología de la liberación», que proclamó «la opción preferencial por los pobres» y fue acusada de estar influenciada por el marxismo. Algunos sacerdotes y muchos laicos apoyaron e incluso se integraron en la segunda mitad del siglo pasado a las guerrillas izquierdistas aliadas de La Habana.

Durante su conferencia de prensa en el avión que le condujo del Vaticano a México, el papa alemán dijo que Juan Pablo II «estaba en la misma línea, y aún más, rechazando los medios violentos y el marxismo». Tenía un «antimarxismo visceral», precisó.

Las especulaciones también crecen sobre la posible presencia en esa cita del muy creyente presidente venezolano, Hugo Chávez, quien se trata de un cáncer en estos días en Cuba. Sin embargo, ninguna solicitud de audiencia ha sido formulada a la delegación del Papa, según el portavoz del Vaticano.

Aunque no hay ninguna reunión prevista entre el pontífice y la disidencia, su presencia en la isla eleva la temperatura en la oposición, y la Iglesia tomó distancia de las protestas más fuertes.

Según un grupo de oposición, unos 150 activistas opositores han sido arrestados de manera preventiva en los últimos días para impedir que se manifiesten durante la visita del Papa, y los teléfonos de muchos disidentes «han sido desconectados».

«Como parte de las medidas represivas adoptadas por el régimen, varios centenares de teléfonos fijos y celulares de disidentes, periodistas independientes, bloggers y otros activistas de la sociedad civil han sido desconectados», denunció este martes la ilegal Comisión Cubana de Derechos Humanos, que encabeza el disidente Elizardo Sánchez.

Desde Miami, dos flotillas de exiliados cubanos anticastristas tienen previsto cruzar este martes el Estrecho de Florida para acercarse a unos 20 km de las costas cubanas, al momento en que el Papa se entreviste con Raúl Castro, dijo a la AFP Ramón Saúl Sánchez, presidente del Movimiento Democracia en Miami.

«Reconciliación»

La prudencia de Benedicto XVI, la ausencia de un llamado explícito por los presos políticos o por la libertad, son lamentadas por algunos de los disidentes.

El lunes, en la plaza de la Revolución de Santiago de Cuba, al inicio de la misa, un hombre vociferó «abajo el comunismo, abajo la dictadura», antes de ser retirado por policías de civil. La muchedumbre, con recogimiento, pareció desaprobar ese grito que interrumpió el oficio religioso.

El fin de la visita es la «reconciliación», insistió este martes el portavoz del Vaticano.

Asimismo, en el Palacio de la Revolución, está previsto un encuentro entre el secretario de Estado (número dos) del Vaticano, el cardenal Tarcisio Bertone, acompañado de su «ministro de relaciones exteriores», monseñor Dominique Mamberti, y el vicepresidente cubano, José Ramón Machado Ventura.

Los temas candentes -presos políticos, levantamiento del embargo norteamericano contra Cuba, mayores derechos para los católicos en campos como la enseñanza- deben ser abordados en esta ocasión. AFP

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