«Infierno» destinado a mafioso uruguayo, lo sufrió lavacoches español condenado a 14 años de cárcel por narcotráfico
Óscar Sánchez, un lavacoches español que la justicia italiana absolvió el miércoles tras condenarlo por narcotráfico al confundirlo con un mafioso uruguayo, regresó el jueves a Barcelona donde aseguró haber vivido un «infierno» durante los dos años que pasó en prisión.
«Al final se demostró mi inocencia porque yo no he hecho nada malo», declaró Sánchez a los periodistas a su llegada al aeropuerto barcelonés, donde fue recibido por una veintena de familiares y amigos de Montgat, el suburbio de Barcelona donde trabaja como lavacoches.
Visiblemente emocionado, explicó que su paso por la cárcel napolitana fue «un infierno», donde había sido víctima de «quemaduras, patadas en el pecho, golpes con las puertas de los armarios y mientras comía» por parte de otros reclusos.
Tras ser condenado en 2010 a 14 años de cárcel por narcotráfico, Sánchez inició un largo recurso y fue absuelto el miércoles por el Tribunal de Apelación de Nápoles por estimar que no cometió los hechos que se le imputaban.
Hasta entonces pasó 626 días en una cárcel italiana porque «mientras duró el proceso de recurso estuvo cumpliendo condena», explicó a la AFP una portavoz del ministerio español de Asuntos Exteriores, asegurando que las autoridades españolas «siguieron muy de cerca desde el principio este caso».
«El propio cónsul (de España en Nápoles) estuvo presente en la vista con la familia» el miércoles, precisó.
Según la prensa española, la defensa de Sánchez siempre sostuvo que el lavacoches había sido víctima de una usurpación de identidad por parte del mafioso uruguayo Marcelo Roberto Marín, que habría utilizado su documento de identidad para hacer trámites como contratar líneas telefónicas o reservar habitaciones de hotel.
Sánchez aseguró en un principio haber perdido dicho documento, aunque según algunos medios españoles lo habría vendido, información que la portavoz de la cancillería no estuvo en medida de confirmar.
Esperando su regreso, el túnel de lavado de automóviles donde trabajaba le mantuvo el puesto para que pueda retomarlo cuando se sienta en condiciones y la localidad costera de Montgat preparó una fiesta «por todo lo alto» para recibir a su vecino, acusado de mafioso y ahora célebre.
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