Cría urbana de pollos «libres de jaulas» se expande por todo Estados Unidos
Según la organización de defensa de los derechos animales Farm Sanctuary, casi 10.000 millones de pollos y alrededor de 250 millones de pavos nacen anualmente en el país.
Las condiciones de la mayoría de las granjas industriales son atroces, ya que allí se hacinan miles de aves en corrales donde apenas pueden moverse, indican los activistas en Atlanta, capital del sudoriental estado de Georgia.
Muchos consumidores optan ahora por los huevos orgánicos, certificados como «libres de jaulas», pero por lo general estos cuestan entre dos y tres veces más que los comunes, y tampoco es fácil encontrarlos en todos los supermercados. ¿La alternativa? Críe sus propias gallinas.
Por ejemplo, el Proyecto de Huertos Comunitarios de Oakhurst (OCGP, por sus siglas en inglés), realizó su cuarto Simposio de Pollitos en la Ciudad en Decatour, también en Georgia. Unos 50 participantes se dieron cita en talleres a lo largo de un día entero.
El propósito de estos encuentros anuales es enseñar a los habitantes urbanos los conceptos básicos para criar pollos en sus patios traseros, en un país donde, salvo el caso de las grandes metrópolis, proliferan ciudades con reducidos cascos centrales y extensos barrios y suburbios residenciales de viviendas unifamiliares.
Las clases versan sobre temas como la naturaleza simbiótica de los pollos, las distintas variedades, la construcción de gallineros y las medidas contra predadores, con qué alimentar a sus aves, cómo criarlas, primeros auxilios y nociones de salud en general, y cómo instalar corrales comunitarios.
OCGP imparte todo el año el curso «Los pollos son fáciles». A menudo los cupos se agotan.
El coordinador del programa en OCGP, Andrea Zoppo, también participa en un grupo del portal digital Yahoo, que permite el debate en Internet y que funciona como apoyo para la cría de estas aves.
Aunque no hay una organización nacional que reúna a los criadores urbanos de pollos, muchas comunidades han recurrido a herramientas de Internet para apoyar sus emprendimientos avícolas.
Andy Schneider, un portavoz nacional del movimiento que promueve la cría urbana y que es conocido como «El señor de los pollos» (en alusión a la película «El señor de los caballos», dirigida y protagonizada en 1998 por Robert Redford), dijo que utilizó el sitio web Meetup.com para organizar reuniones comunitarias.
Schneider vive actualmente en la localidad georgiana de Ideal y en abril de 2008 inició en Meetup el grupo sobre cría en patios traseros de Atlanta, que ya tiene unos 1.700 miembros, señaló.
Zoppo explicó la simbiosis de «un pollo en su espacio».
«Primero, (los pollos) fertilizan el suelo, al generar compost (abono orgánico). Su excremento es un maravilloso aditivo de jardín. También alejan las pestes, porque comen insectos», señaló.
«Levantarse por la mañana y hacer que los niños recolecten los huevos del gallinero es una tarea maravillosa para encomendarles», dijo. «Es de aquí de donde viene su desayuno».
Otras ciudades que experimentan un auge en la cría de pollos son Austin, Chicago, Nueva York, Portland y San Francisco, según Schneider.
Pollos en grandes ciudades
Austin y Dallas, ambas en el sureño estado de Texas, ofrecen recorridos por gallineros, en los que la gente viaja especialmente para ver cómo crían aves otras personas, dijo Zoppo.
Schneider nunca se propuso convertirse en «El señor de los pollos». Insiste en que en realidad no se comunica con ellos, y en que fueron los medios de comunicación los que lo bautizaron así.
«Mi esposa y yo teníamos pollos mucho antes de que esto se pusiera de moda, en Johns Creek (Georgia). Se convirtió en un negocio de tiempo parcial, para vender algunos pollos», explicó.
Ahora él tiene un programa diario de radio que se transmite por Internet de 12:00 a 14:00 horas, y que versa en su totalidad sobre sostenibilidad y avicultura en patios traseros.
También se desempeña como portavoz nacional del Programa de Bioseguridad para Aves del Departamento de Agricultura de Estados Unidos. Y en septiembre de 2011 presentó el libro «The Chicken Whisperer’s Guide to Keeping Chickens» («Guía del Señor de los Pollos para la cría de pollos»).
Schneider cree que hay un renovado interés en esta actividad. «A menudo lo llamamos movimiento. En Estados Unidos nadie está a más de una o dos generaciones de obtener sus alimentos de su propio jardín», destacó.
«Es por eso que las grandes ciudades todavía permiten tener pollos», agregó.
Por lo general, las grandes ciudades y áreas rurales permiten a sus habitantes criar una pequeña cantidad de aves. Sin embargo, algunos de los suburbios que han florecido en las últimas décadas aprobaron leyes que prohíben o dificultan la cría de pollos.
Por esto, Schneider trabaja con activistas comunitarios en ciudades de todo el país para cambiar las leyes en este sentido. Para Zoppo, el renovado interés del público urbano en esta actividad tiene que ver con la economía y el ambiente, y con saber de dónde viene lo que se come.
Según el Worldwatch Institute, esto también evita el uso de energía y las emisiones de carbono que se asocian con el transporte de alimentos a larga distancia.
Las granjas industriales también tienen serios impactos sobre la salud humana, y pueden contaminar el aire y el agua del lugar.
Un informe de 2008 realizado por la Oficina de Rendición de Cuentas del Gobierno de Estados Unidos señaló que las grandes operaciones vinculadas a la cría de aves y otros animales podía producir más de 1,6 millones de toneladas de desechos animales al año.
Detalló que cada granja generaba anualmente más residuos que las poblaciones de algunas ciudades estadounidenses.
La avicultura a gran escala «realmente no está funcionando. Hay muchos temores alimentarios. La gente compra huevos que no tienen sabor. Cuando uno cría sus propias gallinas, éstas comen los insectos y las cosas que tienen que comer, (y entonces los huevos) tienen sabor», dijo Zoppo. IPS
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