El gobierno decidió cerrar por ley todos los casinos del país
A partir de ese mes, 24 casinos fueron cerrando paulatinamente sus puertas en tanto comprendieron que su cierre forzado sería sino inminente, al menos a corto plazo.
Ahora, los últimos cinco casinos que permanecían abiertos, todos ubicados en hoteles de cinco estrellas, han sido conminados a cerrar sus puertas en un plazo máximo de seis meses.
Aunque popularmente hay aceptación por acabar con los estragos que causaba el juego en la población ecuatoriana, existe preocupación de la Asociación de Casinos y Bingos, que defiende a unas 3.200 personas que se quedan sin trabajo, en un mercado laboral por lo menos, difícil.
Deterioro moral
El reclamo no ha sido obstáculo para que el presidente Correa siguiera adelante con su plan de clausuras “porque las salas de juego deterioran moralmente a la sociedad, generan deudas ilegales, evaden impuestos y son usadas para lavar dinero”, afirmó.
El Estado pierde a partir de la medida unos 15 millones de dólares de ingresos impositivos, algo que está dispuesto a sacrificar a cambio de mejorar el nivel “moral” –y la sanidad financiera- de los ecuatorianos.
Los casinos han pedido una prórroga para salvar un negocio en el que afirma han invertido decenas de millones de dólares, pero el gobierno les ordenó que el sábado, todos deben estar cerrados.
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